sábado, 2 de marzo de 2013

El discurso "indignado" de Stéphane Hessel

Hessel testimoniando su apoyo al líder de Hamás, Ismail Haniyeh



Jorge Fernández Zicavo

En otros artículos publicados en este Blog sobre el Movimiento lumpen-anarquista de los “indignados” madrileños, y la comunista chilena Camila Vallejo, he señalado las taras que caracterizan al discurso general de la izquierda reaccionaria, es decir, de toda la izquierda mundial: tópicos banales, mitos, endogamia narcisista, pensamiento-consigna, petulante presunción de superioridad moral, silencio sobre su historial totalitario y genocida, etc. Después de unos setenta y cinco años reproduciéndose (puede datarse su nacimiento en 1936: propaganda electoral diseñada por la Komintern para el Frente Popular español), este tipo de discurso “militante” ha conformado un canon que, debido a su superficialidad crítica, ha sido bautizado como pensamiento débil.

Sus características de discurso uterino y autolegitimador, responden a las que el semiólogo Roland Barthés definió como texto o discurso “tutor”: aquellos que, partiendo de una perspectiva conceptual rígidamente cerrada, tutelan o supervisan el proceso de la significación a cargo de la cadena significante (las palabras). El texto o discurso tutor sería pues, una matriz o programa que garantiza la correcta producción del Sentido pre-asignado por el enfoque ideológico.
El “tutor” que produce y regula estos textos alude, por lo tanto, a un ente omnisciente, a un mecanismo o función puesta en marcha por una combinación de premisas ideológicas, culturales y psicológicas. De ahí que Barthés, y Emile Benveniste, uno de los padres de la lingüística moderna, sostengan que no hay Autor (sujeto empírico) de un texto, sino un Sujeto de la Enunciación (la función “tutor”) que se apodera y utiliza a ese sujeto, digamos... como un ventrílocuo a su muñeco. Asimismo, el psicoanalista Jacques Lacan se sumó a esta teoría de la enunciación afirmando que “el hombre es un ser hablado” (por el inconsciente y la cultura), por cuanto... “Quien habla en el relato no es el que escribe, y el que escribe no es el que es”.

Tras esta introducción inevitablemente comprimida, y atendiendo a la sugerencia de algunos lectores del Post dedicado a Camila Vallejo para analizar otros textos izquierdistas, comentaré una nota de prensa dedicada a glosar las supuestas ideas originales del gurú de la progresía contestataria, Stéphane Hessel -recientemente fallecido-, que alimentaron las consignas de la izquierda “indignada”. Estamos, por lo tanto, ante un texto con dos sujetos de la enunciación: Hessel y el redactor de la nota. Incluso podríamos hablar de un tercero: el diario El Mundo, que publica esta nota por coincidir con su discurso tutor institucional.

Las breves observaciones glosadas por el autor de este Post van en cursiva.
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Muere Stéphane Hessel
Juan Manuel Bellver
Corresponsal en París
El Mundo
27.02.2013

Stéphane Hessel ha muerto a los 95 años. El autor del best-seller "¡Indignaos!", que llegó a vender más de cuatro millones de copias en más de 100 países desde su lanzamiento en octubre de 2010 e inspiró en España el movimiento ciudadano del 15-M, falleció durante la noche en su domicilio parisino, según ha anunciado esta mañana a AFP su esposa Christiane Hessel-Chabry.
Antiguo diplomático y héroe de la Resistencia, este venerable pensador nonagenario protagonizó al final de su vida un auténtico fenómeno literario con un librito de 32 páginas que denunciaba con tremenda autoridad moral el materialismo lampante y la tiranía de los mercados financieros. Sin la menor promoción, puesto que Indigène era una modesta editora alternativa de Montpellier, con el lomo simplemente grapado y al precio testimonial de 3 euros, 'Indignez vous' se convirtió en pocos meses en el ensayo político más influyente de su tiempo, pero no hizo rico a nuestro hombre, que había renunciado desde el principio a los derechos de autor.

* El dispositivo tutor al que se suma el corresponsal, establece su topografía ideológica: el texto discurrirá por el territorio de la subcultura “alternativa”. Por lo demás, aún si diésemos por cierto que Hessel renunció a cobrar sus derechos de autor, un opúsculo grapado vendido a 3 euros está muy lejos de ser un “precio testimonial” para una “modesta editora alternativa” que se embolsó la fantástica suma de 12.000.000 de euros; una cuestión nada baladí y con muchas derivaciones. En cuanto a llamarle “pensador”, sabido es que la misma se aplica a los filósofos y, aunque el mal informado corresponsal lo afirme más adelante, Hessel no lo era.

¡Indígnese usted! Se supone que el primer mundo disfruta de una sociedad del bienestar basada en los valores democráticos y en la riqueza que generan algunas de las más productivas economías del planeta. Y, sin embargo, algo va mal. En Francia, país tradicionalmente modélico en cuestión de libertades, cooperación internacional y logros sociales, se desprecia al débil y se exalta el culto a dinero", denunciaba en sus páginas.

* Las miserias intelectuales del discurso tutor (mentir, manipular, despreciar las contradicciones), irrumpen de manera explosiva en el texto por medio de una verdad de Perogrullo enunciada por Hessel, ya que, como en toda acción humana, a lo largo de la Historia en todos los sistemas políticos y económicos siempre algo ha ido, va, e irá, mal. Por otra parte, el “pensador” Hessel cae en una patética contradicción, pues su “sin embargo”, es la excepción que confirma la regla confirmada por él: las excelencias de un sistema que permite a los ciudadanos del Primer Mundo “disfrutar de una sociedad del bienestar rica y democrática”; y en lo que a Francia se refiere, apostilla que es “modélica en libertades y logros sociales”. ¡Casi nada! Como suele decirse, esta incoherencia produce vergüenza ajena.

Hessel ha conquistado al lector occidental gracias a su innegable carisma personal y a su historia de héroe de guerra. Además, su mensaje resulta claro y conciso para “un pueblo harto de las promesas de los políticos y cada vez más desengañado del liberalismo capitalista", explicaba en su día el diario 'Libération'.

* Si, según el diario trotskista Liberation, Hessel conquistó al “lector occidental” (¿qué será eso?), por su carisma y valor en la guerra, ello no habla muy bien del talento o rigor crítico de sus lectores. Por lo demás, Hessel insiste en su demagogia simplona, pues resulta groseramente obvio que el pueblo francés estará tan harto de las promesas de sus políticos, como todos los pueblos del planeta.

Otra dictadura

"La dictadura internacional de los mercados financieros amenaza la paz y la democracia", señalaba, para luego hacer un llamamiento a "una insurrección pacífica contra el consumo masivo, el desprecio por los débiles y la competencia de todos contra todos". Puestos en boca de cualquier otro escritor, muchos de estos conceptos habrían resultado demagógicos. Pero Hessel tenía una autoridad moral difícilmente cuestionable y sus palabras se convirtieron en el santo y seña de esos cientos de miles de ciudadanos que se echaron a la calle en los meses siguientes para protestar contra los recortes sociales y la tiranía especulativa de los mercados.

* Aquí la retórica catastrofista de Hessel roza lo patológico. Algunos teníamos entendido que las “dictaduras que amenazan la democracia y la paz” no son los… ¡mercados financieros! sino las terroristas de Hamás en Gaza y de Al Fatah en Ramala, y especialmente las totalitarias de Corea del Norte e Irán cuyos crímenes contra su población civil y su explícita amenaza de desencadenar una tercera guerra mundial nuclear la izquierda reaccionaria mira con simpatía porque todas ellas son enemigas del “imperialismo yankee”. Conviene recordar que el judío e israelí-renegado Hessel, era un activo militante de la "causa" palestina. Respecto a la rabieta infantil de una “insurrección pacífica contra el consumo masivo”, es consecuencia de una de las fobias predilectas de la izquierda reaccionaria (el consumismo); una supina bobada, pues el “consumo masivo” que tanto le escandaliza, es consecuencia de una buena situación económica que genera excedentes salariales para invertir en bienes, mercancías y servicios. Amén de la obviedad de que un mayor consumo aumentará la producción y el empleo. El corresponsal, por otra parte, no nos explica por qué Hessel es una “autoridad moral incuestionable” cuya demagogia no puede cuestionarse.

"El poder del dinero, que tanto combatimos, nunca fue más insolente y egoísta. Hago un llamamiento a los ciudadanos a asumir la responsabilidad por las cosas que no funcionan en nuestra sociedad. Deseo que cada uno de ustedes encuentre un motivo por el que indignarse con el sistema", proseguía su texto. Esa indignación a la que apelaba hace tres años Hessel era la misma que, según él, impulsó la resistencia contra el invasor nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Nacido en Berlín en 1917, hijo de intelectuales criado en París y nacionalizado francés en 1937, el difunto filósofo tuvo una vida de auténtica película.

* El disparate de homologar nada menos que la invasión nazi-alemana de Francia en 1940 con la actual crisis financiera iniciada en 2008, está destinado a establecer en la mente del lector adolescente una insidiosa analogía subliminal (históricamente errónea), entre fascismo y capitalismo; o la ecuación Derecha = Capitalismo = Crisis, profetizada por la biblia marxista. De esta manera, el texto tutor de Hessel y asociados borra de un plumazo la co-responsabilidad de los gobiernos socialistas en la gestación de la actual crisis financiera mundial; concretamente, respecto al endeudamiento de los Estados por ellos gobernados para seguir financiando las subvenciones y servicios asistenciales del “Estado de bienestar” que tantos votos les proporciona; y a que nada hicieron para eliminar las burbujas inmobiliarias que alimentaron el desastre; ni establecieron controles o regulaciones a la “dictadura de los mercados financieros”, “tiranías especulativas de los mercados”, y al “poder del dinero… insolente y egoísta”. Sería interesante saber si también dirige estos anatemas a la actual China social-capitalista.

Además, si el moralista Hessel “desea que los ciudadanos encuentren un motivo para indignarse contra el sistema”, parece lógico deducir que hasta ahora éstos no encuentran ninguno pues a pesar de la crisis el sistema sigue funcionando. Contrariando los deseos de Hessel, la realidad indica que el Primer Mundo está sumido en una de las cíclicas crisis del capitalismo, pero no en una catástrofe terminal.
En cuanto al Movimiento español de los Indignados, el hecho de que sólo haya tenido un año de vida, hace innecesario analizarlo aquí. La Historia demuestra, especialmente tras el mayo parisino de 1968, el carácter fugaz e irrelevante de los movimientos de protesta organizados por las clases medias contestatarias que juegan a la “revolución”. Por último, conviene recordar que Hessel jamás cursó estudios de filosofía ni editó libro alguno sobre la materia. Tan sólo publicó un libro de Memorias: “Mi baile con el siglo”, y el citado cuaderno grapado de 32 páginas que nos ocupa. Eso es todo lo escrito y publicado por el “pensador y filósofo”
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Todo por Francia

Durante la ocupación nazi, se puso a las órdenes de De Gaulle. En 1944 fue arrestado por la Gestapo, torturado y enviado al campo de Buchenwald, donde iba a ser ejecutado. Dos días antes de que se cumpliera la sentencia, con la complicidad del médico del campo, cambió su identidad por la de otro preso fallecido de tifus durante esa noche y pudo esquivar la horca. Se escapó, fue capturado, volvió a huir, volvió a caer. Bajo el nombre de Michel Boitel, fue huésped de media docena de cárceles nazis antes de saltar de un tren durante un traslado e ir a unirse a las tropas estadounidenses que entraron en París.
Al final de la guerra, se incorporó a la carrera diplomática siendo nombrado embajador en China y luego secretario de la comisión que redactaría en 1948 la Declaración de Derechos del Hombre. Vinculado al Ministerio de Asuntos Exteriores hasta su jubilación en 1985, militante del Partido Socialista desde 1986 por simpatía hacia Mitterand, Hessel siempre fue un pensador lucido cuya principal ideología eran los derechos inalienables del individuo.

* A estas alturas ya comienzo a dudar de tal fantástica biografía heroica, con una Gestapo que no fusila a un miembro de la Resistencia ¡y judío! que se burla de ella fugándose nada menos que de seis cárceles y dos campos de concentración según cuenta la única biografía localizada en Google; y me malicio que se menciona para reforzar el mensaje ideológico y político del “pensador lúcido y defensor de los Derechos del Hombre”.

Al final, esa vida llena de aventuras encontró un nuevo requiebro en 'Indignaos'. Cuando en España su éxito circulaba boca a oreja, EL MUNDO preguntó a los filósofos Patxi Mangado y José Antonio Marina acerca de su valor. Los dos coincidieron en sus sensaciones: las páginas de Hessel habían conectado con sus lectores por la simplicidad de su mensaje, una llamada a la dignidad personal y social muy básica, poco elaborada conceptualmente pero, por eso mismo, capaz de sensibilizar a públicos muy amplios.
Hessel no engañaba a nadie. Sus entrevistas también eran así, básicas, vigorizantes, a su manera, optimistas: "Probablemente estamos entrando en una nueva fase de la historia porque la gente se ha dado cuenta de que no es sólo parte de una horda codiciosa y que, en realidad, la solidaridad es lo que nos hace más ricos", dijo en otoño de 2011. "En España hay que seguir indignándose y decir no a lo inaceptable. Pero también hay que decir sí a la acción y a la innovación constructiva. Ahora me preocupan las fuerzas con las que estamos obligados a trabajar, que no están equipadas para hacer frente al desorden en el que vivimos: la injusticia, la pobreza... Hay que inventar una nueva democracia y crear nuevas fuerzas políticas para lograr un nuevo panorama", explicó algún mes antes, cuando se publicó 'Indignaos' en España. Aquel día, por cierto, Hessel manifestó su simpatía por el PSOE y por José Luis Rodríguez Zapatero.

* Aquí, el corresponsal se suma a la manipulación de sus lectores silenciando el balance negativo que los citados filósofos hicieron de Hessel. Algo que puede verificarse entrando en la página web de El Mundo que hemos utilizado..

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