jueves, 30 de junio de 2011

Franco: la figura decisiva del siglo XX español




José Javier Esparza

Franco recoge simultáneamente dos herencias del XIX: la del reformismo conservador y regeneracionista –pensemos en aquel "cirujano de hierro" que Costa reclamaba– y la del pensamiento tradicional, ambas actualizadas en el primer tercio del siglo posterior. Desde esa trayectoria, Franco encabeza el Gobierno del país durante casi cuarenta años. Bajo Franco se opera la gran transformación de la nación desde un paisaje casi decimonónico hasta una modernidad plena en lo social y en lo económico, con unas amplias clases medias y un elevadísimo grado de industrialización. Desaparecido Franco, el Estado queda bajo el gobierno de las personas e instituciones por él designadas. Todo eso acontece entre 1936 y 1978, si se acepta la convención –no del todo rigurosa– de cerrar la era de Franco con la Constitución que restaura la monarquía parlamentaria. En definitiva, con Franco tienen lugar las transformaciones más importantes de la España moderna. Por eso es la figura política decisiva de nuestro siglo XX.

Reconocer este carácter decisivo de Franco no impide, por supuesto, formular valoraciones negativas. Desde una perspectiva monárquica, puede reprochársele no haber devuelto el trono a sus titulares una vez lograda la pacificación del país (pero hay que recordar que sus titulares abandonaron voluntariamente el país). Desde una perspectiva liberal, puede reprobarse que la España de Franco limitara el pluralismo de fuerzas políticas, que mantuviera un perfil tradicional en cuanto a normas y convenciones sociales y que otorgara un peso tan obvio al Estado dentro del tejido industrial (pero cabe preguntar qué fuerzas hubieran podido ser esas en el desolado paisaje de posguerra). Desde una perspectiva democrática, puede criticarse que el régimen no se preocupara por establecer cauces para la participación política de los ciudadanos, ni siquiera bajo la forma –nunca bien asentada– de la democracia orgánica (pero cabe preguntarse, aunque duela, si acaso los españoles de aquellos años reclamaban masivamente tales cauces). Desde una perspectiva socialista o comunista, como es obvio, se podrá censurar a Franco por haber frustrado la experiencia revolucionaria del Frente Popular (pero cabe preguntarse qué sistema hubieran impuesto en España los socialistas y los comunistas de haber vencido en 1939).

Inversamente, desde una perspectiva tradicionalista podrá achacarse al régimen del 18 de julio su progresivo alejamiento de las formas sociales y políticas derivadas del prístino modelo tradicional (pero cabe preguntarse si una sociedad que acababa de vivir semejante marea revolucionaria habría aceptado la propuesta). Del mismo modo que, desde una perspectiva falangista, se ha afeado a Franco su abandono de la revolución pendiente (pero cabe preguntarse si aquella revolución pendiente estaba concebida de manera que pudiera plasmarse en una práctica objetiva y realista de poder).

Todas estas objeciones de parte a la política de Franco son admisibles y pueden ser sometidas a discusión: todas ellas arrojarán luz sobre rasgos profundos de nuestra historia. Pero ninguno de estos reproches menoscaba la dimensión histórica del personaje, su cualidad de figura decisiva del siglo XX español. Y junto a las reprobaciones, sería de justicia consignar los méritos y las aportaciones objetivas, que podemos sintetizar en una sola afirmación: Franco contribuyó a resolver el tradicional "problema de España".

Desde la España invertebrada de Ortega, los principales puntos de quiebra del edificio nacional habían sido identificados con nitidez: la división entre las clases sociales, la división entre las regiones, la división entre los partidos –esa triple división que luego José Antonio recogería en un célebre discurso–. Y la superación de tales divisiones era el horizonte esencial de todo proyecto reformador. La II República fracasó trágicamente en el reto: no fue capaz de resolver la cuestión social sino por la vía violenta de la lucha de clases, no fue capaz de solucionar el problema regional sino mediante cesiones infinitas al impulso de la periferia, y no fue capaz de solucionar el problema político –doblado, por cierto, con la cuestión religiosa– sino mediante la aniquilación física del contrario.

Franco no solucionó definitivamente estos tres problemas, pero, a su muerte, el balance era incomparablemente mejor que en 1939: las divisiones sociales se habían reducido decisivamente gracias al formidable desarrollo económico, que permitió el nacimiento de una anchísima clase media; en ese paisaje social, las divisiones políticas perdieron casi por completo su tensión revolucionaria; respecto al problema territorial, nadie podrá decir que en 1975 era más grave que cuarenta años antes o que treinta años después.

Estos elementos que aquí consignamos forman parte del juicio de la Historia. Son opinables, discutibles, y nadie podrá considerar perjudicial que se sometan a debate. De hecho, ese debería ser estrictamente el lugar de Franco, casi cuarenta años después de su muerte, en la vida pública española: un objeto de estudio. Pero, por desgracia, la imagen de Franco en la España actual no tiene nada que ver con la serena ponderación del juicio histórico. Al contrario, la era de Franco y su propia persona aparecen esperpénticamente deformadas bajo una perspectiva que oscila entre la mitología de masas y el folletón sentimental, y donde el general desempeña siempre el papel tópico del Malvado por antonomasia. Sin excepción conocida, quienes hemos tratado de acercarnos a la figura de Franco y a su régimen desde una perspectiva fría, neutra, racional, hemos cosechado la reacción airada de los defensores del orden. Se diría que hemos violado un terrible tabú, como quien osa mirar a los ojos del Gran Monstruo.

Franco se nos presenta hoy, en la rutinaria vulgata de los medios de comunicación y del discurso público, como un general que dio un golpe de Estado para arrasar la legalidad republicana y que instauró un régimen fascista que oprimió violentamente a los españoles hasta el día en que el dictador expiró. Esta descripción, que es la que podría proponer cualquier bachiller relativamente adelantado (los otros ni siquiera sabrían definir el objeto), es fruto del tenaz trabajo propagandístico que ha buscado legitimar al sistema de 1978 por oposición al régimen del 18 de julio. Pero es una imagen sencillamente falsa.

Franco no dio un golpe de Estado: se sumó a él en el último momento y cuando la sublevación ya estaba en marcha. Franco no arrasó la legalidad republicana: ésta ya había sido desmantelada desde las propias instituciones de la República por el gobierno del Frente Popular, si no antes. Franco no instauró un régimen fascista: el régimen no tuvo de fascista más que ciertos aspectos litúrgicos, formales, y generalmente limitados a los años cuarenta. Franco no oprimió violentamente a los españoles: excluido el periodo de la represión de la posguerra, la oposición a Franco fue tan minoritaria que no exigió grandes despliegues represivos; mucho menores, en todo caso, que los ejecutados por los regímenes totalitarios o autoritarios que le fueron contemporáneos en Europa. Y ese es, en definitiva, el gran drama de la posteridad de Franco: el país que él gobernó ha desdibujado su figura hasta hacerla irreconocible.

¿Quién fue Franco? Esencialmente, un general que, por trágicos azares políticos, condujo a España desde una premodernidad traumática hacia una modernidad prácticamente completa. En este carácter mixto de militar y político, doblado por una mixtura paralela de reformador y conservador, se condensa toda la singularidad histórica y también individual de la persona de Franco y de su obra. Ese es su sitio en nuestra Historia.
En lo que concierne a España, es sencillamente insensato que nuestra vida pública no ose mirar de frente a su propio pasado: es como si, de algún modo, nuestra democracia se avergonzara de sí. Lo cual tal vez explica esa descabellada operación, promovida por los gobiernos socialistas de Zapatero, de retrotraer el debate público ya no a 1978, sino a 1931. De Largo Caballero a Zapatero, camino de ida y vuelta, como si tres cuartos de siglo de historia de España no hubieran existido jamás. Algo así sólo puede ocurrir en una sociedad enferma. Más exactamente: en una sociedad enferma de sí misma, como el neurótico que se mira al espejo y siente una profunda extrañeza de sí y un intenso odio de su propia imagen. Y dentro del diagnóstico, tal vez, quepa incluir ese rasgo patológico que consiste en negar quién y cómo incorporó a España a una modernidad plena. Negar, en fin, que Franco es la figura política decisiva del siglo XX español.


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18.5.2011

martes, 21 de junio de 2011

"indignados": los límites del lumpen



Horacio Vázquez-Rial

Esos simpatizantes no son pensadores ni filósofos políticos y están cansados de que todo se repita una y otra vez, como en las neurosis muy asentadas: de que la clase política se autorreproduzca ad infinitum, con idénticas características; de que los chorizos de dineros públicos campen por sus respetos; de que los banqueros olviden grandes sumas en Suiza; de que casi nadie proponga nada racional en torno de esta crisis que amenaza hacerse estructural.

Dicho esto, yo no simpatizo con los del 15-M/22-M por variadas razones:

Por estética, lo cual implica un juicio ideológico, que no racional.

Porque estoy cansado de las mismas cosas que la mayoría, pero la democracia liberal dista mucho de estar agotada, de modo que la manifestación personal me sobra.

Porque ni Marx ni yo ni nadie ha podido esperar nunca nada del lumpen, de los desclasados de todos los niveles de la sociedad: del lumpen sólo saldrá, si sale algo, lumpendemocracia, algún engendro de tendencia asamblearia, ineficaz y de corto vuelo.

Porque en ese lumpen de Sol y plazas mayores se mezclan anarquistas, okupas, chavistas, castristas, filoislamistas, antisemitas en general, izquierdistas radicales a los que ZP le parece un tibio, feministas, mendigos finos (ateos que no se arrodillan a la puerta de la iglesia).

Porque no existen los movimientos espontáneos, alguien los maneja y no sé quién es (ellos, en su mayoría, tampoco: creen que han llegado allí solos, por un amigo que los llamó, una prima de una amiga, o cualquier otra clase de relación establecida con gente a la que en realidad no conocen).

Sobre esto último: en ningún momento de la historia pasada o presente ha habido ni hay movimientos espontáneos. ¿O alguien cree en levantamientos indígenas sin un cura de la liberación que los aliente? Alguien los movilizó. Y lo hizo en la fecha adecuada, es decir, a ver si podían fastidiar las elecciones que iba a ganar y ganó de todas todas el PP. Después lo dejaron estar, sobre todo porque se iban quedando a las puertas de Esperanza Aguirre.

El domingo quisieron hacer su gran demostración de fuerza confluyendo sobre Madrid desde distintos puntos de España. No les salió gran cosa. Lo que sí demostraron es voluntad, lo que quiere decir que si, en un momento dado, se les da la subvención necesaria y se ponen a su servicio unos cuantos medios de comunicación, la pelota puede crecer.

La gran pregunta es si quien los movilizó, y quien piense movilizarlos en un futuro, podrá desmovilizarlos después, llegado el caso. Mussolini no esperaba que la Marcha sobre Roma alcanzara las dimensiones que alcanzó: el poder le llegó un minuto antes de lo esperado y, en cualquier caso, ya no hubiese podido renunciar a él, porque quién le dice que no a las masas desatadas. Se limitó a encuadrarlas a su modo.

Ahora bien, los fascistas querían un orden, nuevo pero orden. Estos lumpen, con su mezcla deletérea de restos de ideologías, si quieren un orden, no saben cuál es, si viejo o nuevo: apenas si tienen una vaga idea de lo que no quieren. Me refiero al montón: los dirigentillos medios, que por el momento no tienen nombre, saben un poco más, y hasta me atrevería a decir que saben qué deben pensar los otros. Y eso que, según me dijo una moza muy dispuesta, son la generación mejor preparada de la historia de España. ¡Y yo, ingenuo, que creía que ésa era la generación de la República, y miren ustedes cómo acabó! No me explicó esa joven audaz cómo sus coetáneos habían alcanzado ese envidiable nivel, ni cómo se logra que no se revele en los informes Pisa, para no dar envidia al personal no hispánico, supongo.

La cuestión es que ya están ahí, y pueden ser empleados para barridos y fregados, según convenga a quien tiene la clave de las movilizaciones.

Hoy arriesgaba alguien en la prensa la posibilidad de que sean la vanguardia, no esclarecida ni esclarecedora, del lumpen rebelde en formación para oponerse al futuro gobierno del PP. Es alentador, porque si estos enemigos son un recurso, es porque nadie, ni en el Magreb ni en ningún otro sitio, está masticando otro 11-M. ¿O sí?


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21.06.2011

lunes, 13 de junio de 2011

Bonafini y su Banda de los Pañuelos Blancos

Bonafini y su yerno Sergio Schoklender

El último caso de delitos inmobiliarios, financieros y fiscales llevados a cabo por la siniestra pareja de estafadores Bonafini-Schoklender que dirige la Asociación Madres de Plaza de Mayo, no es ni será la última estafa en la biografía pública de Hebe Pastor de Bonafini, pero aquí queremos recordar la mayor y primera de todas ellas; aquella estafa moral superlativa sobre la que edificó su poder político y mafioso: la supuesta ejecución de sus hijos terroristas Jorge Omar y Raúl Alfredo cuando las fuerzas militares y policiales, cumpliendo lo ordenado por decretos de un gobierno constitucional, procedieron a aniquilar a las izquierdas alzadas en armas contra la Nación argentina y su Estado.

Termidorianos ya ha reproducido documentos oficiales del Poder Ejecutivo que demuestran las muchas veces que los nombres de ambos hermanos fueron eliminados, reintegrados, y vueltos a eliminar en las caóticas y fraudulentas listas de desaparecidos elaboradas por la CONADEP; e incluso, en el Padrón Electoral.

Consideramos que en estos días, marcados por el espectacular caso Schoklender, conviene recordar el origen de la trayectoria inmoral de su socia y protectora Bonafini que el ruido de la actualidad mediática está ocultando.

Si, como admite la Subsecretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia del que depende la CONADEP, su revisada y definitiva lista de desaparecidos elaborada en 2008 (sobre la anterior del 2000), contiene errores y omisiones, Hebe Pastor de Bonafini debería convocar una conferencia de prensa para aclarar de una vez por todas si continúa afirmando que también su hijo Jorge Omar (cuya fotografía, a diferencia de Raúl, nunca se ha publicado), fue capturado y desaparecido, o si su Ausen-cia en la última lista oficial de 2008, y su Presencia en el Padrón Electoral para las elecciones Legislativas del 28 de junio de 2009, son debidas a un error administrativo.
En cuyo caso, lógicamente, debería informar si solicitó a ambos organismos que rectificaran sus bases de datos.

Sería así de sencillo.

Y de definitivo.
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http://www.desaparecidos.org/arg/conadep/lista-revisada/main.html

CONADEP: Lista Revisada de los Desaparecidos en Argentina

Revised List of the Disappeared in Argentina

En 1984, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de las Personas publicó una lista con casi 10.000 nombres de personas que habían sido denunciadas como detenidos-desaparecidos. Esta lista contiene muchos errores y omisiones, propios de la naturaleza misma de las desapariciones forzadas.

La Subsecretaría de Derechos Humanos ha retomado el trabajo de la CONADEP y recopilado una lista de casos de desapariciones forzadas confirmadas (generalmente a razón de que los familiares de las víctimas solicitaron la indemnización de parte del estado). Aunque esta lista tampoco esta vacía de errores, pensamos que es una contribución importante.

Noten que esta lista se caracteriza por sus omisiones.

Los nombres de detenidos-desaparecidos cuyas familias no pidieron el resarcimiento o que lo pidieron posterior-mente a la elaboración de la lista en el año 2000 pueden no estar incluidos

Sección alfabética Apellidos "B"

5304 5245 0 BOLZAN BERNARDO PABLO

5116 5059 0 BONAFINA DORREGO ANDRES

8308 8215 0 BONAFINI RAUL ALFREDO

2070 2051 0 BONANO LUIS RAUL

2402 2377 0 BONANO JUAN ANGEL

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jueves, 9 de junio de 2011

Izquierda reaccionaria y Relativismo cultural



Una de las señas de identidad más emblemáticas de la izquierda mundial, hoy toda ella reaccionaria tras la derrota del proyecto comunista, es su condena del pensamiento filosófico, jurídico, ético y moral elaborado en Europa durante siglos hasta culminar en las Luces de la Ilustración; periodo extraordinariamente fértil en producción de ideas vertebradas por la Razón, y por el concepto de Humanidad como valor supremo: todos los hombres y mujeres son radicalmente libres y deben gozar de derechos universales.

La izquierda reaccionaria, enemiga de la cultura occidental y cristiana por considerarla superestructura ideológica de sus dos mayores enemigos: la democracia de partidos y la economía capitalista, opone a lo que despectivamente y con ignorancia suicida llaman Euro Antropocentrismo, la defensa romántica, subliminal y suicida del "relativismo cultural".

Para las actuales izquierdas, neo-nacionalistas tras la definitiva derrota del internacionalismo marxista, todas las culturas (en la acepción antropológica y política del término) son legítimas y debemos respetar sus particularidades sin enjuiciarlas. Un concepto claramente reaccionario y tercermundista, que les lleva a condenar la noción dialéctica de Proceso y Progreso histórico, es decir, a la vida; y a reivindicar el retorno ("atrasismo") al idílico paraíso del buen salvaje alucinado por Rosseau; al imaginario hombre primitivo y pre-civilizado de la era Neardental. O tal vez más atrás, a los tiempos de los primeros homínidos, pues con estas izquierdas psicóticas que han perdido el sentido de lo Real, todo delirio es posible.

Consecuentes con la afirmación reaccionaria de que todas las culturas son legítimas, justifican los regímenes totalitarios comunistas pasados y presentes, las ablaciones de clítoris a las niñas africanas, o la "justicia" islámica que incluye la lapidación hasta la muerte de mujeres adúlteras, previa violación ritual por sus hermanos. Su padre no interviene en la orgía incestuosa, pues la progresista Sharia le asigna una función de mayor rango litúrgico: iniciar el asesinato de su hija, enterrada de pie hasta la cabeza, lanzando la primera piedra. Y no una cualquiera, sino la más grande.

Los ejemplos sobre la aberración moral de considerar iguales y legítimas a todas las culturas, y por lo tanto renunciar a condenar a las reaccionarias o denigrantes para la condición humana, son muchos y bien conocidos. Sin embargo, hay algunos que recién ahora comienzan a ser divulgados por la prensa.

Termidorianos

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La condena de los Ritos de Iniciación Sexual en Mozambique

"Las encierran en una apartada casa y las hacen de todo. Estamos luchando para terminar con esa práctica horrible". La frase es de Marie-Consolée Mukangendo, especialista en Comunicación para el Desarrollo de Unicef en Mozambique. De lo que habla Marie es de los ritos de iniciación sexual, una práctica extendida en las zonas rurales del país y que consiste en preparar a niñas para convertirlas en "mujeres". Si lo prefieren, dicho más claro, en enseñar a niñas a satisfacer sexualmente a sus futuros maridos. Las edades de las obligadas alumnas van desde los 9 a los 13 años.

"Es un tema tabú, del que es muy difícil obtener información y del que hay pocos estudios", reconocen en el Gobierno mozambiqueño a este periódico. "Los ritos de iniciación sexual son aún un secreto que perpetua el rol de que la mujer es inferior al hombre", afirma un informe elaborado por la ONU. En la práctica, una niña nacida especialmente en las provincias de Zambézia y Nampula sabe que acabará aprendiendo el temido Puxa Puxa. ¿Qué es? Su futuro valor, su precio.

Las 'madrinas' del horror

El rito consiste en apartar a una niña de la escuela y de su familia cuando tiene la primera menstruación, incluso antes, encerrarla en una casa y enseñarla sexo durante dos o tres semanas (el tiempo no está definido) para que luego no sean rechazadas por el marido. Las prácticas las dan las llamadas 'madrinas', que siguen un legado cultural que ellas también recibieron siendo niñas. "Se las prepara para extender sus labios vaginales, que deben ser grandes para dar más placer; a usar el sexo masculino e incluso una práctica llamada Othuma que consiste en dilatación vaginal", señala un crudo informe de Unicef realizado por la asociación Kula a través de diversas entrevistas en las áreas rurales. "Algunas prácticas como la dilatación vaginal comienzan desde los 8 años".

Para remarcar más este carácter de inferioridad de la mujer se la enseña también a limpiar al marido tras el acto sexual (las sábanas no deben nunca ensuciarse) y, desde luego, a estar siempre dispuesta a los caprichos del varón para que no haya rechazo. Limpiar la casa, preparar el desayuno y ser agradable con la familia del futuro marido son otras de las tareas que aprender por las pequeñas.
Angela Collet es una de las pocas investigadoras que ha realizado un informe sobre los ritos. "De lo que se trata es de mejorar el disfrute del hombre, que sienta que tiene una mujer real. A las niñas, entre otras cosas, se las enseña a elaborar un medicamento que introducirse en la vagina que aumenta el placer sexual del varón. Lo que se consigue es generarla lesiones", dice. "En este tipo de sociedades el contagio de enfermedades sexuales como el Sida crece rápidamente", explica.

El papel de las escuelas

Los informes señalan que tras el paso por los ritos viene siempre el abandono de la escuela, "algo que los padres ven con buenos ojos ya que desconfían de las enseñanzas liberales de los colegios", concluye el informe Pathfinder. "Las niñas ya no tiene confianza con los profesores ni los adultos, vienen cambiadas y apenas se relacionan con sus compañeras más pequeñas ni hablan con los mayores", explican algunos profesores entrevistados. (Un colectivo que por otro lado está especialmente señalado en las graves estadísticas que hay de abuso sexual de menores en el país. "Hay muchos casos de niñas y niños violados en la escuela por parte de los maestros", denuncia Unicef). No obstante ese no es el principal problema para el abandono escolar: "La mayoría de las niñas se casa tras la preparación sexual", dice otro estudio realizado con el apoyo de una ONG danesa.
El matrimonio es una transacción hecha por el padre que vende a su hija a cambio de bienes materiales, algo muy extendido en África. Resumiendo, la mujer tiene un precio y lo que hacen los ritos es justificarlo. Lo curioso es que ninguno de los entrevistados en los informes cree que eso tenga relación con la prostitución, que en algunas zonas es rechazada. "Son tradiciones que se mantienen hasta la edad adulta. Una viuda debe tener nada más morir su marido relaciones sexuales con su cuñado para ser purificada", recuerda Collet. Todo un tejido social que degrada a las mujeres desde que son niñas y que multiplica los contagios de enfermedades como el Sida. Las estadísticas de Unicef sobre violencia sexual y abuso de niños en Mozambique hablan por sí solas. Hay que tener en cuenta que aquí entran las zonas urbanas más pobladas como Maputo, lejos de estas áreas rurales, donde la sociedad está más avanzada:

-El 54% de las mujeres han sufrido abusos psíquicos o físicos en su vida
-El 52% de las niñas se casan antes de los 18 años
-El 17% de las niñas se casan antes de los 15 años
-El 41% de las niñas están embarazadas entre los 15 y los 19 años
-El 11% de las niñas entre 12 y 14 años están casadas o tienen una relación estable (se calcula que en torno a 700.000 menores)
-El 70% de las escolares conocen casos de profesores que han tenido sexo con alumnas a cambio de aprobados.

Toda esta cruda realidad ha hecho que el Gobierno mozambiqueño, especialmente el Ministerio de Asuntos Sociales, y asociaciones como Unicef trabajen para cambiar roles perpetuados durante siglos. "Hacemos campañas de información, visitamos las aldeas e intentamos cambiar la condena de esas niñas. Llevará tiempo". Algo que se entiende cuando se pasea, por ejemplo, por una playa de Vilankulos y se acerca una niña muy pequeña con un bebé en brazos. ¿Es tu hermano?, le preguntamos. "No, es mi hijo", responde. El bebé más pequeño sujeta algunas conchas, mientras cuesta entender que la que sujeta al recién nacido es su madre, casi un bebé también.

Javier Brandoli
Corresponsal para África
Desde Maputo, capital de Mozambique

El Mundo
Madrid
2.6.2011