jueves, 24 de diciembre de 2009

Terrorismo islámico: la infiltración que no cesa.


Soldados musulmanes en el U.S. Army



Eduard Yitzhak

"Sobre los soldados musulmanes en occidente"

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de España tiene localizado y controlado a una decena de ex soldados españoles musulmanes integrados en la Yihad Islámica, según confirmaron al periódico La Razón fuentes militares españolas el 24 de noviembre de 2008.
Las investigaciones del departamento que dirigía en esas fechas Alberto Saiz no sólo llevaron a detectar a este grupo de ex miembros de las Fuerzas Armadas retornados al Islam o “reconvertidos” al islamismo radical militante, sino que informaron sobre las actividades que realiza una pequeña parte de los soldados musulmanes integrados en el Ejército.
En las unidades con una mayor presencia de soldados que profesan esta religión se han constituido vigilantes por parte de los islamistas que discretamente velan porque sus correligionarios cumplan los preceptos islámicos en cuanto a comida y bebida, pese a que en las unidades con un porcentaje mayor de musulmanes hay desde hace tiempo menús específicos para ellos, de modo que puedan compaginar su servicio en el Ejército con profesar su fe.
La Policía Nacional española detuvo el 17 de febrero de 2009 en Granada al militar español Christian P.R.C., 23 años de edad y nacido en Granada, y a María Choubina, de 23 años de edad y nacida en Lenin-grado (Rusia), pareja sentimental y ambos practicantes devotos del Islam, por la edición y difusión a través de Internet de vídeos de contenido yihadista en los que invocaban a la comisión de atentados islámicos en España. [3]
Las investigaciones que dieron lugar a la "Operación Nazarí" se remontan a junio de 2008, cuando se detectaron varios vídeos en internet en los que se exaltaba la figura del muyahidín y se realizaba un llamamiento explícito a la comisión de atentados islamistas en España, y más concretamente en la ciudad de Granada, cuyo objetivo es la reislamización de la península ibérica, el Al-Andalus.

El jueves 5 de noviembre de 2009 el psiquiatra militar, el mayor Nidal Malik Hasan, de origen árabe-palestino, fiel devoto y ferviente creyente del Islam de 39 años de edad tiroteó contra soldados y civiles en el cuartel Fort Hood, en el estado norteamericano de Texas.
Según testigos presenciales, Nidal Malik Hasan actuó metódicamente y se dio tiempo para rematar a soldados a quienes sólo había herido en la primera refriega. Oficiales (sic) dijeron que cuando el psiquiatra militar musulmán entró en el edificio donde ocurrió el ataque, portaba dos pistolas no reglamentarias de las fuerzas armadas. Pero cuando se paró en un escritorio y comenzó a gritar “Alá Akbar” [Alá es grande], el mayor sólo llevaba un revólver (sic) belga semiautomático (¡sic!) con un cartucho (¡¡sic!!) con capacidad extendida a 20 balas. Esto significa que tuvo la oportunidad de recargar al menos cinco veces y poder asesinar a 12 militares y 1 civil y dejar heridos a otras 28 personas antes de ser sometido por dos policías.
Hasan está hospitalizado después de recibir al menos cuatro disparos de los agentes que lo detuvieron. Hasan había distribuido coranes y su tarjeta, llamando a los no musulmanes a convertirse al Islam antes de su Yihad.

El atacante asistió la mezquíta Dar al-Hijrah en Great Falls, Virginia, en el 2001, al mismo tiempo que dos de los terroristas del 11 de septiembre, el Sunday Telegraph ha investigado que el funeral de su madre, se celebró allí en mayo de ese año.
Fieles muy devotos y creyentes muy fervientes del Islam han causado más de 3.308 asesinatos en 65 ataques islamoterroristas en territorio norteamericano.
La reacción de la comunidad musulmana del mayor Hassan ha sido la de culpar a los mandos del ejército por la masacre yihadista. La inteligencia militar norteamericana investiga si fue Hassan el que apologizó (sic) sobre los islamo-kamikazes en el blog Nidal Hasan:
No todos los musulmanes son terroristas, pero sí que todos los que atentan y asesinan en nombre de su concepto de divinidad son musulmanes. Todos los que cometen crímenes islámicos son musulmanes. El terrorismo islámico, utilizado de manera sistemática a lo largo de décadas, es amparado por los líderes yihadistas y con la complacencia de amplias capas de la población musulmana.

El islamoterrorismo está financiado y apoyado por muchos gobiernos árabes y/o musulmanes. Arabia Saudita con sus madrassas distribuidas por todo el orbe, e Irán con sus peones terroristas sufragan la Yihad, sunnita y chiíta respectivamente. Una gran parte de la población musulmana apoya la Yihad. Excepto el Islam no hay ninguna religión que exalte la matanza de los no creyentes, y también excepto el Islam no hay ninguna religión que exalte el asesinato en su nombre.

¿Cómo es que los fieles más creyentes y fervientes del Islam cometen asesinatos en nombre del Corán, Alá y la Shari´a?
Según algunos pretendidos intelectuales, que ni saben árabe, ni han estudiado en ninguna madrassa, ni en ninguna escuela coránica, los islamoterroristas malinterpretan el Corán y el Islam, pero estos expertos no se explican cómo puede ser tan malinterpretado el Islam precisamente por decenas o centenas de miles de jeques, mulás, imames, y líderes religiosos del Islam y por tantos de sus fieles más devotos y creyentes más fervientes, los cuales están dispuestos a morir y matar en nombre de dicha religión, ni tampoco se explican el porqué del silencio cómplice de tantos millones de musulmanes en el mundo musulmán que no critican, y si en todo caso aplauden, las matanzas que cometen los yihadistas en nombre de Alá.

Hasta que en el seno del Islam no nazca y triunfe una reforma que deslegitimice la Yihad, rechace el supremacismo (sic) islámico, repudie el islamoterror y busque la paz y la verdadera concordia con los otros credos y creencias, el Islam y sus seguidores serán siempre sospechosos de ser potenciales yihadistas.

Diario de América
13.11.2009



Florentino Portero

Los restos de la "Alianza de Civilizaciones"

¿Qué queda de la Alianza de Civilizaciones que el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero presentó en Naciones Unidas al poco de llegar a la Moncloa? Sobre todo, una cuenta más a pagar.

Lo planteó como la alternativa a la tesis de Huntington sobre la inminencia de una colisión entre culturas. ¿Están hoy más próximas? No. Huntington tenía razón. No es que él lo deseara, como en ocasiones ha dado a entender nuestro presidente, es que observaba la deriva y acertó al advertir de la inminencia del choque. La Alianza no ha servido para acercar posiciones, sino para facilitar la defensa de las tesis islamistas, eso sí a cargo del contribuyente español.

Las simpatías despertadas en Occidente han sido mínimas, de ahí el limitado relieve de sus actos. Los europeos tienen suficientes foros de diálogo con el islam. Lo que quieren encontrar es voluntad de avanzar en la defensa de los derechos humanos, la educación, la igualdad, el respeto a la mujer, la sanidad, los mercados abiertos... en sus estados y la integración de las comunidades musulmanas en los nuestros. Y ambos objetivos están lejos de cumplirse. Tras el referéndum suizo sobre los minaretes se han realizado encuestas en diferentes países europeos con resultados preocupantes. En Francia el 46% de la población está en contra de la construcción de minaretes y más del 40 se opone a que se inauguren nuevas mezquitas. En Alemania tres de cada cuatro personas reconoce temer la expansión del islam y en Berlín el 40% rechaza la erección de nuevos minaretes.

El diálogo con el islam es uno de los temas claves de la agenda política y diplomática de nuestro tiempo, pero debe hacerse desde fundamentos bien distintos. No se trata de ceder desde el relativismo y el sentimiento de culpa, sino de buscar el entendimiento desde el respeto a los derechos humanos y la obediencia a la ley.

El referéndum suizo nos interesa porque refleja uno de los problemas que van a caracterizar la vida europea durante las próximas décadas: ¿cómo preservar la identidad occidental ante una inmigración musulmana que no siempre quiere o logra integrarse? La respuesta no está ni en los minaretes ni en los musulmanes, sino en la conciencia de una Europa decadente que rechaza sus valores y se entrega a un estéril relativismo.

Diario de América
15.12.2009

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