sábado, 28 de diciembre de 2013

El mito marxista de la "lucha de clases"

Mural del pintor y comunista mexicano Diego Rivera




Jorge Fernández Zicavo

La Lucha de Clases es la tesis primordial del dogma marxista, pues la considera articuladora de la historia universal:

La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases.

Mencionar la existencia de clases sociales a lo largo de la historia es una obviedad, pero afirmar que hayan estado permanentemente en lucha y que éstas hayan determinado y articulado la historia de las civilizaciones, es una hipótesis que exige ser validada empíricamente, y desde luego, no es legítimo que su autor la formalice como tesis.

Lo primero que llama la atención de este enunciado con reminiscencias bíblicas, es que el verbo luchar no vaya seguido de un adjetivo. Se omite, por lo tanto, una cualidad que resulta imprescindible para determinar su sentido, para saber que entendían sus autores por… lucha de clases.

Marx y Engels enumeran las luchas de clases registradas por la historia escrita, cuyo comienzo es de suponer que sitúan en la Atenas siglo V a.C. de Herodoto, Tucídides y Jenofonte, porque la primera supuesta lucha de clases que mencionan fue entre hombres libres y esclavos. Lo cual resulta asombroso: ¿los esclavos, que ni siquiera eran atenienses sino prisioneros de guerra extranjeros... constituían una clase social?
Pero centrémonos en las clases burguesa y proletaria de la Modernidad que nutrieron el dogma marxista.
La lucha de clases burguesía-proletariado admite dos interpretaciones que dividieron al movimiento socialista internacional. Por consiguiente, la omisión adjetivadora de Marx y Engels, en tanto que militantes de la Liga de los Comunistas fundada por el primero en 1847; y de la Primera Internacional de los Trabajadores (1864) cuyos Estatutos redactó Marx, debería ser analizada políticamente.

Para algunos pensadores socialistas la lucha de clases se manifiesta mediante "conflictos de intereses", que pueden solucionarse mediante negociaciones, acuerdos o pactos; independientemente de que los adversarios hayan presionado, o no, con medidas de fuerza: huelga de unos; despidos, represión policial, etc. de otros.
A esta variante, por cierto, habría que interrogarla: ¿En una huelga se enfrentan dos clases sociales, o sólo algunos de sus miembros? Y lo mismo vale para los sindicatos y partidos. ¿Quién está legitimado para hablar y actuar en representación de los millones de individuos que integran una clase social?
En cualquier caso, queda claro que esta interpretación de la lucha de clases se circunscribe a luchas económicas dentro de un marco político reformista.
Así; como una lucha para obtener ventajas y beneficios de un régimen económico y político que no se pretende derribar, entendió la lucha de clases el socialismo democrático y reformista: la socialdemocracia europea agrupada en la Segunda Internacional bajo el liderazgo de los marxistas Kautsky y Bernstein.

Pero la lucha de clases también puede concebirse como una "guerra por el poder" total o absoluto (político y económico). Por la dominación de clase, en palabras de Marx.
Es decir, como una guerra civil revolucionaria para apoderarse del Estado y los medios de producción. El objetivo estratégico del proletariado debería ser… la expropiación de los expropiadores por medio de un gobierno de la clase obrera.

Para mayor abundancia sobre su concepción de la lucha de clases:

La conquista del poder político por el proletariado… El poder político, propiamente hablando, es la violencia organizada de una clase contra otra… Los comunistas proclaman abiertamente que sus objetivos sólo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente.

Se le entiende, ¿verdad?

Pues bien. Una vez que con estas inequívocas aclaraciones desaparece la ambigüedad y aflora el verdadero sentido de la tesis marxista, puede afirmarse que ésta es una estafa intelectual, ya que jamás ha existido en la historia universal, como Ley (con la excepción que ahora se comentará), una lucha de clases como guerra de clases generalizada y sistemática, programada para la toma revolucionaria y violenta del poder.

La lucha de clases entendida como conflictos de intereses negociables, y no la guerra de clases, ha sido la única ley histórica universal vigente desde la Antigüedad hasta su única excepción con la Revolución Francesa del siglo XVIII en la que, por primera vez en la historia, después de al menos 2.500 años, una clase (la burguesía) desalojó violentamente del poder político y económico a otra (la aristocracia o nobleza) que detentó el poder desde las primeras civilizaciones; incluso durante las pseudo democráticas repúblicas griegas y romanas.
Pero la Revolución Francesa sólo ha sido una excepción de la única milenaria ley histórica que sigue estando vigente, dado que después de ella, es decir, desde hace ya… dos siglos… las revoluciones burguesas se extendieron por Europa y América sin que hasta ahora hayan sido reemplazadas, como aseguraba otra profecía de Marx, por la… única clase revolucionaria destinada a esa misión histórica: el proletariado; los sepultureros de la burguesía engendrados por ella.
A no ser, claro está, que se tenga el cinismo de considerar Estados proletarios a los gobernados por pequeños burgueses comunistas fundadores de una aristocracia roja. ¿Lenin, Trotski, Mao, Ho Chi Min, Fidel Castro… miembros de la clase obrera? ¿Estado proletario la monarquía roja de Corea del Norte? ¿Los partidos comunistas… todos ellos con una abrumadora mayoría de militantes de clase media, partidos obreros?

Resumiendo:
1- Al otorgar a su hipótesis el rango científico de tesis, Marx tuvo la osadía intelectual de eliminar de la historia universal nada menos que los 2.500 años sin lucha revolucionaria o guerra de clases, anteriores a la Revolución Francesa.
2- Sus seguidores silencian que desde aquella única excepción que confirmó la regla, ésta sigue vigente: una historia universal en absoluto articulada por la lucha de clases concebida como una guerra civil revolucionaria por el poder.

El truco del prestidigitador hegeliano Marx consistió en maquillar la hipótesis “lucha de clases” como tesis, para presentar como científica lo que era una visión teleológica funcional a su Utopía, es decir, pura metafísica: la historia universal considerada como un Proceso hacia un fin predeterminado por el plan o programa de Dios, la Providencia, el Espíritu, el Ser Supremo, el Logos, el Sino, la Lucha de Clases… según preferencias de una larga lista de filósofos y teólogos cristianos, agnósticos y masones como San Agustín, Kant, Hegel y Marx entre decenas. Produce vergüenza ajena escuchar en boca de intelectuales marxistas el oximoron epistemológico de considerar científicas las predicciones y oráculos. Como toda doctrina historicista, el marxismo fuerza a la realidad para que encaje en la teoría. Ludwig Von Mises identificó la pirueta del socialismo “científico”: Lo que ha hecho una realidad de la lucha de clases es la conciencia de clases creada por la ideología marxista. Es la idea la que ha creado la clase y no la clase quien ha creado la idea.

Que Marx concediera una función determinante a la lucha de clases (en su variante guerrera) como articuladora de la historia universal, resultó funcional a su lógica política, porque le permitió vincularla a otro mito de su utopía mesiánica: la supuesta naturaleza revolucionaria, justiciera y redentora del proletario. Una suerte de superhombre prometeico que, como sujeto histórico, estaría destinado a cumplir la misión de instaurar la última fase de la historia: la sociedad comunista; donde la necesidad (alimentos para los pobres del mundo y los esclavos sin pan) cedería su lugar al reino de la abundancia y la libertad mediante un reparto justo en una sociedad donde ya no habría ni Estado ni clases sociales: De cada cual según su capacidad. A cada cual según su necesidad.
Versión marxista del Antiguo Testamento, con maná del cielo y paraíso terrenal incluidos. La Tierra como paraíso y patria de la humanidad, según la letra de “La Internacional”.

Lógicamente, el concepto de lucha de clases revolucionaria generó una praxis política específica:

A partir de las enseñanzas aportadas por la insurrección de la Comuna de París en 1871, la lucha de clases según la entendían los socialdemócratas que tres años después de morir Marx fundarían la Segunda Internacional (lucha sindical-parlamentaria: nivel táctico-reformista), fue reconvertida por Marx-Engels y sus discípulos radicales en una guerra de clases destinada a la toma armada del poder (nivel estratégico-revolucionario) e implantación de una dictadura del proletariado. Este nuevo paradigma, que Lenin defendería en sus Tesis de Abril y en su durísima polémica con Kautsky, hizo posible el golpe de Estado bolchevique-militar del 25 de octubre de 1917, y se institucionalizó en una Tercera Internacional que consagró definitivamente la ruptura del movimiento socialista en dos bandos irreconciliables.
E incluso fratricidas: los comunistas rusos exterminaron a los socialistas; y la República alemana de Weimar presidida por el socialista Fiedrich Ebert masacró a centenares de comunistas y a sus líderes Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Agresiones armadas de Cuba a siete países de América Latina





Jorge Fernández Zicavo


Entre las ya olvidadas incursiones armadas llevadas a cabo por la Cuba castrista en Latinoamérica durante la década del sesenta, la agresión a Venezuela fue la más importante y persistente de todas.
Entre 1961 y 1968 la izquierda venezolana desató una sangrienta guerra revolucionaria para hacerse con el poder e implantar un régimen marxista-leninista a imagen y semejanza de la Cuba castrista que le proporcionó armamento, entrenamiento y combatientes de sus Fuerzas Armadas. La guerra se llevó a cabo mediante atentados terroristas en las ciudades y, fundamentalmente, operaciones guerrilleras en las montañas de seis Estados o provincias.

En realidad, la subversión cubana en Venezuela había comenzado antes de 1961, con unas prisas que hoy resultan sorprendentes, y reveladoras de los planes que ya tenía Fidel Castro para toda América Latina. Nada menos que el 23 de enero de 1959 ¡tan sólo 22 días después de tomar el poder! hizo una visita oficial de tres días a Caracas, y después de varias reuniones con miembros del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela, éste resumió en un documento sus coincidencias doctrinales y programáticas con el flamante régimen castrista:


Fidel Castro en Caracas, 23 de enero de 1959

1. Que la mayoría de los países de América Latina tendrán que recorrer un camino no pacífico para alcanzar su liberación.

2. La perspectiva socialista de la revolución latinoamericana.

3. La necesidad de coordinar la solidaridad (revolucionaria) a escala continental y mundial.

4. La importancia internacional de la victoria de la Revolución Socialista de Cuba y la ineludible tarea de defenderla.

5. Que el deber de un revolucionario es hacer la revolución.

Lo sorprendente de este documento, es que ocho años y medio después, los cinco puntos serían reproducidos literalmente en la Resolución Final de la Conferencia de la OLAS (agosto de 1967) que proclamó en La Habana la guerra revolucionaria a escala continental.

Otro ejemplo de las prisas del dictador Fidel Castro por exportar alocadamente su revolución fue la expedición de 82 guerrilleros cubanos hacia Panamá el 16 de abril de 1959, pero las barcazas naufragaron en las marismas y todos fueron capturados.

El 1 de junio de 1959, un grupo de 75 guerrilleros nicaragüenses procedentes de Cuba que desembarcó en su país para participar en una insurrección contra el dictador Anastasio Somoza, fue aniquilado sin piedad por la Guardia Nacional.

El 14 de junio de 1959, un nuevo fracaso. Una fuerza de 200 guerrilleros cubanos y dominicanos transportados en un guardacostas, tres fragatas y tres aviones estableció una cabecera de playa en Santa Constanza y Puerto Plata, de Santo Domingo; pero el dictador Rafael Leónidas Trujillo ordenó al Ejército que los capturaran vivos y luego los masacraran cortándoles las manos a machetazos para que se desangraran. Murieron 217 invasores; no hubo heridos.

El 14 de agosto de 1959 un grupo de 18 cubanos, 10 haitianos y 2 venezolanos desembarcó en Haití para iniciar una insurrección que derrocara al dictador Francois Duvalier. La terrible guardia personal de éste, los Tonton Macoutes, los aniquiló en una matanza más dantesca que la de Santo Domingo.

En 1960 destacados comunistas nicaragüenses como el futuro ministro del interior Tomas Borge, fundaron en territorio de Honduras el Frente Sandinista de Liberación Nacional con oficiales instructores cubanos y 55 reclutas nicaragüenses; pero antes de entrar en Nicaragua el grupo fue desbaratado por el Ejército hondureño. Años despues, en junio de 1963, los sandinistas hicieron otra incursión y se establecieron en el poblado de Raití con 60 guerrilleros entrenados en Cuba, pero tras varios enfrentamientos con la Guardia Nacional debieron replegarse a Honduras.

El 17 de julio de 1961 el director de la Guardia Civil de Costa Rica informó acerca de un nuevo complot de Fidel Castro para fomentar acciones guerrilleras en Costa Rica, Nicaragua y Panamá; y comunicó la existencia de pistas de aterrizaje clandestinas al norte de su país, utilizada por Cuba para enviar armas a los nicaragüenses.

Retornamos a la guerra revolucionaria venezolana.
Dado que duró ocho intensos años, aunque luego habría operaciones residuales de poca importancia hasta 1972, no agobiaremos al lector reconstruyendo una historia plagada de asesinatos, emboscadas a fuerzas militares y policiales, secuestros de aviones y de personas, atracos a bancos, incendios de oleoductos, voladura de puentes, copamientos de unidades del Ejército y de la Armada, y demás acciones comunes a este tipo de guerra.
Lo que haremos, tras un breve párrafo para identificar a las fuerzas subversivas protagonistas, será demostrar la responsabilidad del Estado cubano en la guerra revolucionaria venezolana; al menos, desde 1963.

Hemos localizado muchas de estas pruebas en un ensayo histórico cuya originalidad consiste en haber sido publicado en 2006 por la Universidad Bolivariana de Venezuela, es decir, por una institución del izquierdista Estado venezolano presidido entonces por Hugo Chávez. Además, por si esto no fuera suficiente garantía de objetividad, el texto fue reproducido por la conocida página web de la izquierda argentina, CEDEMA. También complementaremos estas pruebas con otras procedentes de nuestros archivos.
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Organizaciones político-militares involucradas:

Las principales organizaciones armadas fueron el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y su aparato militar Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) fundado en 1962. Posteriormente, dos grupos se escindieron del PCV aunque militarmente siguieron considerándose parte de las FALN: el Partido Revolucionario de Venezuela (PRV) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). El objetivo estratégico de estas organizaciones subversivas era derrocar el gobierno constitucional del socialdemócrata Rómulo Betancourt y proclamar un Estado socialista

Pruebas de la injerencia del Estado cubano-castrista en Venezuela:

1963

* El 20 de febrero, militantes del PCV y del MIR fundan las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) al mismo tiempo que el PCV envía militantes a Cuba para recibir entrenamiento militar.
Cedema, p.63

El PCV, el MIR y las FALN habían planificado una gran insurrección en Caracas que debería producirse durante la jornada electoral del 1 de diciembre de 1963, pero el descubrimiento de un cargamento de armas cubanas el 11 de noviembre, desbarató la operación. Desde 1959 Cuba entrenaba a guerrilleros venezolanos en su territorio, pero este fue su primer suministro de armas.

* Nosotros (escribió más tarde el comunista Luis Correa), habíamos dividido la ciudad de Caracas en tres sectores: dos los cubría la Brigada Uno: toda la parte norte, el San Carlos hasta Petare y hacia el sur; y un sector lo cubría la Brigada Dos: sector oeste. Básicamente se trataba de buscar un estallido popular, con una buena apoyadura (sic) en armamentos, que eran las famosas armas de Cuba.
Cedema, p.72

A continuación el autor del ensayo reproducido por Cedema, Pedro Pablo Linárez, aclara a sus lectores:
* Recordemos que para la activación de este plan las FALN contaron con el Partido Comunista cubano que, en efecto, envió un lote de armas las cuales fueron incautadas por el Gobierno.
Cedema, p.73

Información complementaria obtenida por Termidorianos:

El cargamento de tres toneladas, enterrado en Macama, península de Paraguaná, Estado de Falcón, se componía de:

Cañones sin retroceso, calibre 55 mm.
Morteros de 60 mm.
Bazookas calibre 3.5".
Subametralladoras UZI
Fusiles de Asalto Ligero FAL
Cargas explosivas M3 para demolición de edificios
Cohetes ligeros para los bazookas
Granadas para los morteros

Los cubanos habían limado las numeraciones y el escudo nacional que los fabricantes imprimen para las exportaciones a fuerzas armadas, de seguridad y policiales, pero debido a su poca profundidad pudieron detectarse con un microscopio.
Con esas pruebas, el gobierno de Rómulo Betancourt invocó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) solicitando la convocatoria urgente del Órgano de Consulta a fin de que la OEA oyera la acusación contra Castro por flagrante agresión e intervención. Acusación que al dictador le tenía sin cuidado, pues Cuba ya no estaba vinculada a la OEA desde que ésta la expulsara en enero de 1962 por su probada complicidad con las guerrillas de Venezuela y Colombia.

Por otra parte, en aquel año 1963 una guerrilla argentina-cubana (Ejército Guerrillero del Pueblo) organizada en Bolivia, comenzaba a operar en Salta, Argentina, al mando del capitán cubano Hermes Peña Torres (ex-jefe de la custodia del "Che" Guevara) y del argentino Jorge Ricardo Masetti, fundador de la agencia oficial cubana de noticias Prensa Latina y amigo de Guevara, quien tenía previsto asumir el mando del grupo guerrillero cuando estuviera consolidado. Además del capitán Peña Torres, también participó un teniente cubano, Juan Alberto Castellanos, que fue capturado. Peña Torres y el gendarme argentino Juan Adolfo Romero, murieron en combate

1964

El 2 de octubre Fidel Castro anunció en La Habana la creación del Comité Cubano de Solidaridad con Venezuela. Esa tapadera hizo posible que desde entonces los comandantes de las FALN, y guerrilleros seleccionados para un entrenamiento militar más avanzado, pudieran viajar a Cuba legalmente.

1966

* En enero, 40 guerrilleros venezolanos se desplazaron a Cuba para entrenarse en (el campamento de Tropas Irregulares) “Punto Cero”.
Cedema, p.169

* El 18 de julio, el comandante de las FALN Luben Petkoff, desembarcó en la playas de Tucacas, Estado de Falcón, al frente de 15 militares cubanos bajo el mando del capitán Arnaldo Ochoa.
Cedema, p.128

Nota de Termidorianos:
Este brillante oficial llegaría a ser miembro del Comité Central del PCC y comandante en jefe del ejército expedicionario enviado a la guerra de Angola como fuerza mercenaria de la Unión Soviética en su guerra fría con Estados Unidos por el control de amplias zonas del Tercer Mundo.

En la transmisión de Radio Habana el 4 de noviembre de 1966, el comandante Elías Manuit Camero, anunció que la lucha armada continuaría en Venezuela hasta lograr la "toma del poder", y que la nueva estrategia se apoyaba en tres puntos fundamentales:

a) la lucha armada como único camino para la liberación.

b) la conquista del poder por las armas.

c) el apoyo, como lo hace Cuba, a la causa de la "liberación real del continente americano".

1967

* El 8 de mayo desembarcó un segundo grupo de militares cubanos en las playas de Machurucuto, Estado de Miranda. Un capitán fue capturado y fusilado a las pocas horas.

Otro oficial cubano de esa incursión, Ulises Rosales del Toro, que más tarde llegaría a ser general, escribió:

Desde el primer día que desembarcamos en Machurucuto, aunque hicimos varias emboscadas la iniciativa siempre la tuvo el enemigo (…) fueron catorce meses muy intensos.
Cedema, p.139

Nota de Termidorianos:
El grupo insurgente estaba integrado por diez guerrilleros venezolanos entrenados en Cuba y por suboficiales y oficiales cubanos. Algunos de éstos se internaron en las montañas con los venezolanos. Otros sólo debían ocuparse de trasbordar las armas en lanchas desde el buque nodriza, pero durante la maniobra volcó una lancha y se ahogó un teniente de apellido Picó. Sus compañeros cubanos en la lancha, dos tenientes y un sargento, alcanzaron la costa a nado pero al día siguiente fueron localizados por una patrulla del Ejercito. Uno de los tenientes se resistió disparando hasta morir, y el otro teniente y el sargento se rindieron. El capitán capturado y ejecutado que se menciona en el ensayo puede haber sido del grupo que se dirigió hacia las montañas.

El 24 de agosto, durante el asalto a un banco en Caracas, murió un guerrillero venezolano y fue capturado un sargento cubano.

Asimismo, conviene recordar que en este año 1967 el "Che" Guevara operaba en Bolivia al frente de 16 militares cubanos y 29 comunistas bolivianos y peruanos hasta que fue capturado y fusilado el 9 de octubre. También, como ya hemos comentado, en agosto de ese año el régimen cubano proclamó oficialmente en la Conferencia de la OLAS, el inicio de la guerra revolucionaria en toda América Latina.
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Conclusiones:

Como es bien sabido, aquella sangrienta estrategia castro-guevarista de lucha armada fracasó en todo el continente, pero la nueva estrategia "socialismo del siglo XXI" lanzada por el Foro de Sao Paulo fundado por los partidos comunistas de Cuba y Brasil, ha permitido al régimen cubano (desde que Chávez, miembro del PCV desde su juventud, se hiciera con el poder), conseguir tres importantes éxitos de penetración en Venezuela. Obviamente, con el consentimiento de Chávez-Maduro.

Diseñar las Fuerzas Armadas, las policiales, los servicios de Inteligencia, y la Milicia Nacional Bolivariana según el modelo de sus homólogas cubanas.

Controlar las tendencias ideológicas de los altos mandos de las Fuerzas Armadas mediante agentes cubanos que operan bajo diferentes coberturas.

Gestionar el Padrón Electoral, el recuento de votos, y la emisión de los documentos civiles de identidad, con los programas informáticos del Estado cubano.

Versión completa del ensayo publicado por Cedema