sábado, 19 de noviembre de 2011
Los agravios a Julio Argentino Roca
Rafael Bulacio
Pocas figuras de nuestra historia han sido tan maltratadas en los últimos tiempos, como la de nuestro comprovinciano Julio Argentino Roca, dos veces Presidente de la República, forjador de la Argentina moderna, integrador de la Patagonia, sumando al territorio nacional millones de hectáreas que de no ser ocupadas hubieran pertenecido a Chile; gran impulsor de la educación popular a través de la Ley 1420, estadista brillante que hizo crecer al país como pocos y un hábil político que mantuvo vigencia por más de 30 años. Durante sus dos presidencias tuvieron lugar los flujos inmigratorios más grandes de nuestra historia.
Podríamos atribuir algunos episodios que desvalorizan su imagen en la actual barbarie, en la ignorancia, en el desconocimiento de la historia, en la miopía al observar el pasado; sin embargo, no se trata de un asunto nacido de la inocencia del confundido, sino de las perversas intenciones de aquellos que deforman la historia a sabiendas, pretendiendo justificar acciones del presente.
Una de las injustas acusaciones que se le imponen, es la de racismo. Porque Roca, en su célebre Campaña, llamada del Desierto, ocupó unas 20.000 leguas cuadradas habitadas originariamente por tehuelches, pero no dicen que estos fueron conquistados, mestizados y asimilados por los mapuches, provenientes de Chile.
Estos mapuches chilenos incursionaban en furiosos malones a caballo, en estancias y pueblos fronterizos, robando ganado que vendían en el país trasandino, matando colonos y tomando prisioneras a mujeres que llevaban a sus campamentos. A éstas, a las cautivas, los indios les hacían un tajo profundo en la planta del pié para impedirles huir. Además debían soportar la indignación y el odio de las mujeres de la tribu.
El horror del malón era indescriptible, y hasta la efectiva ocupación del desierto por Roca, los indios mantenían en permanente zozobra a las poblaciones de frontera asolándolas con todo tipo de depredaciones, robos, asesinatos y violaciones. Los malones provocaban el terror e impedían el progreso de los asentamientos al sur de Buenos Aires.
Pero no es el militar tucumano el primero que luchó contra los indios, sino que lo encaran ya los primeros gobiernos patrios. Juan Manuel de Rosas realizó una expedición que logró un triunfo importante en la lucha contra el indio, pero después de Caseros volvieron a las andadas.
La Ley que promulgaba la Expedición decía que la presencia del indio impide el acceso al inmigrante que quiere trabajar. Claramente deben diferenciarse los indios de los malones, de los que querían convivir pacíficamente con los blancos. No hubo racismo en Roca, sino que, como militar, cumplió con eficacia la misión que le había sido encomendada por el Congreso: acabar con los malones, con el terror, con los sangrientos y frecuentes ataques de los mapuches, que robaban y saqueaban con impunidad.
Otro aspecto que no debe ser ignorado era el peligro chileno.
El Presidente Avellaneda, al fundamentar ante el Congreso la necesidad de la Campaña, afirmaba que "ante las pretensiones chilenas se debe tomar posesión real y efectiva de la Patagonia", pero también sosteniendo que sería "justo y conveniente" destinar una parte de los territorios a ocupar para sus primitivos poseedores.
Concluido el periplo de Roca por la Patagonia, el mismo Avellaneda informaba al Congreso sobre el resultado de la expedición, preparado sobre la base del informe del propio Roca. Quien señalaba: "el indio es un excelente soldado y ha entrado a llenar el cuadro de nuestros batallones; puede ser un buen marino y actualmente se adiestran más de doscientos en las maniobras subalternas de la marinería".
No se advierte en lo expresado nada que pueda tacharse de racismo.
Lo más penoso en este agravio permanente al gran tucumano, es que en su propia ciudad de nacimiento, San Miguel de Tucumán, por decisión del Intendente y la aprobación del Concejo Deliberante se cambió un tramo de la Avda. que lleva su nombre por el del patagónico… Néstor Kirchner.
Un hecho muy lamentable por cierto.
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Periodismo de Verdad
15.11.2011
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