jueves, 18 de febrero de 2010

ERP: Batallón de Arsenales 601





Jorge Fernández Zicavo

23 de diciembre de 1975. Monte Chingolo, Lanús, Prov. de Bs. As.
Gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón.

Poco antes de morir Perón (01.07.1974), las dos principales organizaciones terroristas implicadas desde 1969 en una guerra revolucionaria contra el Estado para implantar un régimen socialista totalitario de partido único, perdieron (las ya de por sí ínfimas) simpatías o apoyos de obreros de algunas fábricas, y de pobladores de "villas miserias" a los que regalaban camiones con alimentos, ropa y calzado previamente "expropiados".

Este aislamiento político y social, que supuso el fracaso de su primer objetivo estratégico (ser vanguardia política y militar del pueblo), quedó sentenciado en dos sucesos que acelerarían su derrota.

a-
El llamamiento público hecho por Perón, para "exterminar uno a uno a los psicópatas y terroristas criminales", tras el ataque del ERP a la Guarnición de Azul el 19 de enero de 1974.

b-
La ruptura de Perón y MONTONEROS el 1º de mayo de 1974 en la Plaza de Mayo, donde les llamó "infiltrados, traidores y mercenarios".

Además de esta derrota política, el ERP y MONTONEROS debieron soportar durante 1974 y 1975 el accionar de la Alianza Anticomunista Argentina o ‘Triple A’.

Esta combinación de aislamiento político y sangría de bajas a manos de la ‘Triple A’ propició que los montoneros pasaran a una fase prevista para más adelante: crear un ejército guerrillero regular que disputara al Ejército el control del territorio nacional.

MONTONEROS partió desde cero y tarde. Su primera y única operación militar fue el fracasado ataque al Regimiento de Infantería de Monte 29, en Formosa, el 5 de octubre de 1975. Para el ERP, el inicio de un frente de guerra rural en Tucumán a mediados de 1974, y el ataque al Batallón de Arsenales 601 de Monte Chingolo, supusieron un salto cualitativo por la cantidad de efectivos empleados, pero ya había efectuado cinco importantes ataques a unidades del Ejército.

Preparación

Antes del Batallón 601 de Monte Chingolo, el ERP había atacado el Batallón de Comunicaciones 141, en Córdoba; el Comando de Sanidad, en Capital Federal; la Guarnición de Azul, en la provincia de Buenos Aires; la Fábrica Militar de Explosivos, en Córdoba, y el Batallón de Arsenales 121, en Santa Fe. La continuidad de los ataques no dejaba lugar a dudas: el marxista PRT-ERP había declarado la guerra al Ejército de la Nación.

En algunos casos fracasaron. En los restantes consiguieron apoderarse de 760 armas: lanzagranadas, ametralladoras, fusiles de asalto, subfusiles y pistolas. En estos ataques murieron siete oficiales y varios suboficiales y soldados del Ejército, así como oficiales, suboficiales y agentes policiales.

El ataque al Batallón de Arsenales 601 comenzó a diseñarse en agosto de 1975 bajo la supervisión del jefe del Estado Mayor, Juan Eliseo Ledesma, pero en medio de discusiones en el Buró Político del PRT, porque algunos opinaban que la magnitud de la operación superaba las posibilidades de la Organización. Finalmente, se impuso el criterio defendido por el comandante Mario Roberto Santucho, en base a tres argumentos:

1-El botín que capturaran permitiría armar columnas obreras que, según él, saldrían a ‘parar el golpe de Estado’ que se consideraba inminente.

2-Reforzarían notablemente su armamento en Tucumán con cañones sin retroceso, morteros y ametralladoras antiaéreas que permitirían derribar helicópteros y los aviones Pucará.

3-Por último, se potenciaría la imagen del ERP ‘ante las masas’, y se levantaría la moral de una militancia aterrorizada por la ‘Triple A’ y desmotivada por el fracaso de la guerrilla tucumana.

La captura de Ledesma y otros 13 miembros de Logística, más las sospechas sobre el ‘Oso’ Ranier (un infiltrado del Ejército que luego ejecutaron), aconsejaban suspender la operación, pero, dada la situación (asfixiados por la ‘Triple A’, y prácticamente aniquilado el frente rural de Tucumán en octubre) Santucho decidió arriesgarse a un todo o nada. Según la información disponible, en el Batallón había 20 toneladas de armas. Un botín irresistible.

Orden de batalla del ERP
Planificación y jefatura operativa: Benito Urteaga.

El grupo de asalto (Compañía ‘Guillermo Rubén Pérez’) se componía de 80 efectivos armados con FAL, ametralladoras MAG y lanzagranadas. En la “villa miseria” cercana se establecería el puesto de mando con 40 efectivos de reserva y 10 francotiradores con miras telescópicas. Otros 40 efectuarían ataques de distracción al Regimiento de Infantería 7 de La Plata y a las Brigadas Regionales de la policía en Quilmes, Avellaneda y Lomas de Zamora; y 30 más, formarían puntos de contención en rutas y puentes para impedir la llegada de refuerzos. Otros 20, se ocuparían de robar y conducir los vehículos necesarios y de las postas sanitarias. En total, un mínimo de 220 combatientes encuadrados en el recién creado Batallón ‘José de San Martín’. Sería la mayor operación de guerrilla urbana de Argentina y de América Latina.

Orden de batalla del Ejército
El Ejército, que en las últimas horas había recibido la confirmación de que el objetivo sería el Batallón de Monte Chingolo y que el ERP lanzaría gran cantidad de combatientes, decidió asestarles un golpe demoledor. Para ello utilizaron la estratagema de ‘velo y engaño’. Establecieron un anillo de seguridad exterior oculto que no se desplegaría hasta comenzar los combates, momento en que los guerrilleros de contención y apoyo situados en rutas y puentes, quedarían entre dos fuegos. Asimismo, en el interior del Batallón se emplazaron ametralladoras bien camufladas y se eliminaron algunos puestos de guardia habituales para estimular a los atacantes. Por último, se dispuso que otras fuerzas permanecieran en estado de alerta para movilizarse en pocos minutos y rodear el Batallón y la villa. Estas fuerzas estaban integradas por tropas del Regimiento 3 de La Tablada y el 1 de Palermo; el Batallón 3 de Infantería de Marina y helicópteros y efectivos de la Policía Federal y bonaerense. En definitiva, habían preparado la defensa con la proverbial minuciosidad de un Ejército profesional: los atacantes serían aniquilados. El jefe del Batallón era el coronel Abud, y subjefe el mayor Barczuk.

La batalla
Dada su duración y multiplicidad de escenarios (Batallón, rutas, puentes y comisarías atacadas) resumiremos los datos esenciales.

Según el ERP, el combate dentro del Batallón comenzó a las 18:50 y finalizó a las 21:30, lo cual da una idea de su intensidad y justifica que por su duración, efectivos, armas empleadas y número de bajas pueda hablarse de una batalla. Fue un infierno de sangre, gritos, incendios y explosiones bajo la luz de bengalas y reflectores de los helicópteros que barrían el terreno con sus MAG. "Parecía una película de los yankees en Vietnam", diría un joven teniente.

Cuando los últimos atacantes fueron abatidos, en el interior del Batallón quedaron unos 110 muertos. De los que se replegaron a la villa, sólo unos pocos pudieron romper el cerco y huir. Otro tanto les ocurrió a los pelotones de contención. Sumando los que murieron en los ataques al Regimiento de La Plata y a las brigadas policiales, el ERP tuvo unos 160 muertos. En el batallón no hubo prisioneros porque ninguno se rindió, y los heridos seguían disparando hasta morir. "Fue una operación suicida, pues sabíamos que sus jefes sospechaban una encerrona", resumió un mayor de Inteligencia.
El Ejército tuvo seis muertos:

Capitán Luís María Peruzzi, teniente 1º José Luís Espinassi, sargento ayudante Roque Cisterna y soldados Roberto Caballero, Benito Ruffolo y Raúl Sessa

Asimismo, murieron dos policías de los que desconocemos nombres y graduación; y el soldado de Infantería de Marina, Enrique Grimaldi.

Heridos: 17 el Ejército, 8 la Policía Federal y 9 la Policía de la Provincia de Buenos Aires.

El miembro del ERP, Gustavo Plis-Sterenberg, resumió en su libro Monte Chingolo, la mayor batalla de la guerrilla argentina:

"Muchos de los miembros de Inteligencia ya sabían que había un infiltrado, que ese infiltrado había entregado a tres de los principales jefes guerrilleros, quienes conocían en detalle el operativo, y que eran altísimas las posibilidades que el Ejército supiera del ataque y que los estuviera esperando. Cualquier tipo de lógica indicaba que había que suspender el ataque, porque estaba destinado al fracaso. Y ese fracaso, además, implicaba la muerte de decenas y decenas de compañeros. Pero los mandos del ERP llevaron a cabo la operación de todas maneras. ¿Por qué? A mi juicio, el ERP hizo gala una vez más de aquello que lo marcó en todo momento: una sobrestimación de sus fuerzas, errores estratégicos y una lectura equivocada de la realidad. El PRT/ERP quiso trasladar a la Argentina la Revolución Cubana con la pequeña diferencia de que Argentina no es Cuba. Y eso se aplica a varios aspectos, entre los que se cuentan las dimensiones del país (con lo que eso implica en cuanto a logística, movilidad, etc. para desarrollar una guerra de guerrillas), su composición social (el PRT/ERP insistió siempre en la ignorancia del peronismo como fenómeno de masas exclusivo -y excluyente- de nuestro país, un error que le costó demasiado caro) y que el ejército argentino definitivamente no era la banda de rejuntados que era el ejército de Batista".


Santucho, Urteaga, Gorriarán Merlo y Molina



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Para saber hasta que punto el Servicio de Inteligencia del Ejército había infiltrado al ERP y conocía hasta la fecha del ataque; así como el increíble hecho de que Santucho y otros comandantes consideraran disparatados las advertencias e indicios aportadas por su aparato de Inteligencia, puede leerse el siguiente artículo.
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El desastre de Monte Chingolo no sólo fue el último ataque del ERP a una unidad del Ejército, sino que supuso su aniquilación definitiva como fuerza urbana. Dos meses después el Ejército dio por finalizada su campaña en Tucumán, y el 19 de julio fueron localizados y muertos en el enfrentamiento Santucho y Urteaga. Ese día, el ERP dejó de existir.




Mario Roberto Santucho
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Según Clarín del 23.01.2006, fueron localizados en el cementerio de Avellaneda los restos de 49 terroristas del ERP caídos en el combate de Monte Chingolo; aunque la web El Ortiba publicó 54 nombres. Termidorianos ha verificado que todos ellos han sido dados de alta en la base de datos del Parque de la Memoria y que cada una de sus familias ha sido indemnizada con 224.000 Dólares por el gobierno Kirchner. Entre ellos figura Carlos Horacio Stanley, el soldado que ya había facilitado el copamiento del Batallón de Arsenales 121º "San Lorenzo", en Fray Luis Beltrán, Santa Fe.
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Reportaje de Canal 13 en el Batallón. Arco Iris TV

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2 comentarios:

  1. hola,creo que ustedes estaban equivocados,un pais no se cambia a sangre y fuego,sino con trabajo y educacion,respeto a sus camaradas muertos,que descansen en paz...fredi

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  2. Fredi: ¿podrias ser más claro? No entiendo a quienes te diriges con el "ustedes". Suponiendo que sea a los terroristas del ERP ¿respeto a los asesinosn y que descansen en paz? ¿y sean honrados en el Parque de la Memoria?
    No entiendo nada. Sos muy ambiguo.
    Por mí, que los terroristas enloquecidos que desataron la guerra civil empujando el país hacia un precipicio y fueron ejecutados por el contraterrorismo del Estado se pudran en el infierno. Con sus malditas madres terroristas de Plaza de Mayo que sabían en lo que andaban y no hicieron nada para impedirlo. Y encima, las degeneradas se embolsaron 250.000 dólares.

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