lunes, 2 de mayo de 2011

Captura y Ejecución de Osama bin Laden



Termidorianos reproduce un documento que quedará en la historia de los Estados Unidos de América junto a las Declaraciones redactadas por quienes en el siglo de las Luces fundaron esa gran nación-faro de la democracia y la libertad, cuya mayor gloria y confirmación de su grandeza lo constituye el hecho de ser fanáticamente odiada por la izquierda mundial. Cada día más reaccionaria, defensora de las dictaduras comunistas que esclavizan a sus pueblos, y legitimadora de todas las bandas terroristas del planeta.

Discurso íntegro del presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama, anunciando la muerte de Osama bin Laden (1 de mayo de 2011)
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Buenas noches. Esta noche, puedo informar al pueblo estadounidense y al mundo que Estados Unidos ha llevado a cabo una operación en la que ha resultado muerto Osama bin Laden, el líder de Al Qaeda y terrorista responsable del asesinato de miles de inocentes, mujeres y niños.

Hace casi 10 años, un brillante día de septiembre se oscureció por el peor ataque que el pueblo de Estados Unidos ha sufrido en su historia. Las imágenes del 11-S se han grabado a fuego en nuestra memoria colectiva. Los aviones secuestrados sobrevolando el cielo sin nubes de aquel día, las Torres Gemelas derrumbándose en el suelo, humo negro en el Pentágono, los restos del vuelo 93 en Shanksville, Pensilvania, donde las acciones heroicas de los ciudadanos evitaron mayor destrucción...

Sin embargo, sabemos que las peores imágenes son aquellas que fueron invisibles para el mundo. El asiento vacío en la mesa. Los niños que se vieron forzados a crecer sin su madre o su padre. Los padres que nunca volverán a sentir el abrazo de un hijo. Cerca de 3.000 ciudadanos se marcharon lejos de nosotros, dejando un enorme agujero en nuestros corazones.

El 11 de septiembre de 2001, en un gran momento de dolor, el pueblo estadounidense se unió. Tendimos nuestra mano a nuestros vecinos, y ofrecimos a los heridos nuestra sangre. Aquel día, no importaba de dónde veníamos, a qué Dios orábamos, o de qué raza o grupo étnico éramos. Nos unimos como una familia americana.

Estuvimos unidos también en nuestra determinación de proteger a nuestra nación y para llevar ante la justicia a quienes cometieron este brutal ataque. Supimos rápidamente que el 11-S fue perpetrado por Al Qaeda, una organización encabezada por Osama Bin Laden, que había declarado abiertamente la guerra a Estados Unidos y se había comprometido a matar inocentes en nuestro país y en todo el mundo. Y así nos fuimos a la guerra contra Al Qaeda para proteger a nuestros ciudadanos, a nuestros amigos y a nuestros aliados.

En los últimos 10 años, gracias al trabajo incansable y heroico de nuestro ejército y nuestros profesionales de la lucha contra el terrorismo, hemos dado grandes pasos en ese esfuerzo.

Hemos detenido los ataques terroristas y fortalecido nuestra defensa de la patria. En Afganistán, eliminamos al gobierno talibán, que había dado a Bin Laden y a Al Qaeda un refugio seguro y un gran apoyo. Y en todo el mundo, trabajamos con nuestros amigos y aliados para capturar o matar a decenas de terroristas de Al Qaeda, entre ellos varios que formaron parte del 11-S.

Sin embargo, Osama Bin Laden no fue capturado y escapó a través de la frontera afgana a Pakistán. Mientras tanto, Al Qaeda continuaba operando y traspasando esa frontera mediante células repartidas por todo el mundo. Y así, poco después de asumir el cargo me dirigí a Leon Panetta, director de la CIA, para pedirle que la captura o muerte de Bin Laden fuera la principal prioridad de nuestra guerra contra Al Qaeda, aún manteniendo nuestros esfuerzos para desbaratar, desmantelar y derrotar toda su red.

Después, en agosto del año pasado, tras años de arduo trabajo desarrollado por nuestro servicio de inteligencia, creímos encontrar la pista de Bin Laden. No estaba nada claro, y ha costado muchos meses llevar a cabo esta operación. Me reuní varias veces con mi equipo de seguridad nacional y ampliamos nuestra información sobre la posibilidad de que Bin Laden estuviera escondido en algún lugar recóndito del interior de Pakistán. Por último, la semana pasada, decidí que nuestro servicio de inteligencia tenía suficientes datos disponibles y autoricé una operación para atrapar a Osama bin Laden y llevarlo ante la justicia.

Hoy, bajo mi dirección, Estados Unidos ejecutó una operación en Abbottabad, Pakistán. Un pequeño grupo de estadounidenses llevó a cabo la operación con extraordinario coraje y capacidad. Ningún estadounidense resultó herido. Se tuvo especial cuidado en evitar víctimas civiles. Después de un tiroteo, mataron a Osama Bin Laden y tomaron su cuerpo.

Durante más de dos décadas, Bin Laden ha sido el líder de Al Qaeda y su símbolo, y ha continuado planeando ataques contra nuestro país y nuestros amigos y aliados. La muerte de Bin Laden marca el logro más significativo hasta la fecha en el esfuerzo de nuestra nación por derrotar a Al Qaeda.

Sin embargo, su muerte no significa el fin de nuestro trabajo. No hay duda de que Al Qaeda continuará con sus ataques en contra de nosotros. Debemos permanecer en alerta en nuestro país y en el extranjero.

Al hacerlo, también debemos reafirmar que los Estados Unidos no está - y nunca lo estará - en guerra con el Islam. He dejado claro, al igual que el presidente Bush hizo poco después del 11-S, que nuestra guerra no es contra el Islam. Bin Laden no era un líder musulmán, era un asesino en masa de musulmanes. De hecho, Al Qaeda ha matado a decenas de musulmanes en muchos países, incluyendo el nuestro. Así que su desaparición debe ser bienvenida por todos los que creen en la paz y la dignidad humana.

Con los años, he manifestado en repetidas ocasiones que íbamos a ejecutar operaciones militares dentro de Pakistán si sabíamos que Bin Laden se encontraba allí. Eso es lo que hemos hecho. Pero es importante señalar que nuestra cooperación antiterrorista con Pakistán nos ayudó a saber dónde se escondía. De hecho, Bin Laden declaró la guerra a Pakistán y ordenó ataques contra el pueblo paquistaní.

Esta noche, yo llamé al presidente Zardari, y mi equipo también ha hablado con sus homólogos paquistaníes. Están de acuerdo en que este es un día histórico para nuestras dos naciones. Y en el futuro, es esencial que Pakistán continúe unido a nosotros en la lucha contra Al Qaeda.

El pueblo estadounidense no eligió esta lucha. Llegó a nosotros, y comenzó con la masacre sin sentido de nuestros ciudadanos. Después de casi 10 años de servicio, lucha y sacrificio, conocemos muy bien los costes de la guerra. Estos esfuerzos pesan sobre mí cada vez que, como Comandante Jefe, tengo que firmar una carta dirigida a una familia que ha perdido a un ser querido, o mirar a los ojos de alguien que ha sido gravemente herido durante nuestra lucha.

Así que los estadounidenses conocemos los costes de la guerra. Sin embargo, como país, nunca vamos a tolerar que nuestra seguridad esté amenazada, ni permanecer de brazos cruzados cuando nuestra gente ha sido asesinada. Seremos implacables en la defensa de nuestros ciudadanos y nuestros amigos y aliados. Vamos a ser fieles a los valores que nos hacen ser quienes somos. Y en noches como ésta, podemos decir a las familias que han perdido a sus seres queridos por culpa del terror de Al Qaeda: Se ha hecho justicia.

Esta noche, damos gracias a nuestro servicio de inteligencia y a un sinnúmero de profesionales de la lucha contra el terrorismo que han trabajado incansablemente para lograr este resultado. El pueblo estadounidense no ve su trabajo, ni saben sus nombres. Pero esta noche, ellos sienten la satisfacción de su trabajo y el resultado de su búsqueda de la justicia.

Damos gracias por los hombres que llevaron a cabo esta operación, ya que ejemplifican el profesionalismo, el patriotismo y una valentía sin igual de los que sirven a nuestro país. Y ellos pertenecen a una generación que ha llevado la mayor parte de la carga desde aquel día de septiembre.

Por último, quisiera decir a las familias que perdieron a uno o varios seres queridos el 11-S que nunca hemos olvidado su pérdida, ni vaciló nuestro compromiso de evitar nuevos ataques en nuestro territorio.

Y esta noche, vamos a pensar de nuevo en la sensación de unidad que prevaleció aquel 11 de septiembre. Sé que a veces no parece posible. Sin embargo, el logro de hoy es un testimonio de la grandeza de nuestro país y de la determinación del pueblo estadounidense.

La garantía de seguridad en nuestro país aún no se ha completado. Pero esta noche, volvemos a recordar que Estados Unidos puede hacer lo que se propone. Esa es la historia de nuestra Historia, ya sea la búsqueda de prosperidad de nuestro pueblo, la lucha por la igualdad para todos nuestros ciudadanos, nuestro compromiso de defender nuestros valores en el extranjero, o nuestros sacrificios para hacer del mundo un lugar más seguro.

Recordemos que podemos hacer estas cosas no sólo por la riqueza o el poder, sino por quienes somos: una nación, bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos.

Gracias. Que Dios los bendiga. Y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.

EL MUNDO
Madrid, 2 de mayo de 2011

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