jueves, 18 de febrero de 2010

Guerra Revolucionaria Argentina 1969-1979

Ofrecemos al lector un ensayo sobre la Guerra Revolucionaria que entre 1969 y 1979 conmocionó a la República Argentina dejando unas secuelas traumáticas que permiten calificarla como la etapa más trágica de su historia. Diez años y ocho meses durante los cuales las pequeñas sectas ultraizquierdistas ajenas al "reformista y pro-soviético" PC, en el marco de una estrategia de lucha armada continental proclamada y coordinada por el Estado cubano (OLAS, 1967), declararon la guerra al Estado y a la población civil políticamente indiferente o enemiga de todo lo que oliera a comunismo.
Al Estado, atacando a sus Fuerzas Armadas, policiales y de seguridad, e intentando 'liberar' la provincia de Tucumán para legitimarse como un gobierno insurgente ante los países socialistas, los 'no alineados' y la ONU. A la población civil, aterrorizándola para que al menos no opusiera resistencia a su objetivo estratégico: un régimen de partido único y economía colectivista que llamaban 'Patria Socialista'.

De acuerdo con la estrategia diseñada por los dirigentes argentinos y cubanos, la Guerra Revolucionaria (guerra civil revolucionaria, para el trotskista Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), se desarrolló en todos los ámbitos: ataques militares a cuarteles y vehículos del Ejército; voladura de buques y aviones militares; ataques a comisarías y vehículos policiales; copamientos de ciudades, fábricas, universidades, emisoras de radio y canales de televisión; secuestros y torturas en dantescas 'cárceles del pueblo'; secuestros de aeronaves con pasajeros, atracos a bancos y camiones de caudales; bombas en supermercados, edificios públicos y en las calles; asesinato de centenares de policías, militares y civiles, más una interminable lista de crímenes que incluyeron el ametrallamiento a sangre fría de niños, como Juancito Barrios y las hermanitas Viola.

De esta lista de acciones terroristas hemos seleccionado como eje del ensayo los ataques a unidades del Ejército, porque demuestran hasta qué punto el país estaba sumido en un estado de guerra o conflicto armado interior, y el grado de desarrollo militar alcanzado por la subversión marxista. El suficiente como para que se atrevieran a operar contra las FF.AA.
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A continuación de la Introducción el lector encontrará los Links para acceder a las Entradas de los ataques y copamientos a siete unidades del Ejército, y el Epílogo que incluye los atentados que sufrieron la Armada y la Fuerza Aérea.

Finalmente se reproducen los listados con los nombres de los 816 civiles, policías y militares asesinados en atentados o muertos en combate. Consta de cinco Entradas:

Civiles - FF.AA. - PFA - PPBA - otras Policías y FF.SS.
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Jorge Fernández Zicavo

INTRODUCCIÓN

La narrativa que la izquierda argentina viene construyendo desde 1984, y especialmente bajo los gobiernos de los ex montoneros Kirchner, se estructura a partir de la desaparición de un periodo histórico para reemplazarlo por un relato fantástico fuera del tiempo y del espacio. Ese periodo (diez años y ocho meses), es la Guerra Revolucionaria destinada a tomar el poder y proclamar una República Socialista con dictadura de partido único.

Con su relato basado en una 'memoria histórica' descaradamente falsaria, las izquierdas armadas borraron sus responsabilidades políticas y penales para poder reinsertarse en una sociedad que era preciso convertir en amnésica. "La represión llevada a cabo por la dictadura militar -sostienen- no estuvo dirigida a aniquilar las organizaciones armadas, sino a militantes populares que se oponían al proyecto económico y social neoliberal de una burguesía aliada al capital internacional y al imperialismo yankee". Ergo: terrorismo de Estado contra pacíficos ciudadanos opositores.

Esta falsificación de la historia real (la verificable empíricamente, sin "memorias"), se manifiesta en unas listas de desaparecidos que no mencionan la Organización donde ejercían esa militancia popular, sino sus profesiones. De este modo, las asociaciones de Derechos Humanos, fundadas por ex integrantes de esas organizaciones subversivas, transforman a los terroristas en médicos, estudiantes, obreros, empleados de banca, "periodista" Rodolfo Walsh y "poeta" Paco Urondo para enseñar a niños y adolescentes que la década del setenta no comenzó el 1 de enero de ese año, sino un 24 de marzo del 76; día en que las Fuerzas Armadas derrocaron al gobierno constitucional de "un país políticamente estable y socialmente pacífico".
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Gestación de la Guerra Revolucionaria Argentina

La violencia política en la Argentina del siglo XX podría dividirse en cinco etapas.
Una primera, ejercida por inmigrantes socialistas y anarquistas durante huelgas por salarios y horas de trabajo. Operativamente era una violencia individual y esporádica. Podría acotarse esta etapa entre 1900 y 1924. La excepción fue la Semana Trágica de enero de 1919 vinculada a una huelga general manipulada por la anarquista FORA y por el Partido Comunista fundado en 1918 por el inmigrante italiano nacionalizado argentino, Vittorio Codovilla; un cuadro de la Komintern: Tercera Internacional Comunista creada por Lenin para luchar por "la supresión del sistema capitalista, el establecimiento de la Dictadura del Proletariado y de la República Internacional de los Soviets, la abolición de las clases y la realización del socialismo como primer paso a la sociedad comunista".

La segunda fue protagonizada por obreros argentinos y peronistas, que se sumaron a una Resistencia generalizada contra la dictadura militar implantada tras el golpe de Estado de 1955 que depuso al presidente Perón. Era una violencia claramente política, sistemática y con un importante apoyo social; pero no subversiva o revolucionaria, sino desestabilizadora, de desgaste. Una violencia táctica dosificada por el buen estratega político Perón contra el gobierno militar y el posterior de Frondizi, que tenían proscripto electoralmente al Partido Justicialista. Los 'muchachos' de la Resistencia raramente utilizaron armas de fuego; al igual que los anarquistas cometían atentados con explosivos, los famosos 'caños' artesanales. Esta violencia estuvo muy activa entre 1956 y 1959.

La tercera puede acotarse entre 1959-1964 y, a diferencia de las anteriores, no estuvo protagonizada por obreros sino por individuos de clase media, muchos de ellos universitarios. Bajo el influjo de la revolución cubana algunos grupúsculos que apenas pasaban de una veintena de hombres (Uturuncos y el Ejército Guerrillero del Pueblo) abrieron focos guerrilleros rurales que fueron fácilmente desarticulados por la Gendarmería Nacional. Los "uturuncos" eran peronistas influenciados por el marxista Cooke, entonces residente en La Habana; y el E.G.P fue organizado por la Inteligencia cubana. Su instructor militar, muerto en Salta, era un Capitán del Ejército jefe de la custodia del 'Che'.

La cuarta etapa (1965-1968) estuvo dedicada a la 'acumulación': reclutamiento, secuestros, atracos a bancos, y establecer contactos y apoyos en el Cono Sur bajo la dirección de la Junta Coordinadora Revolucionaria fundada durante la OLAS que continuación comentaremos. La JCR estaba integrada por los argentinos Quieto, Mena, Osatinsky y Perdía; el tupamaro uruguayo Sendic, el MIR chileno y el ELN boliviano. Era un Estado Mayor con oficina en La Habana y financiado por el Departamento América: aparato del Comité Central del Partido Comunista de Cuba dedicado a estimular y coordinar la lucha armada en toda América Latina.

El 10 de agosto de 1967 el Primer Ministro Fidel Castro clausuró en La Habana la Conferencia de la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad) que proclamó el inicio de la "lucha armada por el socialismo y bajo los principios del marxismo-leninismo" en toda América Latina. También se acordó -extraoficialmente, pues la Conferencia fue pública- fundar un Ejército de Liberación Nacional integrado por todas las fuerzas revolucionarias latinoamericanas (denominadas "sectores"), bajo el mando supremo del 'Che' Guevara, quien entonces estaba operando en la selva boliviana con sus 16 militares cubanos y 30 comunistas bolivianos y peruanos.

Integraron la delegación argentina de la OLAS, John W. Cooke, Norma Arrostito, Fernando Abal Medina, García Elorrio, Graciela Daleo, Roberto Quieto, Juan Carlos Cibelli, Luís María Aguirre, Mario Roberto Santucho (que ya había estado en Cuba en 1961), Enrique Gorriarán Merlo, "Joe" Baxter, Rodolfo Walsh, Carlos Olmedo, los hermanos Lewinger, etc.
Durante la Conferencia, Carlos Olmedo y Roberto Quieto fundaron las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR - Sector 2 del ELN: marxistas-guevaristas) para abrir en la frontera con Bolivia un 'foco' en apoyo del "Che".

Al año siguiente (1968), un pequeño grupo autodenominado Fuerzas Armadas Peronistas (FAP - Sector 8 del ELN: peronistas-marxistas) abrió un 'foco' rural en Taco Ralo, Tucumán, que fue fácilmente desarticulado a las dos semanas por la Gendarmería Nacional.

En abril de 1969 se inició la quinta y última etapa de violencia política; claramente revolucionaria, y que alcanzaría un desarrollo paramilitar entonces inimaginable. Su composición social seguía siendo de clase media, con una importante presencia de estudiantes y licenciados universitarios. Operativamente, esta nueva etapa de violencia sería orgánica, centralizada (la estrategia común hacía que las 'orgas' funcionaran como un todo), y sistemática.

La singularidad histórica del año 1969 puede resumirse en cuatro sucesos que tendrían gran trascendencia.

El 5 de abril se produjo el copamiento de un vivac del Regimiento de Infantería 1 'Patricios' en la Guarnición de Campo de Mayo por un comando terrorista que, aunque la Operación fue perfecta, solo pudo llevarse cuatro fusiles y una pistola pues el día anterior se habían retirado de allí 700 fusiles de asalto FAL. Con esa Operación, 'firmada' un año después por el Frente Argentino de Liberación (FAL - Sector 2 del ELN junto con las FAR, y como ellas, ex militantes del Partido Comunista), irrumpía en el escenario político una Organización de tipo paramilitar que, al atacar al Ejército, declaraba formalmente la guerra al Estado.

Dos meses después (29 de mayo), ocurrió el 'Cordobazo'; un gran ensayo de insurrección urbana organizado durante meses por el marxista 'trotskista' Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT - Sector 1 del ELN) y pequeños grupos que luego se integrarían en las FAL.

Operaciones paramilitares e insurrecciones populares, FAL-Campo de mayo y PRT-Cordobazo; estos dos niveles complementarios de la Guerra Revolucionaria proclamada por la OLAS en La Habana, se habían aplicado según el programa diseñado por la JCR. Al mes siguiente (26.6.69), las FAR (ELN sector 2) sumaron un tercer nivel de terrorismo a gran escala incendiando trece supermercados Minimax en Capital Federal y Gran Buenos Aires; y cuatro días después un comando de Descamisados (ELN sector 8: 'izquierda peronista') dirigido por el marxista Rodolfo Walsh asesinó al más importante líder sindical y peronista del país: Augusto Vandor, Secretario General de la poderosa Unión Obrera Metalúrgica. La magnitud operacional, encadenamiento, y mensaje político de estos cuatro sucesos: Campo de Mayo, Cordobazo, Minimax, Vandor; y todo en sólo tres meses, no tenían precedentes en Argentina.

La doctrina político-militar de Guerra Revolucionaria fue asumida radicalmente por las organizaciones armadas, y muy especialmente por el Partido Revolucionario de los Trabajadores en los informes leídos por Santucho ante el Comité Central definiendo la línea del partido; y la de su Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) fundado en el V Congreso (junio de 1970) para "encarar la guerra revolucionaria desde una visión latinoamericanista, obrera y socialista".

Una definición modélica por su capacidad de síntesis, pertenece a Luis María Aguirre, uno de los fundadores de las FAL:

"Como militantes de la revolución latinoamericana, nuestra concepción del problema estratégico frente al imperialismo y sus aliados, ha decidido para la Argentina la vía armada como única política posible y eficaz en la marcha hacia la conquista socialista del poder. Política armada que, en unión con aquellas formas legales de lucha que surgen de la vida misma de las masas y que pueden adaptarse a las perspectivas de la Guerra General Revolucionaria, se caracterizará como guerra de guerrillas".

La Guerra Revolucionaria de aquellos años, en definitiva, no puede ser negada y eliminada de la historia argentina como pretende la izquierda psicótica instalada en el delirio de una negación de 'lo real', porque es empíricamente irrefutable gracias a un gigantesco corpus documental al alcance de cualquier ciudadano.

Hemerotecas, bibliotecas, filmotecas, canales de TV y documentales en DVD, archivos, documentos emitidos por las organizaciones terroristas, entrevistas, declaraciones y comunicados, partes de guerra, la correspondencia Perón-Montoneros, los comunicados de la fusión FAR-Montoneros y FAL-ERP; librerías de segunda mano que venden originales de la prensa subversiva; libros publicados por ex terroristas e historiadores de izquierda; en los Cuadernos de Prueba de los juicios a las Juntas Militares; y en las Webs de la extrema izquierda. También la Universidad Popular de la Bonafini imparte cátedras dedicadas a estudiar textos del Che y Santucho, que venden en su Librería junto con el DVD 'Gaviotas Blindadas' realizado por veteranos del PRT-ERP.

Sin embargo, a pesar de estas abrumadoras evidencias, las izquierdas persisten en llamar 'lucha popular' al terrorismo de unas sectas elitistas que la clase obrera y el pueblo en general repudió, y que sus 'comandantes' denominaron durante años Guerra Revolucionaria en unos casos, o Guerra Popular en otros.

Fundación del ERP. V Congreso del PRT, julio de 1970
http://es.slideshare.net/alfredozitarrosa/resoluciones-del-quinto-congreso-del-prt">
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Entradas correspondientes a los nueve ataques y copamientos a unidades del Ejército Argentino ordenadas cronológicamente.

FAL
Vivac del Reg. de Infantería 1 'Patricios' en Campo de Mayo
http://termidorianos.blogspot.com/2010/02/fal-regimiento-de-infanteria-patricios.html"

ERP
Batallón de Comunicaciones 141
http://termidorianos.blogspot.com/2010/02/http://termidorianos.blogspot.com.es/2010/02/erp-batallon-de-comunicaciones-141.html

ERP
Comando de Sanidad del Ejército
http://termidorianos.blogspot.com/2010/02/erp-comando-de-sanidad-del-ejercito.html

ERP
Guarnición de Azul
http://termidorianos.blogspot.com/2010/02/erp-guarnicion-de-azul.html

ERP
Regimiento de Infantería Aerotransportada 17
http://termidorianos.blogspot.com/2009/12/memoria-historica-el-erp-en-catamarca.html

ERP
Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos
http://termidorianos.blogspot.com/2010/02/erp-fabrica-militar-de-polvoras-y.html

ERP
Batallón de Arsenales 121
http://termidorianos.blogspot.com/2010/02/erp-batallon-de-arsenales-121.html

MONTONEROS
Regimiento de Infantería de Monte 29
http://termidorianos.blogspot.com/2010/10/montoneros-reg-29-infanteria-de-monte.html

ERP
Batallón de Arsenales 601
http://termidorianos.blogspot.com/2010/02/erp-baatallon-de-arsenales-601.html
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EPÍLOGO

Algunas consideraciones militares
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En estos ataques hubo un patrón táctico aplicado sistemáticamente:

1- Efectuaban los ataques en fines de semana.
2- Por la noche.
3- Vistiendo falsos uniformes del Ejército.
4- Utilización de militantes cumpliendo el servicio militar obligatorio que les proporcionaban sencillos pero esenciales datos de Inteligencia y facilitaban el acceso coincidiendo con sus turnos de guardia.

Lo sorprendente es que el Ejército fue incapaz de neutralizar estas tácticas que conforman el ABC de los manuales de guerrilleros y comandos. No se tomaron elementales medidas de seguridad, como aumentar las dotaciones de retén y guardia los fines de semana; hubo un caso en que había un solo oficial de guardia: un teniente. O proteger las Armerías con guardias de suboficiales, o con puertas de seguridad electrónica como las utilizadas por los bancos. No se instalaron circuitos de video-vigilancia ni se minó el perímetro de los cuarteles. Tampoco pudo su Inteligencia impedir la infiltración de soldados enemigos, y no logró infiltrarse en la profundidad del ERP hasta finales de 1975: Monte Chingolo. Esta desidia paralizante duró... tres años (1973-1975). Si el ataque de Monte Chingolo no hubiera sido delatado, el ERP se habría apoderado de 18 toneladas de armas.

La sociedad se preguntaba cómo podía garantizar la soberanía nacional un Ejército incapaz de impedir que civiles armados coparan sus cuarteles, les causaran bajas, capturaran a sus oficiales y vaciaran sus arsenales. Algo que aún hoy sigue provocando estupor en analistas e historiadores.

Tampoco la Armada y la Fuerza Aérea pudieron garantizar la seguridad de sus buques y aviones. El 22 de agosto de 1975, un comando de buzos montoneros consiguió burlar la seguridad de la fragata misilística Santísima Trinidad atracada en los Astilleros Navales de Río Santiago, en Ensenada, colocando bajo el casco 170 kilos de sofisticados explosivos utilizados para demoliciones submarinas. El buque no se hundió, pero su centro de computación y electrónica sufrió importantes daños.

Seis días después, el 28 de agosto, Montoneros también burló la seguridad de la Fuerza Aérea volando con 160 kilos de explosivo exógeno C-4 que ellos fabricaban con tecnología propia -hasta el punto de que le montaron una fábrica a la OLP de Arafat durante la guerra del Líbano- la pista del Aeropuerto 'Teniente Matienzo' de Tucumán, cuando despegaba un Hércules C-130 con 114 efectivos de la Gendarmería Nacional que regresaban a su cuartel en San Juan tras haber operado contra el ERP en los montes tucumanos. Con sus tanques repletos de combustible, el avión se convirtió en una gigantesca bola de fuego que dejó un saldo de 6 gendarmes muertos y otros 60 heridos con espantosas quemaduras.

El 15 de marzo de 1976 los montoneros estacionaron y estallaron un coche-bomba con falsa matrícula militar junto a la entrada del Comando General del Ejército cuando entraba un grupo de jefes y oficiales (23 heridos y un civil muerto). El 29 de abril adosaron cargas explosivas, descubiertas a tiempo, en seis cazabombarderos Mirage en la VIII Brigada Aérea de J.C. Paz, en Buenos Aires. En octubre colocaron una carga explosiva destinada al General Videla nada menos que en la Guarnición de Campo de Mayo; y otra en el Círculo Militar, que provocó graves heridas a 60 militares retirados y familiares.

En diciembre de ese año, finalmente, volaron una sala del Ministerio de Defensa matando a 14 jefes y oficiales de Inteligencia e hiriendo a otros 30. Su último atentado contra unas instalaciones militares increíblemente vulnerables, se produjo el 5 de abril de 1977, cuando una montonera (hija de un Brigadier), logró introducir y hacer estallar una bomba de Trotyl en el edificio Cóndor, sede del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea, que sorprendentemente no provocó víctimas. El ERP, por su parte, el 18.02.1977 hizo estallar 105 kilos de explosivos bajo la pista del Aeroparque 'Jorge Newbery' cuando despegaba el avión presidencial con el General Videla a bordo. Fallaron por pocos segundos.

También hubo dos ataques al Ejército que no hemos incluido en la serie anterior por no tratarse de copamiento de unidades.

El 29 de abril de 1971 las FAR asaltaron en Pilar (Bs. As.) un camión del Ejército, hiriendo y luego rematando al Teniente 1º Mario César Azúa. También hirieron al soldado Hugo Vacca que quedó parapléjico y falleció en 1975. Se llevaron 196 pistolas, 3 fusiles FAL y 2 subfusiles PAM.

Conviene hacer un inciso para recordar quienes eran aquellos 'jóvenes idealistas' o 'guerrilleros románticos'. Según la investigación hecha por el SIE, el Teniente Azúa fue rematado por Sara Solarz de Osatinsky a la que también atribuyeron haber dado el tiro de gracia al policía Esteban Sullings durante la toma de Garín y al guardia Juan Valenzuela durante la fuga del penal de Rawson en 1972. Años después fue capturada por los marinos de la ESMA y la integraron en el llamado Staff: prisioneros que, además de delatar nombres y domicilios, realizaron tareas auxiliares: confeccionar dossiers de prensa y redactar análisis políticos que terminaban en el despacho del Almirante Massera, empeñado entonces en organizar un partido político a partir de los grupos montoneros refugiados en México, España, Italia y Francia al mando de Firmenich, con quien se reunió en París para exponerle su proyecto.

Algunos de aquellos oficiales montoneros que integraron el Staff fueron: Pilar Calveiro, actual catedrática de Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de México; Graciela Beatriz Daleo, socióloga, participa en cátedras libres sobre Derechos Humanos; Martín Tomás Gras, subsecretario de Promoción de Derechos Humanos y asesor del Ministerio de Defensa en Doctrina Política de la Defensa Nacional; Lila Pastoriza de Jozami; Miriam Liliana Lewin, periodista, ex secretaria de Massera y traductora para el Centro Piloto de París montado por la Armada según su testimonio ante el juez León Carlos Arslanián; Norma Susana Burgos, Noemí Actis Goretta, Mercedes Inés Carazzo, y Anita Dvantman, que terminó casándose y teniendo dos hijos con su interrogador, Teniente de Fragata Jorge Rádice.
Testimonio de Miriam Lewin:
http://web.archive.org/web/20060427184329/http://www.nuncamas.org/testimon/lewin.htm

Otros prisioneros del Staff fueron 'doblados' y pasaron a operar para el Grupo de Tareas. Como Silvia Labayrú, que introdujo al Teniente Astiz entre las Madres de Plaza de Mayo presentándolo como su hermano, y asistió a cuatro reuniones con colaboradores de las Madres que luego fueron secuestrados: su declaración legajo 6838-Conadep, Nunca Más, pág. 136.

También hubo un Mini Staff de montoneros doblados hasta el punto de interrogar y torturar a sus antiguos compañeros. En 1977 fueron integrados como suboficiales en el Servicio de Información Naval. Uno de ellos fue Máximo Nicoletti, el buzo montonero que dinamitó la fragata 'Santísima Trinidad'.

El otro ataque se produjo el lunes 18 agosto de 1975. Cuando el Capitán Miguel Alberto Keller, acompañado de un suboficial y cinco soldados, se disponía a entrar en el Tiro Federal a bordo de una camioneta del Ejército para efectuar una comprobación técnica de armamento, se le acercó un individuo uniformado y con grado de Teniente Coronel. Como era preceptivo, el Capitán descendió del vehículo para presentarse, momento en que fue asesinado por un comando del ERP que tras reducir al suboficial y a los soldados huyó llevándose la camioneta cargada con 70 FAL, 4 FAP y 21 pistolas. El presunto Teniente Coronel resultó ser el jefe del comando, y un soldado fue el entregador. Días después la Policía Federal recuperó 23 fusiles, detuvo a 10 erpianos y dio muerte en enfrentamiento al soldado cómplice.

Algunas consideraciones históricas y políticas.

Uno de los argumentos más utilizados por las izquierdas argentinas para calificar como 'terrorismo de Estado' la ofensiva contraterrorista llevada a cabo por las Fuerzas Armadas, consiste en citar los casos de organizaciones terroristas de otros países, como la alemana RAF y/o banda Baader-Meinhof, o la italiana Brigadas Rojas, que 'fueron desarticuladas por las fuerzas policiales, juzgadas y encarceladas en el marco de la legalidad y un Estado de derecho', dicen.

Otro sofisma disparatado, porque la banda alemana original (luego sus seguidores operaron durante varios años pero con poca intensidad), quedó definitivamente derrotada cuando cuatro de sus jefes fueron asesinados en la cárcel de máxima seguridad de Stammheim, Stuttgart, el 18.10.1977:

Andreas Baader y Jan Carl Rasper fueron hallados en sus celdas con un disparo en la cabeza.

Gudrun Ensslin, ahorcada.

Irmgard Möller, acuchillada, pero sobrevivió.

Ulrike Meinhof ya se había "ahorcado" en 1976.

Esto, que los mediocres sofistas silencian sin ruborizarse, sucedió en un Estado tan de derecho y democrático como la República Federal Alemana que presentó las muertes como un 'suicidio colectivo'.

Obviamente, este argumento 'legalista' es una de las tantas artimañas del discurso izquierdista para ocultar su responsabilidad, confundir a la opinión pública y demonizar a las Fuerzas Armadas.

Su origen fue el Prólogo falso y manipulador del Nunca Más, escrito por el marxista Ernesto Sábato, que junto con Borges almorzó y departió una larga sobremesa en la Casa Rosada con el General Videla y el General Jorge Villarreal el 19.05.1976. "Un hombre culto, modesto e inteligente" dijo de Videla a la salida. Y en 1978 declaró a la revista alemana GEO que "la mayoría de los argentinos rogaba casi por favor que las Fuerzas Armadas tomaran el poder para terminar con ese vergonzoso gobierno de mafiosos (...), con una época en la que los extremistas de izquierda habían llevado a cabo los más infames secuestros y los crímenes monstruosos más repugnantes". Concluyendo: "Sin duda alguna, en los últimos meses muchas cosas han mejorado en nuestro país, las bandas terroristas han sido puestas en gran parte bajo control".

Después de aquel histórico almuerzo, un Borges seducido por el anfitrión declaró: "Le agradecí personalmente el golpe del 24 de marzo que salvó al país de la ignominia, y le manifesté mi simpatía por haber aceptado las responsabilidades del gobierno".
(La Voluntad, Caparrós y Anguita, tomo 3, pág. 72).

Por lo demás, resulta sarcástico escuchar las palabras Legalidad y Estado de Derecho en boca de la izquierda argentina que se alzó en armas contra siete gobiernos constitucionales: Frondizi, Illia, Cámpora, Lastiri, Perón, 'Isabel' Perón y Alfonsín. Desde Masetti hasta Gorriarán Merlo. Marxismo y Estado de Derecho es una contradicción en los términos, puesto que la doctrina persigue la destrucción del Estado burgués y su Derecho: superestructuras jurídicas de la explotación capitalista.

El sibilino argumento de 'represión legal' omite mencionar datos esenciales:

1- Las organizaciones terroristas argentinas eran incomparablemente más peligrosas para el Estado que las europeas citadas (que no sumaban más de 100 activistas entre las dos) tanto en número de efectivos (unos 7.000 entre combatientes y 'políticos'; o ejército, milicias y partido), como en poder de fuego, servicios y logística. Un ejemplo: la fabricación de subfusiles, lanzagranadas y explosivo plástico por Montoneros.

2- Su accionar formaba parte de una ofensiva revolucionaria continental en la que participaban otras fuerzas como Tupamaros, FARC, ELN, etc. No es posible extendernos aquí sobre los contactos que mantenían entre sí estas organizaciones, ni el papel coordinador y de entrenamiento militar jugado por Cuba.

3- No practicaban un terrorismo clásico (solo desestabilizador) como sus camaradas europeos, sino uno funcional al proyecto estratégico de fundar un ejército guerrillero regular, tomar el poder y hacer de Argentina un Estado socialista. Nada de esto formaba parte de los objetivos, y no digamos de las posibilidades, de las bandas europeas mencionadas.
Más aún: hoy está probado que la Baader-Meinhof de la República Federal Alemana era una 'orga' de la Stasi (Ministerio de Seguridad del Estado) de la comunista República Democrática Alemana. Y en cuanto a las Brigadas Rojas, también están probadas judicialmente sus vinculaciones con la Mafia, y con los servicios secretos que les utilizaron para asesinar a Aldo Moro. Tal como hiciera Montoneros con el general Aramburu.

4- Sus estructuras, fuerzas y poder de fuego no eran ni remotamente comparables a las de aquellas bandas de pistoleros. Eran fuerzas paramilitares (ERP) equipadas con armamento capturado al Ejército Argentino, encuadradas en compañías de 100 combatientes y con oficiales entrenados por un ejército profesional (Cuba) para operaciones de asalto y combate urbano. Y para maniobrar como guerrillas en los montes de Tucumán.

Montoneros, por su parte, operaba con pelotones urbanos armados con fusiles de asalto, Itakas, subfusiles, lanzagranadas RPG.7 y granadas de mano. Asimismo, ambas organizaciones se estructuraban con una red de servicios y logística propia de un ejército clandestino: seguridad, inteligencia, comunicaciones, transporte, escuelas de formación política y militar, relaciones internacionales, imprenta, prensa, sanidad, finanzas, arsenales, cárceles y fábricas de uniformes, armas y explosivos. Estas complejas estructuras funcionaban gracias a una rígida disciplina articulada por escalas jerárquicas, reglamentos, y tribunales que en ocasiones emitieron condenas de muerte.

5- Como consecuencia de todo lo anterior -que podría ampliarse- a diferencia de las pequeñas sectas terroristas europeas, las organizaciones armadas argentinas estructuradas como fuerzas paramilitares, aunque también operaban como terrorismo clásico, estuvieron en condiciones de desencadenar y mantener durante once años una guerra revolucionaria.

Tampoco vale aplicar el criterio de 'represión legal' a la ETA o al IRA pues ambas organizaciones independentistas practicaban un terrorismo clásico (desestabilización complementaria a un accionar político), con explosivos y ejecuciones del tipo 'tiro en la nuca'. Obviamente, ninguna de las dos poseían unidades de combate paramilitares, ni desataron una guerra revolucionaria.
Durante toda su larga historia, los etarras se entregan sin disparar cuando son capturados. En 50 años han tenido ¡2 bajas! Una terrorista que rompió esta norma en su arresto, y otra despedazada por la bomba que preparaba. ETA nunca entró en combate. Nunca, ni una sola vez, se enfrentó a balazos con la policía o guardia civil. Y tienen subsfusiles y pistolas. La razón es muy simple y lógica: optaron por el fugaz 'tiro en la nunca' en la calle. Y luego, y hasta ahora, por los atentados con coche bomba pues sus efectos son devastadores y no provoca bajas propias. El IRA aplicaba el mismo criterio de eludir enfrentamientos armados con las fuerzas británicas.

En Argentina, la guerra revolucionaria hizo inevitable que la contraofensiva del Estado fuera por medio de sus Fuerzas Armadas, pues las policiales fueron desbordadas durante seis años. Y que, como en toda situación de guerra interior, las Fuerzas Armadas procedieran a aniquilar a las fuerzas revolucionarias alzadas contra el Estado.

Cuando un Ejército entra en operaciones lo hace para aniquilar a la fuerza enemiga, no para detener a sus efectivos y entregarlos a los jueces.
Por durísima que haya sido la respuesta militar, no puede negarse que las Fuerzas Armadas actuaron desde el primer decreto de febrero de 1975 (Operativo Independencia), y el segundo del 6 de octubre de ese mismo año, dentro de la más estricta legalidad determinada por la Constitución: subordinadas al presidente de la República, su comandante en jefe.

Especular sobre si esa aniquilación debió llevarse a cabo mediante el fusilamiento de los prisioneros tras juicios de guerra en lugar de ejecutarlos clandestinamente, es un debate sin sentido y estéril; porque el método elegido es accesorio a lo fundamental: que el gobierno constitucional de la Nación, hay que repetirlo, ordenó aniquilar la subversión. La opción de encarcelar a los terroristas fue descartada porque el Estado no podía arriesgarse a que más tarde un gobierno izquierdista, como el de Cámpora, decretara una segunda Amnistía y volviera a recomenzar la pesadilla.

El desarrollo militar alcanzado en 1975 por la subversión armada obligó a dar una respuesta definitiva a seis años de ofensiva revolucionaria. Argentina no sería la Cuba del sur; ni la Colombia de las FARC. Esa era la situación entonces. En términos de seguridad nacional interior y exterior.

En consecuencia, el llamado Terrorismo de Estado sólo es una metáfora funcional a la propaganda política, pues no existió tal cosa sino precisamente todo lo contrario: Contraterrorismo de Estado.

Y bajo un Estado de guerra interior reconocido como tal por un gobierno constitucional.

Asunto de vital importancia, pues la política de derechos humanos del régimen Kirchner niega tal escenario guerracivilista, ya que reconocerlo obligaría a juzgar a los militares por el Derecho de la Guerra, y no por el Derecho de la Paz.
Es la maniobra jurídica para no considerar crímenes de guerra y de 'lesa humanidad' (no prescriptibles), a los cientos de homicidios cometidos por la izquierda terrorista, sino delitos 'comunes' que han prescripto.
La definición de conflicto armado interno establecida por la Segunda Convención de Ginebra en 1949 se ajusta al caso argentino, en particular a las operaciones del ERP en Tucumán.

Respecto al Estatuto de Roma, éste tipifica como crímenes de lesa humanidad los ataques generalizados y sistemáticos contra la población civil llevados a cabo por fuerzas del Estado, lo cual garantiza la impunidad penal para las fuerzas insurgentes, terroristas, etc. Gracias a esta doctrina jurídica, de clara vocación izquierdista, tres oficiales superiores de la Conducción Nacional del Ejército Montonero responsable de unos 500 asesinatos y homicidios, están en libertad: Mario Eduardo Firmenich, Fernando Vaca Narvaja y Roberto Perdía.

Resumiendo: el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 interrumpió la continuidad del orden político institucional, pero las operaciones contraterroristas continuaron siendo legales porque fueron decretadas por un gobierno constitucional, ratificadas por el Congreso y recibidas con alivio por los partidos políticos, los sindicatos, las asociaciones empresariales, la prensa y la sociedad en general.

Por lo tanto, sus presuntos crímenes deberían ser juzgados en el marco de las Convenciones de Ginebra, ya que no realizaron 'ataques generalizados y sistemáticos contra la población civil', sino contra miembros de fuerzas insurgentes que en modo alguno pueden ser considerados civiles. ¿Alguien en su sano juicio consideraría civiles a los guerrilleros del Viet Cong, de las FARC o de Hezbollá?

La clave de aquella etapa histórica, por consiguiente, debe buscarse en las relaciones de causa-efecto. En la guerra revolucionaria que las izquierdas desencadenaron entre abril del 69 y noviembre del 79; una Guerra en la que sólo murieron ochenta militares y policías menos que los 631 militares en las Malvinas.

De estos diez años y ocho meses de 'guerra sucia' y terrorismo contra el Estado y la población civil deberían hablar las izquierdas; pero carecen de la nobleza intelectual y moral necesarias para admitir su responsabilidad penal y política, y pedir perdón a las familias de sus víctimas: esos 816 civiles, policías y militares que asesinaron, que desaparecieron de la vida en nombre de una ideología enloquecida y mesiánica de guerra de clases y dictadura del proletariado. Y a todo el pueblo argentino, por querer poner una parte del territorio patrio al servicio mercenario de la expansión ideológica y militar de Cuba y la URSS.

Cegadas por una omnipotencia alimentada por el fanatismo y las fantasías neuróticas sobre el paraíso socialista, las sectas guevaristas de los setenta, despreciadas por la clase obrera que jamás les reconoció como 'vanguardia', se autolegitimaron como ángeles exterminadores al servicio de las sagradas leyes marxistas de la Historia. Y confundiendo la realidad con sus deseos voluntaristas, se creyeron en condiciones de desafiar militarmente al Estado argentino, a los profesionales de la guerra.

En realidad, la izquierda terrorista argentina de los años setenta no fue aniquilada. Se suicidó.
_ _ _

Para no extendernos más en el Epílogo, hemos omitido mencionar la intervención de militares cubanos en las guerrillas de Venezuela (1962), Argentina (1964) y Bolivia (1967), así como el papel desempeñado por el régimen castrista en la gestación de la Guerra Revolucionaria Argentina (1969-1979). Para ello, hemos creado la Entrada "Cómo y por qué fue posible.


Decreto ordenando aniquilar el accionar subversivo en todo el territorio nacional
http://es.wikisource.org/wiki/Especial:Buscar/Decreto_2772/75_(Argentina

Listado víctimas Civiles
http://termidorianos.blogspot.com/2010/01/memoria-historica-victimas-del_13.html

Listado víctimas Fuerzas Armadas
http://termidorianos.blogspot.com/2010/02/memoria-historica-victimas-del.html

Listado víctimas Policía Federal
http://termidorianos.blogspot.com/2010/02/memoria-historica-victimas-del_17.html

Listado víctimas Policía Provincia de Buenos Aires
http://termidorianos.blogspot.com/2010/02/victimas-del-terrorismo-ppba.html

Listado víctimas otras Policías provinciales y FF.SS.
http://termidorianos.blogspot.com/2010/02/memoria-historica-victimas-del_7371.html




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FAL: Regimiento de Infantería "Patricios"




Jorge Fernández Zicavo

Sábado 5 de abril de 1969. Provincia de Buenos Aires.
Gobierno de facto del teniente general Juan Carlos Onganía.

A las 03:00 horas un Jeep conducido por un sargento acompañado de un teniente coronel y seguido por un camión con diez soldados, atravesó la Puerta Nº 4 de la Guarnición y se dirigió al vivac donde acampaban tropas del Regimiento de Infantería 1 ‘Patricios’ en periodo de instrucción de tiro.

Tras desarmar al personal de guardia se dirigieron a la carpa donde, según sus informaciones, había 700 fusiles de asalto FAL, pero para su sorpresa sólo encontraron cuatro y una pistola Ballester Molina.

A continuación, con la misma serenidad y sigilo con la que entraron y controlaron la situación (60 soldados que dormían en otras carpas no se enteraron de nada), se retiraron cortando las alambradas del perímetro, se quitaron los uniformes y se dispersaron dejando allí los falsos vehículos militares.

El Comando General del Ejército recién hizo público el suceso el día ocho, y el doce relevó por negligencia al jefe del Regimiento, coronel Hugo Omar Elizalde. De todos modos, los diarios se limitaron a mencionar un intrascendente ‘intento fallido de desarmar a un centinela’.

Nadie reivindicó esta acción. El misterioso grupo lo haría un año después, y forzados por las circunstancias, pues como norma venían operando bajo un estricto anonimato desde el 16 de junio de 1962, día en que robaron del Instituto Geográfico Militar 44 pistolas y 5 subfusiles ametralladoras por el simple procedimiento de forzar una ventana.

Posteriormente, tras una etapa dedicada a hacer estafas bancarias para financiarse, el 10 de diciembre de 1968 robaron 56.000.000 de pesos en el Banco Popular Argentino, de Liniers, Capital Federal.
También con la misma facilidad y sin disparar sus armas: entraron por una ventana y esperaron todo un fin de semana a que el lunes llegara el director y abriera la cámara acorazada.

De esta operación en Campo de Mayo pueden sacarse dos conclusiones: militarmente hubo buena planificación y perfecta ejecución, aunque malogradas por una información no actualizada respecto a las armas. Políticamente supuso un humillante desafío al Ejército y al Estado: que un grupo armado de civiles insurgentes penetrara en la principal Guarnición del país, se retirara sin que se activara ninguna alarma y por azar sin 700 fusiles (trasladados el día anterior), demostró la increíble vulnerabilidad de un Ejército que no podía garantizar la seguridad de sus cuarteles. Algo que en los años siguientes se confirmaría en siete ocasiones, correspondientes a otras tantas unidades copadas por fuerzas insurgentes: tres batallones, un Regimiento, una Guarnición, un Comando y una Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos; que pudieron ser ocho si una Compañía del ERP no hubiera sido detectada cuando se aproximaba al Regimiento de Infantería Aerotransportada 17, en Catamarca.

Pero la euforia por una operación que, a pesar del magro botín fue perfectamente ejecutada, se convirtió en pánico pocas horas después, cuando uno del grupo comentó a sus compañeros que había comprado legalmente los neumáticos del camión en un taller donde conocían su identidad.

Tras esta noticia (los neumáticos tenían numeración) todos pasa- ron a la clandestinidad, menos Juan Carlos Cibelli, empleado de banca y ex militante de PRAXIS (Movimiento de Izquierda Revolucionaria). Se tomó esa decisión porque Cibelli vivía en una casa ignorada por el resto del grupo, donde se guardaba el armamento del Instituto Geográfico Militar y el dinero del Banco Popular Argentino.

Sin embargo, debido a la eficacia de la investigación policial que, como era de esperar, se inició con los neumáticos, el 7 de mayo de 1969 la División de Asuntos Políticos de la Policía Federal detuvo a Cibelli, quien no ‘cantó’ la casa de seguridad y logró convencer a sus interrogadores de que era un pobre diablo que solo conocía superficialmente a las personas que le nombraban.
De todos modos, el juez Jorge Luque, del Juzgado Federal en lo Criminal Correccional N° 1 de San Isidro, lo recluyó en la cárcel de Olmos por asociación ilícita. (Causa N° 8.897/69)

Al año siguiente (16.03.1970) la Policía de la Provincia de Buenos Aires allanó un galpón en San Vicente 116, de Luján, alertada por vecinos que veían movimientos raros y una gran antena de radio. Allí encontraron a uno de los prófugos (Carlos Della Nave) camuflando dos camionetas como de la Fuerza Aérea que el grupo pensaba utilizar en una próxima operación: un tren pagador del Ferrocarril San Martín con 150.000.000 de pesos. Asimismo, hallaron uniformes de la Fuerza Aérea, explosivos, material quirúrgico y un radiotransmisor. Esa noche dejaron a dos suboficiales que al día siguiente capturaron a Alejandro Baldú (el comprador de los neumáticos). Tras ser interrogado por ‘la bonaerense’ durante una semana, Della Nave fue derivado por el juez a la División Asuntos Políticos, de la PFA.

Por aquellos días, una célula terrorista que operaba en la Capital Federal bajo el liderazgo de Luis María Aguirre (alias ‘Zárate’, ‘Tato’ y ‘Lucho), médico pediatra del Hospital Rawson y del Policlínico de Lanús, tenía refugiados en una casa de seguridad a todos los prófugos del grupo de Cibelli: Bjellis, Malter Terrada, Henríquez, Baldú, Della Nave y otros.

Para que dejaran de torturar (según ellos; y era probable) a Della Nave y apareciera Baldú, ambos grupos secuestraron en Ituzaingó, Corrientes, al cónsul de Paraguay, Waldemar Sánchez y, tras unirse en una organización bautizada Frente Argentino de Liberación, distribuyeron un Comunicado reivindicando el secuestro y exigiendo que Baldú y Della Nave fueran mostrados ante la prensa. Dos días después, el juez Jorge Luque exhibió a Della Nave en Coordinación Federal y dijo que Baldú era un fugitivo de la justicia. El 27, las FAL emitieron un segundo Comunicado reivindicando el asalto a Campo de Mayo, y el fallido intento, menos conocido, al Regimiento de Infantería 7 de La Plata, el 23.12.1969. Al día siguiente, tras comprobar que Della Nave vivía, y dar por hecho que Baldú había muerto en la tortura, liberaron al cónsul.

Hasta que salieron a la luz como FAL, el grupo de Cibelli era conocido en ambientes de la extrema izquierda como ‘la Organización’, y el de Aguirre como ‘el francés’.

En mayo las FAL fueron rebautizadas como Fuerzas Argentinas de Liberación y surgieron nuevos comandos: ‘Benjo Cruz’ en La Plata, ’Máximo Mena’ en Córdoba y otros en Rosario, Tucumán y Mendoza. Todos estos comandos eran autónomos, pero compartían armas, dinero y vehículos robados. Aplicando un símil actual, podría decirse que las FAL eran una franquicia, o una Red, tipo Al Qaeda.

El 14 de noviembre, el comando fundador de las FAL (grupos Aguirre-Cibelli) acribilló al subcomisario de la PFA, Osvaldo Sandoval quien, según Juan Carlos Cibelli, había torturado a él, a su compañera Irma, a Della Nave, y a Baldú hasta matarlo. El grupo ejecutor estuvo al mando de Sergio Jorge Bjellis.

El 15 de enero de 1971, este comando de Aguirre-Cibelli robó Libretas de Enrolamiento en el Registro Civil de Ituzaingó, Buenos Aires. El 26 de junio liberó con FAP, FAR y Montoneros a cuatro terroristas de la cárcel correccional de mujeres del Buen Pastor en el barrio porteño de San Telmo: Amanda Peralta y Ana María Solari de las FAP, y Ana María Papiol y Lidia Marina Malamud de las FAL, siendo abatido en combate el miembro de las FAP, Bruno Cambareri. El 7 de octubre secuestraron al empresario Jorge Vázquez Iglesias obteniendo un rescate de 900.000 dólares.

El 26 de agosto de 1972, tras un tiroteo con policías de Coordinación Federal, ‘Tato’ Aguirre y su lugarteniente Sergio Efraín Schneider, alias ‘Tito’ (del comando Aguirre-Cibelli que entonces se denominaba FAL-CHE), fueron capturados en San Martín, provincia de Buenos Aires, cuando estaban planificando el asesinato del general de división Rudecindo Nadal, comandante de Institutos Militares. De todas maneras, los demás miembros de este comando FAL-CHE y los otros de las Fuerzas Argentinas de Liberación, siguieron operando. Estos eran: la ‘Brigada Masetti’, que el 25.09.1970 había copado el tren El Rosarino, robando 5.000.000 de pesos del vagón postal; el platense FAL-22, que el 26.02.1971 había asaltado el Correo Central de La Plata llevándose 26.000.000; el también platense y ya citado ‘Comando Benjo Cruz’, que el 04.03.1971 había hecho lo mismo en el Hipódromo de esa ciudad (21.600.000) y la ‘Columna América en Armas’, que en junio de 1971 robó 8.000.000 a un camión de caudales frente al Hospital Francés, en la Capital Federal.

Tras ser amnistiados por Cámpora en 1973, Aguirre y Schneider reconstruyeron el FAL-CHE y se fusionaron con la ‘Brigada Masetti’ bajo el nombre ‘Columna Inti Peredo’. Schneider volvió a ser capturado el 26 de febrero de 1975 y arrestado a disposición del Poder Ejecutivo Nacional mediante Decreto 509/75, pero dos días después un comando mixto de la ‘Columna Inti Peredo’ y MONTONEROS, secuestró al presidente de la Corte Suprema de Justicia de Buenos Aires, Hugo Anzurreguy, para canjearlos.

Como resultado de las negociaciones Schneider fue expulsado a Perú el 5 de marzo, y tras pasar una temporada en México y Cuba regresó a Argentina para continuar su actividad en las FAL. El 2 de julio de 1975 la ‘Columna Inti Peredo’ se disolvió para ingresar en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Schneider fue nombrado jefe militar de Rosario, y Aguirre responsable de un frente sindical y militar con centro en la fábrica Peugeot de Bs. As. Ambos murieron resistiendo su captura en 1975 y 1977, respectivamente.

También morirían ejecutados o en combate, otros cuadros de las FAL, como Susana del Carmen Giacche (junto a su esposo Sergio Schneider) el 12 de octubre de 1975; Sergio Jorge Bjellis en agosto de 1976; Carlos Della Nave -para entonces miembro de Montoneros- en septiembre de 1976; Lidia Marina Malamud (esposa de Aguirre) en octubre de 1976; su hermana Liliana Alcira, en el copamiento del Batallón de Arsenales de Monte Chingolo (23.12.1975); María Cristina Mura y su esposo Hugo Arnaldo Corsiglia en 1976; Carlos D'Arruda (11.1976), Hernán Jorge Henríquez (que encabezó el comando de Campo de Mayo con insignias de Teniente Coronel), en mayo de 1977; Jorge Caravellos y su esposa Lucía Swika, en mayo de 1978; Cristina Galzerano en octubre de 1977....

Las FAL fueron unos grupos terroristas atípicos, pues pretendían ser pequeñas unidades militares de élite con una mínima actividad política y sindical: la imprescindible para cubrir sus necesidades orgánicas.

El proyecto estratégico del grupo original (Cibelli), no aspiraba a ser "el Partido vanguardia de la Revolución" sino un "aparato militar" que se pondría a disposición de la clase obrera cuando ésta desencadenara una insurrección general.
(Stella Grenat y Daniel De Santis: Las FAL y la construcción del partido revolucionario en los años '70

Los comandos platenses 'Benjo Cruz' y 'FAL-22' también asumían ese enfoque de elitismo militarista:
"Nosotros nos preocupábamos por hacer un grupo que fuera a resolver un problema técnico... había que formar cuadros militares, porque cuando comience la guerra van a hacer falta dirigentes. Esa era nuestra concepción".
(Grenat - De Santis)

El 'FAL-CHE' de Aguirre (más tarde Columna 'Inti Peredo'), se autodefinió así:

"Como militantes de la revolución latinoamericana nuestra concepción del problema estratégico frente al imperialismo y sus aliados ha decidido para Argentina la vía armada como única posible y eficaz en la marcha hacia la conquista socialista del poder. Política armada que, en unión con aquellas formas legales de lucha que surgen de la vida misma de las masas y que puede adaptarse a las perspectivas de la guerra general revolucionaria, se caracterizará como guerra de guerrillas".
(Grenat-De Santis)

Todos estos faluchos tenían un recorrido político común: los fundadores del Grupo Cibelli, el MIR-Práxis; y los demás, el Partido Comunista, y luego su escisión Partido Comunista Revolucionario (PCR), que también abandonaron porque, al igual que el PC, concebía la lucha armada sólo como complemento de una insurrección revolucionaria del proletariado tipo 'Octubre ruso', y no como una guerra de guerrillas de grupos elitistas sin apoyo de las masas.

A mediados de los años sesenta, Aguirre también había militado en el MIR-Práxis, y luego en la Federación Juvenil del Partido Comunista, junto con su cuñado Mauricio Malamud. Estudió las tesis marxistas del filósofo francés Louis Althusser y visitó Cuba, Checoslovaquia y la Unión Soviética, integrando una delegación del PC en la que también estaba César 'Gody' Álvarez, cuadro del aparato militar (seguridad) del PC, que luego fundaría el PCR con Aguirre y otros. Fue ejecutado en abril de 1976.

Entre los faluchos, Aguirre era el cuadro con mayor formación militar: además de recibir entrenamiento en el famoso campamento cubano Punto Cero, como la casi totalidad de los cuadros terroristas argentinos y latinoamericanos, en su adolescencia había cursado el bachillerato en el Liceo Militar de Buenos Aires egresando como Subteniente de reserva. Asimismo, Henríquez (el 'Teniente Coronel' que entró en Campo de Mayo), lo había hecho en el de Mendoza; y Malter Terrada, en el Liceo Naval de Río Santiago.

Me he extendido en reseñar la embrollada lista de Comandos, Brigadas y Columnas integradas en las FAL, nacidos a partir del grupo original que operó en el Instituto Geográfico Militar, Banco de Liniers y Campo de Mayo, porque fue la primera Organización Político Militar de la Guerra Revolucionaria Argentina 1969-1979; y porque su operación en Campo de Mayo tuvo una especial relevancia histórica: haber sido el primero de ocho copamientos de unidades del Ejército Argentino llevados a cabo por organizaciones subversivas político-militares. Por lo tanto, ambas cosas permiten afirmar que en el año 1969 (junto con las insurrecciones del 'cordobazo y los dos 'rosariazos', el asesinato de Vandor, la voladura de 13 supermercados Minimax, y el atentado fallido a los camiones del Regimiento de Infantería 7 de La Plata por el mismo grupo que operó en Campo de Mayo), se inició la mencionada Guerra Revolucionaria, que finalizaría el 12.11.1979 con la última acción terrorista: el espectacular asesinato en pleno centro de la Capital Federal, del empresario Francisco Soldati a manos de un comando montonero durante la 'contraofensiva' ordenada desde Roma por la Conducción Nacional.

Algunos sitúan el nacimiento de la Guerra Revolucionaria Argentina a partir de la 'resistencia peronista' en 1956. En cierto sentido esto podría aceptarse, porque desde entonces hubo algunos episodios de atentados y efímeros experimentos guerrilleros rurales como UTURUNCOS en Tucumán, EGP en Salta y FAP en Tucumán). Pero si consideramos a la Guerra Revolucionaria como estrategia político-militar orientada a la toma del poder tras una larga Guerra Popular entre el Ejército del Estado y fuerzas insurgentes con vocación de llegar a ser Ejércitos Guerrilleros Regulares al modo chino o vietnamita, el comienzo de la Guerra Revolucionaria en Argentina debería datarse en 1969. Y no sólo por los seis grandes sucesos señalados (Campo de Mayo, Cordobazo, Rosariazo, Vandor, Minimax, La Plata) cuyo encadenamiento secuencial fue harto evidente, sino también por una oleada de acciones armadas:

Secuestros extorsivos y/o políticos.

Atracos a bancos.

Copamiento de Radioemisoras: LR1 El Mundo, en General Pacheco, Prov. Bs. As.

Desarme de centinelas en instalaciones militares: Base Aérea Aeroparque en Capital Federal / Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos en Villa María, Córdoba / Hospital Naval de La Plata / Comando de la Guarnición Militar de Salta.

Robos de fusiles Mauser en el Tiro Federal de Córdoba y en el de Neuquén.

Secuestros de aeronaves hacia Cuba, etc., que obligaron a proclamar el Estado de Sitio el 30 de junio. Seis meses después, el 23 de diciembre, veinte faluchos uniformados y armados con fusiles FAL terminaban el año copando durante 50 minutos el parque de automotores del Regimiento de Infantería 7 de La Plata para incendiar varios camiones Unimog suministrados por los Estados Unidos, pero la fuga de un soldado les obligó a retirarse sin lograr su objetivo.
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Actualmente, el septuagenario Cibelli, que recuperó la libertad en 1973, lidera la 'orga' piquetera MUP (Movimiento Unidad Popular) que opera en Quilmes y La Plata. Asimismo, desde 2008 gestiona con su viejo camarada de las FAL, Carlos Alberto Malter Terrada, la ONG Alternativa Ecopueblo.

Galería fotográfica


Juan Carlos Cibelli. Fotografiado en Coordinación Federal-PFA, 07.05.1969 - Apodado "el ciego" porque perdió la visión total de un ojo después de tres operaciones por desprendimiento de retina.


28.05.1969 Cartel de la Policía Federal pidiendo captura de siete miembros de las FAL implicados en el copamiento de Campo de Mayo. Lamentamos la mala calidad de esta única imagen disponible en Internet. De todos modos, los individuos son: Baldú, Bjellis, Malter Terrada, D'Arruda, Henríquez, Peralta y Caravellos.


Policías federales allanando el galpón de las FAL en Luján, 24.03.1970. Se trató de una "puesta en escena" para la prensa, pues el allanamiento se había producido el día 16 según declaró Della Nave ante el juez.


Della Nave, mostrado a la prensa en Coordinación Federal, 26.03.1970. Según las FAL lo habían drogado para que no hablara.


Alejandro Rodolfo Baldú. El primer terrorista "desaparecido".


Ana María Papiol, con peluca, días después de fugarse de la cárcel U-3.


Luis María Aguirre y Lidia Marina Malamud el día de su boda en 1964


Lidia Marina Malamud, médico. Ficha policial tras ser detenida el 30.11.1970 en un automóvil con armas y explosivos.


Hernán Jorge Henríquez. El "teniente coronel" de Campo de Mayo.


Clarín, 23.12.1969 - Copamiento Reg. 7º Infantería.


Clarín, 25.03.1970 - Secuestro del cónsul paraguayo el día anterior, y (parte inferior de la tapa) descubrimiento del galpón de Luján donde fuera capturado Della Nave el día 16 sin que el operativo policial se informara a la prensa.


Clarín, 29.03.1970 - Liberación del cónsul paraguayo.


Clarín, 26.09.1970 - Tren "El Rosarino".


Clarín, 05.03.1971 - Hipódromo de La Plata.
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Cronología de las principales acciones terroristas de 1969


Clarín, 23.05.1969 - Primer "rosariazo"


Clarín, 30.05.1969 - El "cordobazo".


Clarín, 27.06.1969 - Ante la llegada de Rockefeller, las FAR incendian 13 supermercados Minimax.


Crónica, 30.06.1969


Clarín, 01.07.1969


Clarín, 02.07.1969


Clarín, 17.09.1969 - Segundo "rosariazo".


Clarín, 18.09.1969

Esta Entrada, publicada en febrero de 2010, ha sido revisada y aumentada con nuevos datos el 24 de septiembre de 2014.
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ERP: Batallón de Comunicaciones 141




Jorge Fernández Zicavo

Domingo 18 de febrero de 1973. Parque Sarmiento, Córdoba.
Gobierno de facto del teniente general Agustín Lanusse.

Cuando sólo faltaban once días para las elecciones que pondrían fin a la dictadura militar iniciada con el Golpe de 1966, y que darían el triunfo al candidato Héctor Cámpora designado por Perón, el ERP llevó a cabo el primero de sus ataques a unidades del Ejército. La mayoría de los efectivos del Batallón se encontraban a varios kilómetros participando en unos ejercicios, y el soldado militante del ERP Félix Roque Jiménez les facilitó la entrada.

En las primeras horas del domingo 18, unos 70 combatientes de la Compañía ‘Decididos de Córdoba’ al mando del capitán Juan Eliseo Ledesma y, vistiendo uniformes del Ejército, coparon el Batallón reduciendo al personal de guardia y tres oficiales: un teniente 1º y dos subtenientes.

Minutos después, estos oficiales y dos soldados fueron golpeados brutalmente cuando intentaron reducir a sus vigilantes. A uno de los soldados le abrieron la cabeza con una bayoneta. Al otro le patearon con tal furia la cabeza y columna vertebral, que quedó cuadripléjico.

Según el parte de guerra del ERP, permanecieron en el Batallón hasta las 06:30 y se llevaron 74 fusiles FAL, 74 subfusiles PAM, 112 pistolas, 2 FAP, 2 ametralladoras MAG, lanzagranadas y varias cajas de municiones.

Con esta operación el PRT-ERP transmitía dos mensajes: desafiaba al Ejército Argentino demostrándole que era vulnerable y que disponían de formaciones bien organizadas; y advertían a Perón que, aunque hubiera un Gobierno constitucional, no suspenderían sus acciones armadas contra los aparatos militares y policiales del Estado.

En 1978, el soldado Félix Roque Jiménez fue capturado y desaparecido, por lo cual su familia ha sido indemnizada por el Gobierno presidido por el ex montonero Néstor Kirchner con 224.000 dólares.

Asimismo, su nombre está grabado en el Memorial dedicado a los que la izquierda llama "víctimas del terrorismo de Estado", erigido en el Parque de la Memoria, de Buenos Aires




ERP: Comando de Sanidad del Ejército



Jorge Fernández Zicavo

Jueves 6 de septiembre de 1973. Buenos Aires, Capital Federal.
Gobierno constitucional presidido interinamente por el presidente de la Cámara de Diputados Raúl Alberto Lastiri: hasta las elecciones convocadas para el 23 de septiembre.

El Ejército Revolucionario del Pueblo, que siete meses antes había copado el Batallón de Comunicaciones 141 en Córdoba llevándose gran cantidad de armamento, intentó hacer lo mismo en el Comando de Sanidad del Ejército.

Al igual que en el ataque de Córdoba, iniciaron la operación a medianoche, con la complicidad de un soldado conscripto (Hernán Invernizzi), que facilitó la entrada y ayudó a reducir la guardia.

El Comando ocupaba cuatro manzanas. Durante la mañana y hasta las primeras horas de la tarde, trabajaban allí 350 civiles y prestaban servicio 250 militares, pero durante el resto de la tarde y las noches sólo había una guardia de 12 soldados y dos suboficiales.

Los asaltantes tardaron 30 minutos en controlar el Comando y sólo tuvieron que disparar al teniente 1º Eduardo Rusch y al soldado Osvaldo Dagdeg, que opusieron resistencia. Luego procedieron a cargar un camión con 150 fusiles FAL, pero dos soldados se fugaron y avisaron a la Comisaría 28º de la Policía Federal.

El Regimiento de Infantería 1 ‘Patricios’ recuperó el Comando, muriendo en el combate su segundo jefe, teniente coronel Raúl Juan Duarte Ardoy, tras recibir un disparo en el hígado.

Al no ver posibilidad de escapatoria los asaltantes se rindieron. Su jefe, Carlos Tomás Ponce de León, había sido condenado a reclusión perpetua por el secuestro y asesinato del director general de FIAT, Oberdan Sallustro, pero estaba en libertad gracias a la Amnistía decretada por Cámpora tres meses antes.

La Confederación General del Trabajo respondió con un Comunicado:

“El atentado criminal efectuado por el Ejército Revolucionario del Pueblo, muestra con absoluta claridad que se trata de elementos antinacionales y antipopulares, al servicio de un plan reaccionario. Quienes se dicen peronistas y revolucionarios pero no se atreven a romper sus lazos con la guerrilla marxista, deben terminar con sus vacilaciones o sacarse la careta... No son ejército, sino una banda armada al servicio de la reacción imperialista y la oligarquía cipaya. No son revolucionarios, sino todo lo contrario, agentes de una contrarrevolución fomentada desde el exterior, tal como lo viene denunciando Perón”.


Teniente Coronel Raúl Juan Duarte Ardoy, fotografiado siendo Mayor

Al no ver posibilidad de escapatoria, los terroristas se rindieron. Su jefe era Carlos Ponce de León, que había sido condenado a cadena perpetua por el secuestro y asesinato del gerente general de la FIAT, Oberdan Sallustro, pero que estaba en libertad gracias a la Amnistía de todos los terroristas capturados en los últimos dos años, decretada por el Presidente Héctor Cámpora y el Ministro del Interior Esteban Righi; reconocidos aliados de Montoneros.

Eso ocurrió en la madrugada del 26 de mayo de 1973, un día bochornoso en el que salieron de las cárceles centenares de terroristas para cuyas capturas habían muerto varios policías, y que fueron condenados con todas las garantías procesales por la Cámara Federal en lo Penal que Cámpora también disolvió esa madrugada. Al día siguiente el Congreso aprobó la ley 20.508 de Amnistía que ratificaba el decreto de Indulto. Un años después el ERP-22 asesinaría al juez Jorge Vicente Quiroga y lo intentaría con otros dos que tuvieron que exiliarse.

La CGT respondió al ataque del ERP con un Comunicado en la prensa:

"El atentado criminal efectuado por el Ejército Revolucionario del Pueblo, muestra con absoluta claridad que se trata de elementos antinacionales y anti-populares, al servicio de un plan reaccionario. Quienes se dicen peronistas y revolucionarios pero no se atreven a romper sus lazos con la guerrilla marxista, deben terminar con sus vacilaciones o sacarse la careta... No son ejército, sino una banda armada al servicio de la reacción imperialista y la oligarquía cipaya. No son revolucionarios, sino todo lo contrario, agentes de una contrarrevolución fomentada desde el exterior, tal como lo viene denunciando Perón.
No son pueblo, sino todo lo contrario son el antipueblo, una minoría totalmente divorciada de los sentimientos, las luchas y las aspiraciones de los millones de argentinos que levantan la bandera de la liberación nacional y reconocen en Perón al artífice de le unidad nacional".

También lo hicieron las "62 organizaciones peronistas":

"Estos asesinos han puesto otra nota trágica en circunstancias en que muestra patria está ante la posibilidad de retomar al plano de privilegio del que fuera desplazada por la reacción en 1955". Coincide luego con los conceptos expresados por la CGT y finaliza diciendo que "es hora de decir basta y como delincuentes comunes que son hay que castigarlos con todo el peso de la ley. En ellos, no hay romanticismo ni justificativo valedero. Sólo la artera conducta que pone constante luto en nuestro pueblo y que merece la repulsa de todos los argentinos sin distinción de clases ni de banderas. El castigo no va a demorar, nadie llorará cuando estos asesinos sin Dios y sin Patria reciban la condena que ellos mismos se han buscado”.

El 23 de septiembre, día de las elecciones ganadas por Perón e Isabel Perón, el Presidente interino Raúl Lastiri ilegalizó al ERP. Un mero gesto de propaganda, no sólo porque era ridículo ilegalizar a una organización armada clandestina, sino porque no lo hacía con todas; y especialmente con Montoneros, que dos días después declaró la guerra a Perón asesinando a José Ignacio Rucci, Secretario General de la CGT.

De todas maneras, Carlos Ponce de León, condenado a 20 años, volvió a ser amnistiado en 1983 por el Presidente de facto Gral. Bignone, junto con Hernán Invernizzi y Eduardo Anguita, que también integró el grupo atacante.


Carlos Ponce de León

Biografía C. Ponce de Leon

Actualmente, Invernizzi es Defensor del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y se comenta que posiblemente sea nombrado Secretario de Derechos Humanos. Su compañero del asalto a Sanidad, Eduardo Anguita, es Director General del Canal 7, la televisión oficial del Estado argentino.


Hernán Invernizzi



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ERP: Guarnición de Azul


Teniente Coronel Jorge Ibarzabal



Jorge Fernández Zicavo

Sábado 19 de enero de 1974. Azul, Prov. de Buenos Aires.
Gobierno constitucional presidido por Juan Domingo Perón.

El Ejército Revolucionario del Pueblo intentó copar la Guarnición integrada por el Regimiento de Caballería de Tiradores Blindados 10, ‘Húsares de Pueyrredón’ y el Grupo de Artillería Blindada 1.

En el ataque participaron 100 efectivos, más otros 40 en tareas de apoyo y contención, al mando de Enrique Gorriarán Merlo, un mercenario de la Inteligencia cubana que en 1980 asesinaría al dictador Anastasio Somoza, y en 1989 comandaría el asalto al Regimiento de Infantería 3, de La Tablada.

Los erpianos asesinaron al jefe de la Guarnición, coronel Camilo Arturo Gay y a su esposa Hilda Irma Casaux. Asimismo, se llevaron prisionero al teniente coronel Jorge Roberto Ibarzábal (a quien asesinarían diez meses más tarde), mataron a quemarropa al soldado conscripto Daniel González e hirieron en un pulmón al teniente 1º Alejandro Carullo.
Inicialmente, por ser un ataque nocturno y haber pocas tropas en la Guarnición (fin de semana), los sediciosos tuvieron la iniciativa, pero finalmente debieron huir dejando varios muertos y heridos.

Era el tercer ataque del ERP a unidades del Ejército. El año anterior habían copado el Batallón de Comunicaciones 141 en Córdoba y el Comando de Sanidad del Ejército en Capital Federal. Este último, también durante un Gobierno constitucional.

Perón, que había asumido la presidencia apenas tres meses antes, obligó a renunciar al entonces gobernador de Buenos Aires, Oscar Bidegain, vinculado a organizaciones subversivas y cuya secretaria privada era Norma Arrostito, secuestradora del teniente general Aramburu y miembro de la Conducción Nacional de MONTONEROS.

En la noche del domingo 20, vistiendo su uniforme de teniente general, dirigió este Mensaje a la Nación:

"Ya no se trata sólo de grupos delincuentes, sino de una organización que actuando con objetivos y una dirección foránea, ataca a instituciones y al Estado como medio de provocar un caos que impida la reconstrucción y la liberación en la que estamos empeñados. Es la delincuencia asociada a un grupo de mercenarios, que actúan mediante la simulación de móviles tan inconfesables como inexplicables. (...) En consecuencia, el Gobierno Nacional, en cumplimiento de su deber indeclinable, tomará de hoy en más las medidas pertinentes para atacar al mal en sus raíces. El Movimiento Nacional Justicialista movilizará, asimismo, sus efectivos para ponerlos decididamente al servicio del orden y colaborar estrechamente con las autoridades empeñadas en mantenerlo.

Pido, asimismo, a todas las fuerzas políticas y al pueblo en general, que tomen partido activo en la defensa de la República, que es la afectada en las actuales circunstancias. Ya no se trata de contiendas políticas parciales, sino de poner coto a la acción disolvente y criminal que atenta contra la existencia misma de la patria y sus instituciones, que es preciso destruir antes de que nuestra debilidad produzca males que pueden llegar a ser irreparables en el futuro.

Pido igualmente a los compañeros trabajadores una participación activa en la labor defensiva de sus organizaciones. (...) El aniquilar cuanto antes este terrorismo criminal es una tarea que compete a todos los que anhelamos una patria justa, libre y soberana, lo que nos obliga perentoriamente a movilizarnos en su defensa y empeñarnos decididamente en la lucha a que dé lugar. Sin ello, ni la reconstrucción nacional ni la liberación serán posibles.

Yo he aceptado el gobierno como un sacrificio patriótico porque he pensado que podría ser útil a la República. Si un día llegara a persuadirme de que el pueblo argentino no me acompaña en ese sacrificio, no permanecería un solo día en el gobierno. Una de las pruebas que he de imponer al pueblo, es esta lucha. Será pues la actitud de todos la que impondrá mi futura conducta. Ha parado la hora de gritar Perón; ha llegado la hora de defenderlo".

El lunes 21 envió un Radiograma a la Guarnición, que reproducimos al final, asegurando que “la decisión de las grandes mayorías de hacer una revolución en paz, harán que el reducido números de psicópatas que van quedando, sea exterminado uno a uno para el bien de la República”.

El martes 22, mantuvo una tensa reunión con los diputados montoneros. Al día siguiente fueron expulsados del Movimiento y renunciaron a sus escaños. Asimismo, en dicha reunión remató conceptualmente su doctrina contra la subversión armada: “Lo haremos con la ley o fuera de la ley”.

El 28 de enero, ascendió a comisario general y nombró subjefe de la Policía Federal, al comisario mayor Alberto Villar, en situación de retiro por orden de Righi-Cámpora; y superintendente de Seguridad Federal, al comisario inspector Luis Margaride.

Finalmente, siguiendo esa dinámica de contraofensiva, el 28 de mayo nombró a Villar jefe de la Policía Federal, y en reunión privada le ordenó ‘mano dura’ con el terrorismo. Villar pasaría a colaborar, y tal vez a dirigir, con la Alianza Anticomunista Argentina que operaba desde noviembre de 1973.

Resumiendo: la importancia histórica del ataque a la Guarnición de Azul consistió en haber sido el desencadenante de una doctrina contraterrorista del Estado (Aniquilación... Exterminio... con la ley o fuera de la ley) que alcanzaría su mayor intensidad durante los gobiernos militares de El Proceso.

Radiograma G-6777 132/74 enviado por el presidente Perón a la Guarnición de Azul.

Buenos Aires, lunes 21 de enero de 1974.

Señores Jefes, Oficiales, Suboficiales y Soldados

Como comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y soldado experimentado luego de más de sesenta años de vida en la Institución, quiero llegar directamente a ustedes para expresarles mis felicitaciones por el heroico y leal comportamiento con que han afrontado el traicionero ataque de la noche del sábado 19 de enero de 1974. Los ejemplos dados por los jefes y oficiales que han llegado hasta ofrendar sus vidas, tuvo [sic] la misma repercusión en los suboficiales y soldados que ─con su valentía y espíritu de lucha─ repelieron la agresión, con la colaboración de la Armada y la Fuerza Aérea. Quiero asimismo hacerles presente que esta lucha en la que estamos empeñados es larga y requiere en consecuencia una estrategia sin tiempo. El objetivo perseguido por estos grupos minoritarios es el pueblo argentino, y para ello llevan a cabo una agresión integral. Por eso, sepan ustedes que en esta lucha no están solos, sino que es todo el pueblo el que está empeñado en exterminar este mal, y será el accionar de todos el que impedirá que ocurran más agresiones y secuestros. La estrategia integral que conducimos desde el gobierno nos lleva a actuar profundamente sobre las causas de la violencia y la subversión, quedando la lucha contra los efectos a cargo de toda la población, fuerzas policiales y de seguridad, y si es necesario de las Fuerzas Armadas. Teniendo en nuestras manos las grandes banderas o causas que hasta el 25 de mayo de 1973 pudieron esgrimir, la decisión soberana de las grandes mayorías nacionales de protagonizar una revolución en paz y el repudio unánime de la ciudadanía harán que el reducido número de psicópatas que va quedando sea exterminado uno a uno para el bien de la República. Vaya mi palabra de consuelo para los familiares que perdieron a sus seres queridos, de aliento para los heridos y de esperanza para las familias del Coronel GAY y Teniente Coronel IBARZÁBAL. Tengan la certeza de que todo el poder del Estado está siendo empleado para lograr su liberación. Quiera Dios que el heroico desempeño de todos ustedes nos sirva siempre de ejemplo.

JUAN DOMINGO PERÓN
Presidente de la Nación

Velatorio del coronel Camilo Arturo Gay y su esposa

La hija de ambos, Patricia (14 años), vio como ametrallaban a su padre y luego ejecutaban a su madre con un disparo en la cabeza. Cayó en una severa depresión que nunca pudo superar, y se suicidó el 5 de octubre de 1993
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