viernes, 27 de agosto de 2010

Las 30.006 mentiras del régimen Kirchner




Jorge Fernández Zicavo

El discurso de las izquierdas argentinas desde la derrota de sus organizaciones terroristas en la década del setenta, y en particular durante el régimen izquierdista del matrimonio Kirchner, se funda sobre una negación histórica: que entre 1969 y 1979 haya existido un conflicto armado interno o guerra revolucionaria, entre organizaciones armadas marxistas que perseguían el proyecto estratégico de tomar el poder y proclamar una República Socialista con dictadura de partido único, y las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales del Estado.

Lógicamente, esta negación no se debe a que los antiguos terroristas, o el matrimonio hoy gobernante y ayer militante de la Juventud Universitaria Peronista (Montoneros), o las actuales izquierdas juveniles que reivindican la lucha armada de aquellos años hayan sufrido un ataque de amnesia, sino que responde funcionalmente a variados intereses y objetivos políticos, de los cuales destacaría tres:

1- Reciclaje de imagen de los antiguos terroristas para recomponerse socialmente como demócratas y ganar espacio político.

2- Blindarse legalmente respecto a los crímenes de lesa humanidad que cometieron contra la población civil y el Estado durante su guerra revolucionaria.

3- Asegurarse materialmente su reinserción en la sociedad de postguerra mediante cargos oficiales y subvenciones para sus tinglados: redes sociales y organizaciones de Derechos Humanos.

Para ello, en 1984 iniciaron una campaña de falsificación de la historia de los setenta que a partir del gobierno de Néstor Kirchner dispuso de la poderosa red mediática y educativa del Estado. Ante la inexistencia de una contrainformación alternativa, los mensajes terminaron siendo aceptados como verdaderos por millones de niños, adolescentes, y jóvenes veinteañeros con escasa o ninguna capacidad crítica. De los conceptos que ya han conseguido arraigar en dos generaciones mediante conocidas técnicas publicitarias de programación mental (un auténtico formateo del disco duro de la historia argentina y de la memoria colectiva), estos serían los más importantes:

1-
Terrorismo de Estado

No es una figura jurídica, sino una metáfora de propaganda política inventada por la izquierda argentina, y que viene siendo repetida obsesivamente desde 1984 por una comparsa integrada entre otros, por las bandas piqueteras, Madres-Bonafini, Hijos-Botto, Abuelas-Carlotto, el Partido Comunista-c.e., el CELS fundado por el ex terrorista montonero Horacio Verbitsky, el eterno asesor jurídico de Montoneros Esteban Righi, el ex abogado defensor de los terroristas fugados del penal de Rawson, Eduardo Luis Duhalde, el ex terrorista montonero Juan Gelman, el "comprensivo" con el terrorismo internacional Adolfo Pérez Esquivel y, últimamente, hasta por el astuto Daniel Barenboim que aspira al Nobel de la Paz.

Toda una "fuerza propia" del gramsciano matrimonio presidencial que no gobierna en representación de un gran partido político, sino por un rocambolsesco Frente para la Victoria articulado por pequeños pero hiperactivos aparatos de extrema izquierda que saben cómo arrastrar al electorado lumpen y analfabeto de las villas miserias, a los obreros de barrios arrasados por la droga y el paro, y a los peones rurales de las zonas más pobres y atrasadas del interior.

Ni el IV Convenio de Ginebra de 1949 relativo a la "protección debida a las personas civiles en tiempos de guerra", ni el Estatuto de Roma de 1998 que fundó la Corte Penal Internacional destinada a juzgar crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad (definidos como de Lesa Humanidad), mencionan un supuesto delito llamado Terrorismo de Estado.

"Una categoría política que crea un terrorismo mayor que oculta y opaca las acciones del propio terrorismo", según definió con impecable lógica y fundamento histórico la abogada
Victoria Villarruel, presidenta de la ONG de ayuda a las víctimas del terrorismo argentino, CELTYV.

Los dos párrafos anteriores, se refieren a la dimensión jurídica (juicios a los "represores") que finalmente alcanzó en Argentina este slogan político por decisión del presidente Néstor Kirchner, asesorado por el ex ministro del Interior Esteban Righi que en la noche del 25 de mayo de 1973 redactó los decretos que disolvieron la Cámara Federal Penal y sacaron de las cárceles a centenares de terroristas procesados por delitos de sangre y condenados con todas las garantías. Guerrilleros de la libertad, jóvenes idealistas y luchadores populares que después de dos semanas de festejos ya estaban asesinando a sindicalistas peronistas ortodoxos, y desbordaron por la izquierda a Cámpora con su desacato y provocación a Perón del 20 de junio en Ezeiza. También con la complicidad de Righi, que paralizó a la Policía Federal.

Respecto a la dimensión histórica, se constata la misma voluntad de manipular los hechos acreditados hasta la saciedad, de borrar nada menos que once años de terrorismo marxista para eliminar el contexto histórico, el proceso o secuencia temporal, y la dinámica determinista de causas y efectos, o de acción-reacción, que en 1975 obligaron al gobierno constitucional presidido por María Estela Martínez de Perón a decretar que las Fuerzas Armadas procedieran a aniquilar la subversión.

Por consiguiente, las Fuerzas Armadas que gobernaron de facto a partir del golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976, no practicaron Terrorismo de Estado contra opositores políticos, o "ciudadanos inermes" como sostuvo el ex terrorista montonero Juan Gelman ante los reyes de España al recibir el Premio Cervantes, sino precisamente todo lo contrario: Contraterrorismo de Estado contra la subversión marxista armada. Operaciones militares y de seguridad que continuaron las iniciadas en febrero y octubre de 1975 en cumplimiento de los citados decretos del Poder Ejecutivo, que fueron ratificados por todos los partidos en el Congreso y apoyados por las más importantes instituciones civiles del país, entre ellas la poderosa y peronista Confederación General del Trabajo.

En la Argentina de aquellos años no hubo más que un terrorismo: el practicado por las organizaciones marxistas ERP, Montoneros, FAR, FAL, FAP y otras menores. Fuerzas mercenarias de una ofensiva generalizada de lucha revolucionaria armada a nivel continental, acordada por las izquierdas latinoamericanas en la Conferencia de la OLAS celebrada en La Habana en agosto de 1967 y materializada orgánicamente con la posterior creación de la JCR: Junta de Coordinación Revolucionaria. Por consiguiente, aquel único terrorismo produjo una única clase de víctimas: los 762 civiles, policías y militares asesinados por estas bandas criminales.

2-
No hubo una guerra revolucionaria como sostiene la ultraderecha y los militares genocidas. Los secuestrados-desaparecidos no eran terroristas sino civiles inocentes y desarmados, ciudadanos asesinados por sus ideas democráticas y por oponerse a la dictadura

En primer lugar, nunca hubo secuestros de civiles, sino capturas de terroristas por parte de las fuerzas del Estado durante las operaciones de guerra.
Una persona integrada orgánicamente en las bandas terroristas, sea como combatiente o en sus aparatos de superficie (JP, sindicatos, UES, etc.) no es un "civil", sino un terrorista. Un soldado de fuerzas armadas irregulares en guerra contra las Fuerzas Armadas de la Nación.

Por otra parte, produce estupor la cínica hipótesis de que las izquierdas marxistas argentinas, abocadas como las de todo el mundo a destruir las democracias capitalistas y burguesas para reemplazarlas por la dictadura del proletariado, luchaban contra la dictadura militar para que volvieran al poder los "gobiernos populares, democráticos y constitucionales" iniciados el 25 de mayo de 1973. Tres gobiernos (Cámpora, Perón, "Isabel" Perón) votados por aplastantes mayorías de argentinos, contra los que las sectas marxistas sin apoyo popular alguno desataron mayores oleadas terroristas que durante la etapa 1969-1972, fundaron unidades de combate paramilitares que declararon zona liberada la provincia de Tucumán, atacaron siete cuarteles y guarniciones del Ejército (el primero, tres meses después del 25 de mayo del 73), dinamitaron una fragata de la Armada y un avión de la Fuerza Aérea que transportaba gendarmes.

Lógicamente, las izquierdas omiten mencionar que aquellos "gobiernos populares" se vieron obligados a poner fuera de la ley (por el delito de Sedición) al ERP y Montoneros. Llamar a aniquilar y exterminar uno a uno a los terroristas psicópatas asesinos (Perón: 20 y 22 de enero 1974). Crear la Triple A. Repudiar a los montoneros como infitrados en el movimiento peronista (Perón: 21.6.73 y 1.5.74). Decretar el estado de sitio, y finalmente la aniquilación militar de la subversión armada. Todo ello, repitámoslo, con el apoyo de la sociedad argentina, que a finales del brutal año 1975 ya calificaba la situación como de guerra civil, y pedía a través de todos los partidos políticos (incluido el Partido Comunista, que luego propuso al presidente Videla formar un gobierno de Concentración Nacional cívico-militar), y de la CGT, que las Fuerzas Armadas se hicieran con el poder y acabaran con siete años de sangrienta locura mesiánica.

Por si quedaran dudas al respecto, bastaría leer el siguiente texto:

Causa 13/84 - Juicio a las Juntas Militares

S E X T O

Examen de las causas de justificación alegadas

1) Examinada la significación jurídica de las conductas por las que el Fiscal acusó (tipicidad), corresponde determinar si ellas constituyen injusto penal o si, por el contrario, los enjuiciados pueden ampararse en alguna causa de justificación que reste antijuricidad a su quehacer.

Toda consideración sobre este punto debe partir del reconocimiento de la situación política e institucional en que se insertó la acción de los procesados tendiente a reprimir el terrorismo subversivo en el país.

a.1) La situación preexistente al 24 de marzo de 1976.

En consideración a los múltiples antecedentes acopiados en este proceso, especialmente documentación secuestrada, y a las características que asumió el fenómeno terrorista en la República Argentina, cabe concluir que dentro de los criterios clasificatorios que se vienen de expresar, éste se correspondió con el concepto de guerra revolucionaria.
En cuanto al grado de desarrollo por ella alcanzado, el informe del Estado Mayor General del Ejército concluye en que llegó a la creación de zonas dominadas.

Ya ha quedado suficientemente demostrado, al punto de caracterizarlo como un hecho notorio, que ese fenómeno delictivo asoló al país desde la década de los sesenta, y generó un temor cada vez más creciente en la población, a la par que una grave preocupación en las autoridades.

También está fuera de toda discusión que a partir de los años setenta, el terrorismo se agudizó en forma gravísima, lo que se manifestó a través de los métodos empleados por los insurgentes, por su cantidad, por su capacidad ofensiva, por su poder de fuego, por los recursos económicos que contaban provenientes de la comisión de robos, secuestros extorsivos y variada gama de delitos económicos, por su infraestructura operativa y de comunicaciones, la organización celular que adoptaron como modo de lograr la impunidad, por el uso de la sorpresa en los atentados irracionalmente indiscriminados, la capacidad para interceptar medios masivos de comunicación, tomar dependencias policiales y asaltar unidades militares.

En suma, se tiene por acreditado que la subversión terrorista puso una condición sin la cual los hechos que hoy son objeto de juzgamiento, posiblemente no se hubieran producido.

Además, el Tribunal también admite que esos episodios constituyeron una agresión contra la sociedad argentina y el Estado, emprendida sin derecho, y que éste debía reaccionar para evitar que su crecimiento pusiera en peligro la estabilidad de las instituciones asentadas en una filosofía cuya síntesis, imposible de mejorar, se halla expuesta en la Constitución Nacional.

Sentencia dictada el 9 de diciembre de 1985 por la excelentísima Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal

En el ensayo
Guerra Revolucionaria Argentina 1969-1979 publicado en este Blog, se reconstruyen las principales acciones de guerra llevadas a cabo por las organizaciones subversivas contra las Fuerzas Armadas de la Nación.

3-
Civiles torturados

Sin duda, la tortura repele a la sensibilidad y a la conciencia del hombre civilizado, pero resulta de una supina hipocresía pretender, treinta años después, y desde la descafeinada corrección política y moralizante que a nada compromete, que los interrogadores de los terroristas capturados se limitaran a invitar con buenas maneras al prisionero a colaborar facilitando una información cuya obtención en minutos era esencial; tanto para efectuar nuevas capturas, como para localizar arsenales de armas y explosivos que horas después o al día siguiente podrían causar más muertes de civiles, policías y militares.

Según esta lógica de los progres y derecho humanistas que simpatizan con todos los terrorismos de izquierda e islámicos, si el terrorista se negaba a confesar por "razones de su conciencia" (omitiendo que también el funcionario militar o policial, además de las órdenes tenía sus razones de conciencia: la defensa de la población civil, y de la soberanía nacional atacada por el estado mayor de la revolución latinoamericana con sede en La Habana), el Estado argentino, en guerra contra el terrorismo nacional e internacional… debería resignarse.
La tortura de terroristas prisioneros fue tan brutal e inevitable como la guerra sucia por ellos desatada contra la sociedad argentina, en la que también secuestraron y torturaron hasta la muerte (caso Larrabure) en sus infernales cárceles del pueblo.
Rodolfo Galimberti, capitán del Ejército Montonero, y autor de inmumerables asesinatos y secuestros, comentó al respecto: “La tortura es una anécdota. Cualquiera es capaz de torturar en una situación extrema. Si ellos (las FF.AA.) hubieran peleado con el Código Penal bajo el brazo, perdían la guerra.”

En consecuencia, es preciso reiterarlo, no se torturó a civiles, sino a terroristas encuadrados en organizaciones subversivas estructuradas como fuerzas paramilitares que habían declarado la guerra revolucionaria al Estado y al pueblo argentino. Singulares civiles o militantes políticos, sindicales, estudiantiles, y alfabetizadores en villas miserias aquellos, integrados en organizaciones llamadas Ejército Montonero, Ejército Revolucionario del Pueblo, Fuerzas Armadas Revolucionarias, Fuerzas Armadas Peronistas y Fuerzas Argentinas de Liberación.

4-
Civiles desaparecidos

Por todo lo anterior, no procede hablar de civiles secuestrados y desaparecidos, sino de terroristas capturados y ejecutados. A continuación se hicieron desaparecer sus cadáveres; pero no resulta creíble, y desde luego nadie ha podido demostrar lo contrario, la afirmación de que los terroristas prisioneros fueron arrojados vivos al Atlántico desde los "vuelos de la muerte". El único testimonio directo (Scilingo) sostiene que ya estaban muertos por la segunda y mayor dosis de Pentotal que se les inyectaba durante el vuelo. Que estas declaraciones hayan sido formuladas por alguien ya "jugado", que no esperaba clemencia ni negaba su participación en los vuelos, les confiere una alta probabilidad de ser ciertas. Y en cualquier caso, es el único testimonio judicial disponible.

Por otra parte, se omite, interesadamente, mencionar los centenares de personas que fueron liberadas al no poder comprobarse de manera fehaciente su vinculación orgánica con el accionar terrorista; y a los que fueron encarcelados legalmente (con asistencia letrada, visitas de familiares, etc.) en cárceles ordinarias y bajo la tutela del Poder Ejecutivo, o autorizados a abandonar el país: esos que luego se autodefinían en Europa como exiliados políticos. Por último, los cerca de 300 que fueron doblados por los interrogadores; es decir, que delataron identidades y estructuras logísticas y a continuación se transformaron en soplones de la Inteligencia militar infiltrados entre los terroristas fugados del país y radicados en Lima, Caracas, México, Madrid, Barcelona, Roma y Estocolmo. Los prisioneros montoneros de la ESMA conocidos como el grupo Staff fueron el caso más notable de colaboracionismo.

También se silencian realidades escabrosas para las izquierdas, como los niditos de amor de la ESMA: habitaciones donde convivían ciertas prisioneras hoy periodistas y catedráticas famosas, con sus interrogadores y amantes; relaciones que en dos casos terminaron regularizándose en matrimonio. Finalmente, tampoco mencionan las izquierdas la existencia del llamado Mini Staff de la ESMA, integrado por doblados que fueron aún más lejos en su colaboración con los marinos, hasta el punto de que interrogaban y torturaban a los prisioneros. En 1977 la existencia de ese singular grupo fue regularizada orgánicamente, dándoles de alta en la Armada como suboficiales del Servicio de Información Naval.

5-
30.000 desaparecidos

Otra mentira, funcional a su compañera: una dictadura genocida. Hace ya muchos años que resulta insostenible continuar con la farsa de una masacre de 30.000 "opositores políticos".

Como es sabido, la primera cifra de desaparecidos (8.961) fue proporcionada por el informe de la Conadep. Posteriormente, la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia revisó esa lista y estableció como denuncias sólidamente fundamentadas para poder recibir la indemnización de 224.000 Dólares por cada detenido-desaparecido, en 5.998 casos. Y para ello mantuvo abierta la recepción de solicitudes durante cinco largos años; los tres previstos, más una generosa prórroga de otros dos porque las cuentas no les salían. Y fijó el arranque, no en marzo de 1976 sino en… 1955, para ampliar el abanico de casos. Finalmente, la farsa volvió a quedar en evidencia con el muro levantado en el Parque de la Memoria, donde colocaron 30.000 ladrillos sin haber podido inscribir hasta la fecha más de 5.000 nombres.

Estamos, en definitiva, ante otra estafa de la propaganda izquierdista liderada fundamentalmente por la madre de dos terroristas, filo etarra y filo yihadista, millonaria y estafadora especializada en librar cheques sin fondos, Hebe Pastor de Bonafini, a quien los Kirchner le han concedido un despacho en la mismísima Casa de Gobierno. El otro lo tiene en su Asociación, donde se ocupa de sus turbias inversiones inmobiliarias, su librería, su editorial, su emisora de radio, su canal de televisión, y hasta de su hotel Yira-Yira.
Por si algún lector lo ignora, esta señora es un símbolo y referente moral de las izquierdas argentinas, su "madre coraje".

También merece destacarse la corrupción vinculada a los listados. Es sabido que algunas personas figuraron durante años como desaparecidos sin molestarse en pedir que les dieran de baja. Casos sonados fueron los del Procurador General de la Nación, Esteban Righi, la juez de la Corte Suprema, Argibay Molina, y el juez Alfredo Humberto Meade.

Para colmo, el artículo 5º de la
ley 24.411 que establece el pago de indemnizaciones, redactada por el ex terrorista montonero Ernesto Jauretche (ingresó en la orga en enero del 73: Marcelo Larraquy, Galimberti, edit. Aguilar, p. 178), dice algo tan increíble y descarado como que, si alguien figura en los listados por error, "deberá comunicar esta circunstancia al juez competente pero no habrá obligación de reintegrar el beneficio si ya hubiera sido obtenido". Si a estos casos escandalosos añadimos los de terroristas muertos tras ser retirados heridos de un enfrentamiento por sus compañeros y enterrados clandestinamente por éstos para no ser identificados, y los 400 terroristas del ERP muertos en Tucumán y enterrados por los suyos en el monte, más los que fueron fusilados y enterrados por los tribunales disciplinarios de sus organizaciones por delatores, disidentes o desertores, llegamos a la conclusión de que ni siquiera resulta fiable la ya de por sí sospechosa lista de 5.998 casos.

Resumiendo, sobre la cuestión de las cifras de desaparecidos gravitan siniestros intereses de algunos muertos que gozan de buena salud, de familias que pretendieron estafar al Estado presentando falsas denuncias de desaparición forzada, y de manipulación de los padrones electorales. Un asunto repugnante como pocos, que evidencia la profunda inmoralidad de las izquierdas argentinas. Hasta un personaje emblemático y nada sospechoso, como la Sra.
Graciela Fernández Meijide, madre de un terrorista ejecutado por el Estado y Secretaria de la CONADEP, ha calificado la cifra de 30.000 desaparecidos como "farsa y mito".

6-
Crímenes de Lesa Humanidad

La Resolución 158/07 firmada por el Procurador General de la Nación, Esteban Righi, para tipificar como Crímenes de Lesa Humanidad (delito inexistente en el Código Penal y en la Constitución argentina), sólo los imputados a las fuerzas militares y policiales del Estado, pero no a los cometidos por terroristas, se basa en una interpretación prevaricadora del ya mencionado
Estatuto de Roma. No es este lugar para analizar en profundidad el Estatuto fundador de la Corte Penal Internacional, pero basta señalar que en su artículo 7º Párrafo 1 define como crímenes de lesa humanidad los de asesinato, exterminio, deportación, esclavitud, tortura, persecusión de grupos políticos o religiosos, desaparición forzada de personas y apartheid, cometidos como parte de un ataque sistemático y generalizado contra una población civil.

Y en el Párrafo 2, aclara:

"por ataque contra una población civil se entenderá una línea de conducta que implique la comisión múltiple de actos mencionados en el párrafo 1 contra una población civil, de conformidad con la política de un Estado… o de una organización, de cometer esos actos o para promover esa política".

Por si no quedara suficientemente claro, veamos como aborda la cuestión, nada menos que el Fiscal Jefe de la Corte Penal Internacional creada por el Estatuto de Roma: el argentino Luis Moreno Ocampo:

"Un crimen de lesa humanidad es un ataque sistemático y organizado contra la población civil. Si pudiera probarse que grupos guerrilleros realizan esos crímenes, podría afirmarse que cometen crímenes de lesa humanidad. En el Estatuto de Roma no hay nada que exija que sólo el Estado puede cometer tales crímenes. En cualquier país, si se probara que una guerrilla produjo ataques masivos y sistemáticos contra la población civil, estamos ante crímenes de lesa humanidad".
De su entrevista publicada por el diario Perfil

Pero el Procurador Righi y sus fiscales asesores se burlaron del Estatuto de Roma y de la Corte Penal Internacional haciendo un refrito de intenciones y peregrinas jurisprudencias no vinculantes para añadir al "de una organización", del citado Párrafo 2... el concepto de "que actúe de conformidad con una política de Estado". Esta "doctrina", paralela a la de Roma, fue elaborada para impedir que el secuestro, tortura y asesinato del coronel Del Valle Larrabure por parte del ERP, fueran calificados por un juez de Rosario como crímenes de lesa humanidad. El lector podrá comprobar los malabarismos efectuados para argumentar la famosa
Resolución 158/07

Asimismo, en lo referente al apartado crímenes de guerra, el Estatuto de Roma declara que se atiene a los catalogados por el IV Convenio de Ginebra.
De la lectura de los actos delictivos contra personas o bienes protegidos por las disposiciones del mencionado IV Convenio, es fácil comprobar que varios de ellos fueron perpetrados por las organizaciones terroristas marxistas argentinas en un escenario de conflicto armado:

Asesinatos: centenares.

Secuestros: centenares.

Tortura de prisioneros: varios (como mínimo, al mayor Del Valle Larrabure)

Uso de uniformes del enemigo: en 9 ataques del ERP y Montoneros a cuarteles del Ejército Argentino.

Matar o herir a traición a personas pertenecientes a la nación o al ejército enemigo: centenares: en los citados ataques a unidades militares, en desarmes de policías, etc.

Toma de rehenes: Rawson, Formosa, mayor Larrabure y teniente coronel Ibarzabal, etc.

Declarar que no se dará cuartel: varios comunicados del ERP y Montoneros.

Las condenas dictadas y las ejecuciones efectuadas sin sentencia previa pronunciada por un tribunal constituido regularmente y que haya ofrecido todas las garantías judiciales generalmente reconocidas como indispensables: penas de muerte ejecutadas por el ERP y Montoneros contra traidores y desertores. Y no digamos, contra el teniente general Pedro Eugenio Aramburu.

Dirigir intencionalmente ataques contra la población civil como tal o contra civiles que no participen directamente en las hostilidades: voladura de la casa del Sr. Klein con sus cuatro hijos (con edades de meses a 12 años) dentro; ametrallamiento a quemarropa de las hermanitas Viola y del niño Juan Barrios. Más cientos de civiles empresarios, ejecutivos, políticos, sindicalistas, jueces, abogados, periodistas, estudiantes, obreros, funcionarios públicos, etc.

Finalmente, el IV Convenio de Ginebra que el Estatuto de Roma tiene como fuente y referencia, aclara de manera inequívoca que el concepto crímenes de guerra aplicado a su extensa lista de crímenes…

"se aplica a los conflictos armados que tienen lugar en el territorio de un Estado cuando existe un conflicto armado prolongado entre las autoridades gubernamentales y grupos armados organizados, o entre tales grupos".

En síntesis: si se aplicara literalmente la IV Convención de Ginebra (el derecho internacional humanitario, o derecho de la guerra), los terroristas, los militares y los policías a los que se imputaran los delitos arriba citados, deberían ser juzgados como fuerzas armadas (regulares e irregulares) enfrentadas en un conflicto armado o guerra interior.

Si, por el contrario, se aplica como ocurre en la Argentina de Kirchner-Righi, el Estatuto de Roma (el derecho de los derechos humanos, o derecho de la paz: que no contempla conflictos armados internos o guerra interior); es decir, si se juzga una situación de guerra desde este derecho diseñado para una situación de paz, se consideran delitos de lesa humanidad (no prescriptibles) todas las actuaciones llevadas a cabo durante la guerra revolucionaria argentina (que la doctrina Kirchner-Righi niega como hecho histórico) por las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales.

Al calor de esta doctrina, los Grupos de Tareas pasan a ser banda armada; la entrada en el domicilio del terrorista, allanamiento de morada; la confiscación de armas, municiones y explosivos, robo con intimidación y fuerza; su captura, secuestro; su interrogatorio, tortura; y su ejecución, asesinato. Y, lógicamente, en tanto que según esta doctrina los delitos cometidos por los terroristas fueron delitos comunes y no crímenes de lesa humanidad, los mismos, en el momento de cursarse la orden a los fiscales, ya habrían prescripto.

Pero sucede que, aunque no se manipulara la interpretación del Estatuto de Roma, incluso así, aplicándolo literalmente, también deberían tipificarse como crímenes de lesa humanidad los cometidos por las organizaciones revolucionarias armadas y/o terroristas, pues el Estatuto no dice que sólo los Estados pueden ser acusados por crímenes de lesa humanidad.
Sencillamente, no dice nada al respecto, demostrando que sus redactores tenían serias dudas a la hora de precisar con exactitud el concepto de Lesa Humanidad. Demás está decir, que el vacío doctrinal y normativo hace posible procesar a los terroristas por esta categoría de crímenes, pues está probado hasta la saciedad que las organizaciones terroristas cometieron los mismos crímenes de lesa humanidad por los que se procesa y condena a las fuerzas contraterroristas del Estado: secuestros, torturas, y asesinatos. Y de manera sistemática y continuada (entre 1969 y 1979), como precisa el Estatuto. Más aún, en el apartado 2-i del artículo 7º dedicado a los crímenes de lesa humanidad, se dice literalmente:

"Por desaparición forzada de personas se entenderá la aprehensión, la detención o el secuestro de personas por un Estado… o una organización política".

Ante la literalidad de este párrafo, produce estupor saber que la Corte Suprema de un país que se ha adherido al Estatuto de Roma haya decidido ignorarlo.

En síntesis: lo racional, si existiera la voluntad política de clausurar judicialmente y con imparcialidad la década del ´70, sería admitir la evidencia histórica del conflicto armado interno o guerra civil, y a continuación juzgar las actuaciones de las dos fuerzas beligerantes aplicando el Derecho de la Guerra-derecho internacional humanitario (Ginebra), aunque también podría aplicarse el Derecho de la Paz-derechos humanos-lesa humanidad (Roma) por las razones que hemos expuesto.

Los actuales juicios a militares y policías que derrotaron la agresión terrorista nacional e internacional cumpliendo órdenes impartidas desde la máxima autoridad del Estado, mientras los terroristas aún vivos que agredieron al Estado y al pueblo argentino tienen garantizada la impunidad penal; y sus 6.000 muertos han sido premiados con un total de 1.500.000.000 de Dólares (Mil Quinientos Millones), no son actos de justicia sino de venganza política de los vencidos; posible por la complicidad de los jueces que avalan la lectura prevaricadora que el Poder Ejecutivo ha hecho del Estatuto de Roma borrando de un plumazo once años de guerra revolucionaria marxista, y adjudicando al Estatuto (esa es la prevaricación), lo que éste no dice: que sólo pueden atribuirse crímenes de lesa humanidad a las fuerzas del Estado.

De lo que se desprende que las leyes, el derecho procesal y penal, y lo que en un sentido amplio llamamos Justicia, no son sino instrumentos de dominación política en manos del Poder Ejecutivo, ya que bastaría un cambio de gobierno para anular la orden del Procurador General a los fiscales y procesar a famosos terroristas responsables de más de 700 asesinatos y homicidios, como Firmenich, Vaca Narvaja o Perdía.
Pero no nos hagamos ilusiones. Ningún partido político incluye tal medida en sus programas electorales, ni la de procesar por prevaricación a Righi y a los jueces que hacen posible los juicios revolucionarios montoneros. Esos espectáculos bochornosos con provocadores del fascismo piquetero en la sala, que según el régimen Kirchner buscan "restituir la justicia, la verdad y la memoria, en defensa de los derechos humanos, la democracia y el orden republicano".
(Nuevo Prólogo Nunca Más, 2006)

Precisamente, las seis grandes mentiras que aquí hemos intentado desenmascarar. Injusticia, Mentira y Desmemoria de las izquierdas terroristas que violaron los Derechos Humanos de sus víctimas y se alzaron en armas contra los gobiernos peronistas Democráticos y Republicanos de Cámpora, Perón e "Isabel" Perón. Como años antes lo hicieron contra los gobiernos radicales de Frondizi e Illia (Uturuncos y EGP).

¿Derechos humanos? Sólo para las víctimas del terrorismo; jamás para quienes no respetaron su derecho a la vida y a la libertad. El único Derecho en relación con el terrorismo, es el que tiene un pueblo y su Estado a aniquilarlo.

La farsa vengadora de estos juicios está a la vista de cualquier ciudadano, pero es interesante comprobar la lógica política con que expone la cuestión Eduardo Luis Duhalde, el ex abogado defensor de terroristas que los Kirchner han nombrado nada menos que Secretario de Derechos Humanos de la Nación en el Ministerio de Justicia.

Cuando La Nación
le preguntó sobre el polémico cambio del Prólogo del Nunca Más, defendió el derecho del gobierno a incluir en el nuevo prólogo "los lineamientos de la política pública fijada por el Presidente de la Nación en este tema".

Añadiendo que no era un asunto a debatir, sino una prerrogativa del Poder Ejecutivo, decidir a quienes debe perseguir la Justicia:

"El prólogo original no reproducía la filosofía política que hoy anima al Estado en la persecución de los crímenes de lesa humanidad".

Al fin y al cabo, la justicia, o más exactamente, las doctrinas jurídicas y sus leyes resultantes, son una entelequia, pura arbitrariedad funcional al poder, puesto que no las sancionan los juristas sino el partido político gobernante desde su prisma ideológico y por medio de su mayoría parlamentaria o el decreto-ley. Los juristas se limitan a ser asesores técnicos; desde enfoques personales también ideológicos y políticos, claro está.

Tiene razón la izquierda marxista-gramsciana al sostener que Montesquieu y sus famosos tres poderes independientes han muerto.
Sólo existe -existió siempre- un Poder: el Ejecutivo, con su ilimitada capacidad para someter a todas las instituciones y corromper conciencias. Eso y no otra cosa es el Estado y el Poder. La democracia republicana garantizada por el equilibrio y control mutuo entre los tres poderes siempre fue una bella quimera de la Ilustración.

A pesar de las falsedades y manipulaciones de la Historia aquí denunciadas, la dura realidad es que veinticuatro años después de ser derrotados militarmente (1980-2003), los terroristas montoneros han vencido políticamente a los generales termidorianos del Proceso contrarrevolucionario, conquistando importantes cuotas de poder en su segundo y exitoso intento de infiltración troyana en el electorado peronista; esta vez, con la complicidad de los "compañeros Néstor y Cristina" que les concedieron los dos más importantes ministerios (Defensa y Asuntos Exteriores), secretarías y subsecretarías de Estado, y la codiciada embajada de Madrid.

A este paso, ya sólo nos falta ver al homicida y asesino Mario Eduardo Firmenich ciñéndose la banda presidencial de la Patria Socialista del siglo XXI.
_ _ _

Adenda al párrafo final:

¿Una metáfora? Sin duda, en cuanto al sujeto; pero el lector puede Kambiarlo según sus intuiciones. Veamos esta noticia de actualidad:

15.09.2010
En la vista oral de un
juicio contra los generales Jorge Rafael Videla, Luciano Benjamín Menéndez y otros jefes y oficiales del Ejército, el abogado Miguel Hugo Vaca Narvaja confirmó que en una reciente reunión de antiguos y nuevos montoneros celebrada en Córdoba bajo el mando del "comandante" Roberto Cirilo Perdía, el "oficial" (y cuñado de Mario Eduardo Firmenich) Guillermo Martínez Aguero dijo a sus compañeros: "No hemos enterrado las armas, aunque no es el momento para ellas".

Pero la frase correspondía a un contexto más explícito, e inquietante: una
entrevista concedida al periódico digital Mendoza Online, de la que destacamos estos fragmentos:

“Nosotros no somos el montonerismo kirchnerista y queremos reivindicar los principios originales de socialismo, peronismo y lucha armada”.

¿Lucha armada también?

"No ahora, que estamos en un proceso democrático. Pero nosotros no hemos enterrado las armas. Creemos que es una opción para cuando las condiciones así lo hagan necesario, como ya ocurrió con las FARC o con el Subcomandante Marcos, por ejemplo".
(...) "Queremos una clara diferenciación del montonerismo kirchnerista´ con el que no tenemos nada que ver. Y aunque reconocemos algunas cosas favorables, creemos que tenemos que avanzar hacia un verdadero proyecto nacional y popular que, además, sea revolucionario”.

Además, sostuvo que así como en el origen hubo una “amplia coincidencia con Cuba”, ahora la tienen con “la Venezuela de Chávez y la Bolivia de Evo”.

lunes, 23 de agosto de 2010

Cómo resolver el dilema de Gaza


La manipulación siniestra de niños se repite en todas las concentraciones del HAMÁS financiado y armado por Siria e Irán.




George Chaya

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas repudió el ataque al buque turco Mavi Marmara por parte de Israel y pocas horas después votó nuevas sanciones contra la República Islámica de Irán, así sus ilustres integrantes se han ido a sus casas satisfechos ante tan salomónicas decisiones. Lo cierto es que nada han resuelto ni resolverán con esas medidas, puesto que los Miembros del Consejo de Seguridad deberían reunirse inmediatamente y declarar Gaza como zona de emergencia en coordinación con Israel y la Autoridad Nacional Palestina bajo el paraguas de Naciones Unidas en virtud del Capítulo VII y enviar inmediatamente una Fuerza Multinacional de pacificación a la Franja.

No sería difícil lograr la paz en Oriente Medio siempre que la totalidad de actores involucrados en el conflicto estuvieran dispuestos a detener la violencia y poner fin al estado de guerra latente y al terrorismo. Así se preservaría la vida de civiles palestinos e israelíes. La historia nos demuestra que estos problemas no se resuelven con palabrerío grandilocuente o políticas buenistas, menos aún con frágiles treguas casi siempre incumplidas. Lo que se debe hacer realmente es poner en marcha un plan serio y responsable que presente la solución definitiva al problema, y ello tiene que ver puntualmente con la "desmilitarización e internacionalización" de Gaza. Aún es prematuro discutir una solución global para un futuro Estado palestino
También es muy complejo anticipar el final de la guerra global contra el terrorismo en Irak y Afganistán, más allá de que los burócratas de Washington den esta guerra por perdida cuando hablan del retiro gradual de las tropas estadounidenses de ambos países; pero no lo es para resolver el controversial que encarna Gaza. No obstante en cualquier acuerdo de paz que se intente implementar en Oriente Medio, la administración estadounidense y la Unión Europea deberán tener presente las agendas de los gobiernos de Irán, Turquía y Siria, esto es condición sine qua non si se piensa realmente en preservar a la población civil de Gaza de la violencia, como también proteger a la población israelí y evitar una escalada mayor que pudiera afectar toda la región. Y en tal caso, es imposible perder de vista que Irán, Turquía y Siria, junto a Hezbollah y Hamás se oponen a cualquier proceso de paz.

El año pasado, luego de las acciones militares israelíes en lo que se denominó Operación Plomo Fundido, el presidente israelí, Shimon Péres, declaró en una entrevista a la cadena árabe Al-Jazeera que su país acabaría sus operaciones militares cuando el hostigamiento de Hamás y sus aliados cesara, es más que evidente que ello no ha sido así, aunque en menor numero y de forma aislada continuaron cayendo cohetes en los pueblos del Neguev y se amplió la guerra mediática contra Israel; ante esta situación, Naciones Unidas tiene una obligación de gestión ineludible hasta que un Estado Palestino responsable y reconocido internacionalmente sea conformado. Luego de los incidentes con la "flotilla de ayuda humanitaria", el presidente palestino Mahmoud Abbas dijo que la Autoridad Palestina estaría dispuesta a asumir su responsabilidad por el bien de su pueblo. Por su parte, el presidente egipcio Hosni Mubarak y el Rey Abdullah de Jordania dijeron que sus gobiernos están dispuestos a resolver la crisis en Gaza si la Autoridad Palestina es parte de ese intento de solución. Al mismo tiempo, el presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, la Unión Europea y las Naciones Unidas afirmaron estar dispuestos a poner fin al conflicto de forma definitiva.

Todas estas declaraciones del liderazgo regional y occidental suenan excelente, pero la pregunta es ¿cómo se implementarán y pondrán en práctica esas positivas intenciones de mandatarios y organismos internacionales?

La ONU ha patrocinado y gestionado durante el pasado distintos sistemas de seguridad en algunas regiones del mundo como Bosnia y Timor Oriental. De igual modo, la solución a Gaza indudablemente pasa por vía de la ONU y la comunidad internacional, eso debería ser lo correcto y siempre será mejor que la ultima opción, la vía militar. Generalmente el derecho internacional interpreta que cuando una zona o área determinada cae bajo el control de un grupo político-militar como lo es la resistencia islámica de Hamás, y cuando la población civil está expuesta o bajo fuego debido a las acciones militares de ese grupo, el Consejo de Seguridad de la ONU debe intervenir y aplicar el Capítulo VII de su Carta Constitutiva; ello es inapelable y refiere a la protección de la población civil y al establecimiento de la paz allí donde se haya alterado. En este caso, es más que claro, Naciones Unidas tiene una obligación de gestión ineludible en Gaza.

Entonces bien, si realmente todos los jugadores regionales y las potencias occidentales desean la paz en Oriente Medio, la solución es muy sencilla y se puede alcanzar con voluntad política y considerando los breves puntos que describiré a continuación:

a) En primer lugar, el Consejo de Seguridad debería reunirse inmediatamente y declarar Gaza como zona de emergencia bajo el paraguas de Naciones Unidas en virtud del Capítulo VII y enviar inmediatamente una Fuerza Multinacional de Pacificación a la Franja, ella debería actuar en coordinación con Israel y la Autoridad Nacional Palestina. Esta fuerza multinacional no debería incluir militares de aquellos países que se encuentren en estado de guerra con Israel o con la Autoridad Palestina y debería tener relaciones diplomáticas con ambos a efectos de la consolidación de la paz. El primer objetivo de la fuerza multinacional debería ser el desarme de Hamás y sus milicias aliadas.

b) La Franja de Gaza debería ser totalmente desmilitarizada y las fuerzas israelíes mantenerse como hasta hoy, es decir, fuera de las líneas de demarcación del enclave permitiendo que la fuerza multinacional reestablezca la competencia de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), ello a través de una institución policial reformada y transparente para proteger en conjunto a la población civil en coordinación con las unidades de seguridad de la Autoridad Palestina. Al mismo tiempo, La Liga Árabe (LA) y la Organización de la Conferencia de Países Islámicos (OCI) deberían subvencionar todos los gastos necesarios para la fuerza multinacional de paz y las fuerzas de seguridad de la ANP proveyendo el dinero necesario a tal efecto. Israel debería comprometerse a permitir que los trabajadores de Gaza puedan viajar a la Ribera Occidental y viceversa bajo la responsabilidad de la Autoridad Nacional Palestina.

c) Debería conformarse un consorcio de países árabes productores de petróleo que junto a los gobiernos de la Organización de Países Islámicos financie con una cifra inicial de 10 mil millones de dólares la reconstrucción de toda Gaza a través de la Administración del Secretario General de la ONU para poner fin a la crisis económica, construyendo nuevas escuelas, hospitales e infraestructura básica. Al mismo tiempo, la Liga Árabe debería comprometerse a otorgar visados y permisos de trabajo a los residentes de Gaza para radicarse en todos los países árabes si así lo desearan.

d) Finalmente, la Autoridad Palestina e Israel deberían reanudar sus negociaciones directas para un acuerdo de paz definitivo y el establecimiento de un Estado Palestino con fronteras delimitadas y reconocidas para ambos por la comunidad internacional.

Mediante estos breves puntos que menciono se puede lograr que la paz, el bienestar y la seguridad puedan llegar a la población palestina en Gaza así como a los civiles israelíes. Con estos pocos puntos queda muy clara la responsabilidad que deben asumir las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Liga Árabe y la Organización de la Conferencia de Países Islámicos para la paz. Como se aprecia claramente, Gaza no necesita de barcos humanitarios ni activistas que en primer lugar perjudican con su accionar demagógico al propio pueblo palestino, y en segundo, solo generan muertes e inflaman el odio y la discordia.

Como sea, si el lector llegó hasta aquí en su lectura y cree que estos puntos pudieran aplicarse con éxito, debo decirle que no se haga ilusiones. ¡Ni lo sueñe! "Un plan de este tipo nunca verá la luz en tanto Hamás sea financiado por Teherán, Damasco y ahora también Ankara para mandar a pique cualquier proceso de paz posible"

En otras palabras, mientras las dictaduras y el accionar de las teocracias regionales continúen imponiendo sus agendas por sobre el anhelo de paz de israelíes y palestinos, ambos pueblos serán devorados por el conflicto y no habrá solución a la vista, por el contrario, la violencia se expandirá en una espiral sin fin dada la incompetencia y falta de voluntad política de la ONU, de la UE y de todos los actores regionales.

20.06.2010

http://www.georgechaya.info/2010/06/20/como-resolver-el-dilema-de-gaza
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sábado, 7 de agosto de 2010

El mito del "pueblo palestino"


Jorge Fernández Zicavo

El más erróneo de los tópicos sobre el llamado conflicto palestino-israelí, es llamar palestinos a los árabes que durante las invasiones musulmanas del siglo VII d.c. se asentaron en las zonas de Palestina no habitadas por los hebreos; descendientes de los que sobrevivieron a la destrucción del reino de Israel por las legiones romanas en el 70 d.c. y optaron por quedarse.

Es decir, aquellos árabes (tal vez fenicios), llegaron cuando se cumplían 2.700 años de presencia continuada de los israelitas, que durante 433 años (1030-597 a.c.) tuvieron su Estado-Nación con los reinos, simultáneos durante gran parte de esos siglos, de Israel y Judá. La deducción que podemos sacar de lo anterior es obvia: a quienes deberíamos llamar palestinos si reclamaran el gentilicio, sería a los israelitas que siempre estuvieron allí, en su patria, mucho antes de que fuera bautizada como Pallestrum por Roma. Por el contrario, los árabes que se fueron estableciendo desde aquel siglo VII hasta el XX, nunca demostraron interés por fundar un Estado. ¡Durante 13 siglos!

Pero no estamos ante una confusión conceptual o ignorancia histórica de quienes defienden la “causa palestina”, sino ante la deliberada construcción política de un sujeto mítico (pueblo expulsado de su tierra por fuerzas extranjeras) al servicio de una estrategia diplomática, de opinión pública y yihadista, destinada a impugnar la existencia del Estado de Israel.

La diferencia sustancial entre israelíes y palestinos, radica en que los primeros se articularon como nación en base a una gran cultura que fecundaría a Occidente: su religión monoteísta de un Dios-Idea y universal; su literatura mitológica e histórica (la Torá); su derecho civil y penal (el Nezikin del Talmud) semilla del griego y el romano; sus principios morales y éticos que pasaron al cristianismo, etc. Pero sobre todo, porque tuvieron la voluntad política de fundar su Estado nacional.

PALESTINA EN EL SIGLO XX
Algunos datos históricos.

En 1918, tras la derrota del eje turco-alemán en la I Guerra Mundial, Gran Bretaña tomó posesión de Palestina como Protectorado, ratificada en 1922 por el Mandato de la Sociedad de Naciones. Ese mismo año Churchill propuso convocar elecciones para formar un Gobierno Autónomo, pero los árabes, a pesar de tener garantizada la victoria por constituir el 90% de la población, rechazaron el proyecto porque autorizaba la entrada de judíos europeos y la creación de un Hogar Judío en Palestina. El retorno a Erets Israel impulsado por Theodor Herzl y visto con simpatía por la Corona británica, era un proceso irreversible.

En 1939 ya se habían establecido 500.000 colonos europeos judíos en Palestina, que explotaban 3.000 talleres, fábricas y comercios; y 230 granjas y 140 Kibbutz en tierras que los árabes les vendían a precios escandalosamente altos. Era tal la desidia de los árabes pastoriles en relación con la agricultura, que llegaron a venderles un valle desértico de 500 Km2 (Jezrael), transformado muy pronto por los laboriosos colonos en una región altamente productiva de alimentos.
En ese mismo año, los colonos judíos crearon en aquella Palestina de piedras, olivos y cabras, una central sindical (Histradut); el Partido Socialista (MAPAI) que gestionaría la creación del Estado; una fuerza de autodefensa (la Haganá fundada por Vladimir Jabotinski); la Universidad Politécnica de Haifa (hoy una de las más prestigiosas del mundo); una central eléctrica y una red de asistencia sanitaria.

Las tribus árabes mientras tanto, seguían viviendo como durante siglos en poblados sucios y miserables, carecían de industrias y no trabajaban la tierra porque se habían acostumbrado a vivir de la ayuda alimentaria suministrada por la Sociedad de Naciones y Gran Bretaña.
En 1944 (ya había 600.000 colonos europeos judíos, frente a 800.000 árabes) el Congreso de EE.UU. aprobó a instancias de Roosevelt la creación del Estado de Israel, pero la presión de las compañías petroleras obligó a dejarlo en suspenso. Ese año, la legendaria Brigada Judía de la Haganá, combatió contra los alemanes en Italia encuadrada en el VIII Ejército británico.
Finalmente, al agotarse el Mandato, y como consecuencia de la presión política y militar ejercida por el MAPAI sobre la ONU y Gran Bretaña, el 14 de mayo de 1948 el milenario pueblo judío en la diáspora hizo realidad el viejo sueño de refundar el Estado-Nación en su patria.

3.948 años (-2.000) después de la llegada de las tribus hebreas a Canaan.
3.148 años (-1.200) después de regresar a su patria tras huir de Egipto donde eran un pueblo cautivo y esclavo.
2.545 años (-597) después de que la Babilonia del rey Nabuco-donosor (como en el 722 a.c. hiciera Sargón II de Asiria con el reino de Israel), invadiera el reino de Judá poniendo fin a más de cuatro siglos de Estado nacional judío.
También, después de diez siglos de pogromos europeos; y de que Stalin quisiera confinar a sus judíos (opuestos al colectivismo agrario forzoso y al ateísmo) en Siberia; los británicos (por intereses geopolíticos) en Uganda; y los oberstmenchen nazis (antes de decidirse por la Shoa) en Madagascar.

Pero todo esto es irrelevante para las izquierdas, que continúan repitiendo, con una ignorancia histórica que exhiben sin pudor, que... "el Estado de Israel es un país artificial, un cuerpo extraño en Oriente Medio".
Insólita afirmación que prescinde de las fechas en que se fundaron los Estados árabes de la región, y también los más alejados como Libia, Argelia o Marruecos.
Irak (1925), Arabia Saudí (1932), Egipto (1936), Líbano (1943), Siria (1946), Jordania (1949)

Otro argumento utilizado por la izquierda es que la fundación de Israel supuso el éxodo de masas árabes de Palestina. Cierto, fueron unos 630.000. Y exactamente 567.654 los judíos iraquíes, sirios, libios, jordanos, libaneses, egipcios, marroquíes, argelinos, tunecinos y yemeníes expulsados de sus países en 1948 como respuesta a la fundación del Estado hebreo.


PALESTINA EN EL SIGLO XX
Algunos datos políticos.

Es preciso repetirlo. La contradicción fundamental que los defensores del pueblo palestino expulsado de su tierra por Israel no pueden explicar, radica en el hecho de que durante los treinta años de Protectorado británico legitimado por la ONU no cuestionaron ese status ni demostraron interés por fundar un Estado; como tampoco desde que tienen su propio gobierno en Ramala. Y en Gaza, donde Hamás dio un golpe sangriento contra el gobierno de Al-Fatah y ya llevan cinco años desconectados de Israel. Los clanes mafiosos y fraticidas que conforman el "pueblo palestino", sólo saben matarse entre ellos por el botín de la ayuda internacional, y nada indica que este escenario vaya a cambiar a medio plazo.

Por otra parte, cuando las vecinas naciones árabes se vieron obligadas a recibirlos en sus territorios tras la victoria israelí en la Guerra de los Seis Días, la nación hermana de Jordania mató a 3.000 fedayines de Al-Fatah durante el Septiembre Negro de 1970, en respuesta al intento de golpe de Estado de la OLP contra su anfitrión, el rey Hussein.
En cuanto a Egipto y Siria, los expulsaron al Líbano, donde en 1982 el gobierno los masacró en Sabrá y Shatilla después de que Arafat estuviera involucrado en el asesinato del presidente Bashir Gemayel en un nuevo intento de golpe de Estado como en Jordania.
Para los gobiernos de los países árabes, en definitiva, los hermanos palestinos son unos apestados, unos parias que sólo les sirven para desestabilizar a Israel. Para el resto del mundo, un pueblo de terroristas entrenados desde la infancia; y de parásitos que se han acostumbrado a vivir del tráfico de armas y los programas de alimentos proporcionados por Naciones Unidas; siendo Israel, por cierto, el país que más dinero aporta.
La franja de Gaza que los ignorantes llaman campo de refugiados, es un nido de delincuentes y terroristas internacionales; un gueto de criminales que, cada vez más, se va pareciendo a la Somalia de los piratas o al Afganistán de los talibanes. Una red yihadista de "Estados fallidos" a la que no tardará en sumarse Líbano si el Hizbollá armado por Siria e Irán se hace con el poder.

CONCLUSIONES

1- No existe, ni ha existido nunca, un conflicto político entre el Estado de Israel y los árabes de Palestina, pues no puede existir tal cosa entre un Estado-Nación soberano y una población sin más representación que el gobierno sin Estado de Ramala en manos de Al-Fatah. Y no digamos, con la Gaza controlada por la yihadista Hamás que no reconoce la autoridad de Ramala. Un surrealista caso de sublevación secesionista en territorios sin Estado.
Lo único que ha existido desde 1948, ha sido la continuada agresión militar y terrorista de las naciones árabes y de los árabes de Palestina contra el Estado de Israel. La famosa negativa de Arafat a la oferta de Ehud Barak (80% de los territorios ocupados en 1967 y un sector de Jerusalén), en las reuniones de Camp Davis celebradas en 2000 a instancias de Bill Clinton, demostraron definitivamente lo que ya se sabía: que los jefes terroristas de Al-Fatah nunca han querido fundar un Estado, sino mantener el conflicto armado con Israel porque ello les reporta unos cien mil millones de dólares provenientes de la comunidad internacional y Arabia Saudí. La fortuna del corrupto Arafat, ahora en poder de su viuda, propietaria de un lujoso piso en el distrito más exclusivo de París e inversiones y depósitos en varios paraísos fiscales, ha sido sacada a la luz por el Mossad.

2- La nación judía, perseguida durante siglos, llevada al borde de la extinción, y con su Estado rodeado de países que han intentado destruirlo en cuatro ocasiones (1948-1956-1967-1973) desea la paz probablemente más que ningún otro pueblo, pero precisa-mente por su trágica historia, es una nación obsesionada con su seguridad. Por ello, son los primeros interesados en que los árabes de Palestina funden un Estado que acepte la vecindad pacífica y ajustada al derecho internacional, con Israel.
Pero a estas alturas, después de 62 años comprobando el fanatis-mo árabe de Todo o Nada, y con la yihadista Hamás gobernando Gaza, más las amenazas apocalípticas del régimen de Irán que el Occidente suicida se toma a broma, las perspectivas para alcanzar una solución racional y pacífica a este conflicto no pueden ser más pesimistas.

3- Con la segunda Intifada, el gobierno de la ANP con sede en Ramala, y entonces en manos de Arafat, lanzó en 1993 una ofensiva de atentados terroristas contra la población civil israelí que provocó 900 muertos y varios miles de heridos.

4- Los árabes de Palestina que apoyan políticamente a sus gobiernos terroristas, son cómplices de esas ofensivas criminales contra la población civil de Israel.

5- Los árabes de Palestina que, además de este apoyo político, colaboran con las bandas terroristas proporcionándoles ayuda logística, son coautores materiales de dichos asesinatos. Al vincularse orgánicamente, dejan de ser civiles para convertirse en combatientes contra el Estado de Israel, por lo cual deberán asumir las consecuencias de sus operaciones contraterroristas.

6- Los niños árabes que casualmente siempre mueren a la hora de los telediarios europeos, son llevados a la línea de fuego en calidad de escudos humanos. Muchas veces, por sus padres o hermanos mayores.

7- Las casas demolidas por el ejército israelí en Gaza durante los combates no son viviendas ajenas al conflicto, sino casas utilizadas por Fatah y Hamás como depósitos de armas, refugio de terroristas y bocas de túneles por los que reciben armas desde Egipto. Asimismo, está probado que en el último enfrentamiento con Hizbollá en Libano, colocaron sus lanzaderas de misiles en azoteas de edificios de viviendas y hospitales sin importarles las vidas de sus ocupantes; y que en Gaza utilizan ambulancias para transportar armas y municiones.

8- El muro que las izquierdas y los progres llaman de la vergüenza, es una lógica y legítima muralla de seguridad destina-da a impedir la entrada de terroristas suicidas desde Gaza en un Estado soberano.
Lo único vergonzoso y abyecto de este asunto es que Fatah y Hamás sean invitadas a los Congresos del PC-Izquierda Unida de España; y que el ministro de Exteriores de dos gobiernos socialis-tas, el agresivo antisemita Miguel Angel Moratinos que cuando viaja a la carcel flotante cubana no recibe a los disidentes ni a familiares de presos políticos, condenara las ejecuciones de jefes terroristas llevadas a cabo en Gaza por la Inteligencia militar israelí, por… “no ajustarse a derecho”.

9- Los árabes de Palestina deberían tomar conciencia del abismo hacia el que los arrastran desde hace décadas sus dirigentes. Y de que nunca podrán doblegar por la violencia a un pueblo que ha sobrevivido a imperios de la Antigüedad barridos por la Historia, a siglos de pogromos en Europa, a la Alemania nazi y a cuatro guerras contra coaliciones de ejércitos árabes.

10- Respecto a la irrupción en este conflicto del genocida Ahmadineyad que detenta el poder en Irán, de lo único que podemos estar seguros es que si se decidiera a desencadenar un ataque nuclear contra el liliputiense Estado de Israel, segundos después todo Irán también sería borrado del mapa pues Israel tiene una flotilla de submarinos armados con misiles nucleares navegando las 24 horas.
La lógica disuasoria derivada de la aniquilación mutua funcionó entre EE.UU. y la URSS, naciones culturalmente cristianas (a pesar del ateísmo oficial soviético) y occidentales, aunque esto último sea dicho a medias respecto a Rusia; pero lo dantesco de la amenaza iraní, es que proviene de un Estado musulmán funda-mentalista y yihadista; es decir, de una cultura oriental que ideológica y psicológicamente está preparada para una inmola-ción contra los infieles que les abriría las puertas del paraíso. Más aún, lo desean fervientemente, se preparan desde la infancia para ello en madrasas y mezquitas que programan sus mentes como zombies; y llevan a cabo las masacres con una histérica y escalofriante naturalidad.


Terrorista suicida de Hamás con su hijo, cumpliendo el ritual de la despedida ante las cámaras