
Jorge Fernández Zicavo
En mi anterior artículo "Policía: la profesión más sacrificada e ingrata del mundo" he resumido los sacrificios que conlleva la profesión policial, y señalado que esa tarea al servicio de las leyes que regulan la convivencia en la Polis no es suficientemente valorada por los gobernantes. Ni por los ciudadanos, que a pesar de ver a todas horas a los policías en las calles poco o nada saben de ellos. Curiosa profesión, en la que el uniforme prima sobre el sujeto hasta hacerlo invisible. El uniforme, pero también sus motos y automóviles, porque, si prestamos atención, veremos que el policía es alguien que siempre "está pasando" fugazmente ante nuestros ojos, ya sea en el lento y silencioso patrullaje o en la vertiginosa y ululante emergencia. Aquella entrañable figura del policía "de la esquina" que conocía a todos los vecinos por sus nombres, ya es tan irrepetible como las ciudades de entonces. Es que, la propia naturaleza de la función interpone una barrera infranqueable entre el policía y la sociedad civil; un distanciamiento provocado por el secretismo, blindaje y endogamia de Cuerpo que, por otra parte, son comunes a todos los organismos e instituciones del Estado.
Para intentar paliar en alguna medida esa invisibilidad de los "polis" de la Polis (1), y para rendirles un pequeño homenaje, ofrecemos una galería de imágenes de estos hombres y mujeres captados en el ejercicio de su labor diaria, en ocasiones no exenta de tragedia; profesionales de todo el mundo que nunca se conocerán entre ellos, pero hermanados simbólicamente por una misma vocación y un mismo color.
¿Cómo resumir en pocas palabras el día a día de esta singular profesión? Muerte, heridas, prevención, control, intervención... Jornadas de servicio que pueden ser de vértigo o de sosegada rutina.




Comenzamos por la policía argentina, porque el asesinato de sus efectivos se ha convertido en un deporte nacional y en un caso único en el mundo. Denunciar por teléfono un falso delito para que acuda una patrulla y asesinarles para robar el armamento y las codiciadas credenciales y placas está a la orden del día. También son "ejecutados" fríamente cuando, circulando vestidos de civil y fuera de servicio, al ser asaltados en la calle los delincuentes les identifican por la pistola o credencial. En las tres primeras semanas de enero de 2012 fueron asesinados en estas circunstancias, y sólo en la provincia de Buenos Aires, seis policías. Al 28 de abril ya sumaban catorce.
Pero estas muertes han aumentado en todas las actuaciones policiales, porque el régimen izquierdista de los dos gobiernos Kirchner ha sancionado una "doctrina de seguridad" que considera a la delincuencia como un resultado de las "desigualdades sociales", con la consiguiente priorización de los "derechos humanos" de los delincuentes frente a cualquier actuación jurídica o administrativa del Estado.
La consecuencia práctica de esta protección garantista del delincuente, es que, si en un enfrentamiento éste desenfundara un arma y la apuntara hacia el policía, el funcionario deberá esperar a que haga un primer disparo contra él. Si por el contrario, hiriera o matara al delincuente sin cumplirse este protocolo, será procesado, encarcelado y expulsado del Cuerpo. Resumiendo, solo si el policía resultara herido antes de disparar, el juez instructor, el fiscal, y la sección "asuntos internos" tipificarían su actuación como de legítima y proporcionada defensa.
Como era previsible, la indefensión jurídica y las dudas operativas propiciadas por esta doctrina criminal, al interferir en situaciones de alto peligro donde la vida del policía depende de reacciones reflejas, ya han provocado varias muertes absurdas.
Asimismo, la sección antidisturbios de la Policía Federal tiene prohibido disparar gases lacrimógenos para disolver concentraciones ilegales, y los agentes ni siquiera pueden portar su pistola reglamentaria ni ninguna otra arma de fuego, incluidas las escopetas que disparan cartuchos con pelotas de goma. Solo pueden utilizar bastones y gas pimienta. Es de mencionar que Nilda Garré, la Ministra de Seguridad que dictó estas medidas, fue una oficial de Inteligencia del terrorista Ejército Montonero durante la sangrienta guerra revolucionaria que padeció Argentina en los años setenta, dejando un saldo de 400 muertos entre las fuerzas policiales y de seguridad. Por su parte, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner militó en un aparato estudiantil de Montoneros: Juventud Universitaria Peronista. Aplicado a España, era una "batasuna" de ETA.








Otras imágenes de Atenas 2011







Pasamos ahora a otras facetas de la profesión






































_ _ _
(1)
Etimológicamente, policía proviene del Politeia de la Antigua Grecia (funcionarios de la Polis), aunque se refería a una Policía de tipo municipal.
Más tarde, en la Antigua Roma se creó un cuerpo llamado Polittia y tambíén Vigiles, que integraba a bomberos y policías "municipales".
Recién en 1796, en Francia, fue fundada la primera policía de seguridad y judicial.
Como dato curioso, también en Francia se fundaría el primer Liceo Policial del mundo, y en Argentina el segundo, en la Provincia de Buenos Aires.
Ir a Página Principal para ver las últimas Entradas