sábado, 16 de marzo de 2013

Cruzada roja contra el Papa Bergoglio





Jorge Fernández Zicavo

Como era previsible, pocas horas después de que el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio fuera proclamado Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, las usinas mediáticas de la izquierda mundial comenzaron a disparar su artillería pesada contra el nuevo Papa para amargarle la fiesta a esa cristiandad que tanto odian.
La excusa que utilizaron para lanzar sus ataques, obtenida en una urgente consulta a Wikipedia para saber quién diablos era ese ignoto cardenal, fue una supuesta colaboración de Bergoglio con las Juntas Militares que gobernaron la República Argentina a partir de su golpe de Estado en marzo de 1976. La actual ultraizquierda de ese país, toda ella dirigida por antiguos terroristas homicidas, sostiene que el entonces Provincial de la Compañía de Jesús pudo haber facilitado -por omisión o pasividad- la captura de dos religiosos por las fuerzas contraterroristas del Estado durante aquellos años de guerra civil revolucionaria; y que luego no hiciera gestiones para conseguir su liberación.

En la tarde del pasado miércoles 13, la prensa zurda y sus militantes-periodistas se encontraron ante una de esas bombas informativas que electrizan las redacciones y triplican las ventas; por lo cual, en pocos minutos los directores de los Medios hicieron oler sangre a sus mastines y transformaron los teclados de las computadoras en picadoras de carne.

Demás esta decir que en España el primero en iniciar lo que sin duda acabará perfilándose como una Cruzada sistemática contra este Papa y el Vaticano, fue el anticlerical-fóbico EL PAIS; un diario que durante la sangrienta semana madrileña de marzo de 2004 ya demostró las excelencias de su técnica manipuladora y golpista.

Continuando con la serie dedicada a desnudar el dispositivo político-semántico (el texto tutor: matriz, programa), que tutela o controla el trabajo de la enunciación en el discurso de las izquierdas (Camila Vallejo y Stéphane Hessel), me ocuparé (cursiva) de un texto publicado a toda prisa por el citado diario oficioso del Partido Socialista Obrero Español a las 02:53 horas del 14 de marzo en su edición digital.
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La sombra de la dictadura argentina alcanza al papa Francisco

Como enseñara el semiólogo Roland Barthes, en los “textos tutores” el título suele contener la cifra o clave de su enfoque, que en este caso es la palabra "alcanza", utilizada con una evidente intencionalidad vinculante entre la Dictadura y el Papa Bergoglio, a quién, como mínimo, el enunciado convierte en un sospechoso obligado a demostrar su inocencia.

Entradilla:
El nuevo Pontífice es acusado de haber denunciado a dos sacerdotes de la Compañía de Jesús ante el régimen militar.

Redactor:
Alejandro Rebossio
Buenos Aires
14 MAR 2013 - 02:53 CET

La supuesta colaboración del nuevo papa Francisco con la última dictadura de su país, Argentina (1976-1983), constituye el capítulo más oscuro de su vida. Organizaciones de defensa de los derechos humanos lo acusan de haber denunciado a dos sacerdotes de la Compañía de Jesús ante el régimen cuando él era provincial de esa congregación.

Establecido el texto tutor por medio del sujeto escribiente, comienza la articulación de su estructura reforzando la ya citada Sombra con lo Oscuro de su vida, y haciendo que la Supuesta sea inevitablemente contaminada por su vecina Colaboración. Como bien sabe todo psicolingüista (y publicista), el lector registrará esta última.

En cuanto a las organizaciones de defensa de los derechos humanos, es muy probable que la mayoría de los lectores españoles ignoren que estas ONG’s han sido fundadas por antiguos terroristas homicidas, y que son generosamente financiadas con los "fondos de reptiles" presidenciales obsequiados por el matrimonio de los corruptos y ex terroristas montoneros Kirchner. Y seguramente, desconocerán también las estafas llevadas a cabo por la Asociación de Madres de Plaza de Mayo presidida por la millonaria constructora de viviendas Hebe Pastor de Bonafini, notable apologista del terrorismo internacional que celebró con champagne el atentado de las Torres Gemelas y protege en Argentina a terroristas de ETA y de las FARC reclamados por la Justicia de sus países
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… Los dos curas jesuitas se llamaban Orlando Yorio, ya fallecido, y Francisco Jalics, que vive en Alemania. Ambos se habían ido a vivir a barrios de chabolas de Buenos Aires para comprometerse más de cerca con los pobres.
Pero para las autoridades de la Iglesia esa opción era mal vista. “Mucha gente que sostenía convicciones políticas de extrema derecha veía con malos ojos nuestra presencia en las villas miseria”, cuenta Jalics en su libro Ejercicios de meditación, de 1995:

“Interpretaban el hecho de que viviéramos allí como un apoyo a la guerrilla y se propusieron denunciarnos como terroristas. Nosotros sabíamos de dónde soplaba el viento y quién era responsable por estas calumnias. De modo que fui a hablar con la persona en cuestión y le expliqué que estaba jugando con nuestras vidas. El hombre me prometió que haría saber a los militares que no éramos terroristas. Por declaraciones posteriores de un oficial y 30 documentos a los que pude acceder más tarde pudimos comprobar sin lugar a dudas que este hombre no había cumplido su promesa sino que, por el contrario, había presentado una falsa denuncia ante los militares”, añade Jalics…

Estos párrafos ya asumen plenamente su función manipuladora utilizando el viejo truco de desinformar al lector; o lo que es lo mismo, jugando impunemente con las palabras, porque el prestidigitador Rebossio sabe que los lectores españoles ignoran lo que ocurrió en Argentina durante la pasada década del setenta.
¿Y qué enmascara o maquilla la frase conmovedora y generadora de simpatía, “compromiso cercano con los pobres”? Pues el hecho de que aquellos curas “comprometidos” no iban a las villas miserias (poblados de chabolas) como religiosos, sino como militantes de organizaciones armadas marxistas que, al tiempo que divulgaban un “cristianismo de liberación” justificador de la lucha armada contra el capitalismo explotador, captaban nuevos militantes.

Resumiendo el contexto: desde mediados de los años sesenta, en la Iglesia Católica latinoamericana germinó un movimiento teológico, ideológico y político que, siguiendo la estela del Papa Juan XXIII y el Concilio Vaticano II (aquel nefasto experimento de “diálogo entre cristianos y marxistas”), pretendía izquierdizar a los cristianos y cristianizar a los izquierdistas por estar convencidos de una supuesta coincidencia moral entre cristianismo y socialismo. Figuras rectoras de aquella “teología de la liberación” fueron el obispo brasileño Helder Cámara, el obispo mexicano de Cuernavaca, Sergio Méndez Arceo y el sacerdote brasileño Leonardo Boff. La muerte en combate del cura guerrillero colombiano Camilo Torres en 1966, sería la culminación simbólica de aquella izquierda eclesiástica. En Argentina esa corriente fundó en 1968 el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, uno de los cuales, Gerardo Ferrari, ingresó en la organización terrorista Fuerzas Armadas Peronistas y murió al año siguiente en un enfrentamiento armado con la policía. Otra organización de este tipo fue Cristianismo y Revolución, fundada por el ex seminarista Juan García Elorrio e integrada por sacerdotes y militantes laicos de la izquierda peronista (Carlos Ramus, Mario Firmenich, Graciela Daleo...), que más tarde fundarían la organización terrorista Montoneros; autora, hasta ser aniquilada por las Fuerzas Armadas en 1979, de unos 500 homicidios, más cientos de ataques a instalaciones militares y policiales, secuestros, etc.

En cuanto a lo dicho por el cura Jalics sobre unos fantasmagóricos “oficial y 30 documentos que le permitieron comprobar, sin lugar a dudas” las acusaciones contra Bergoglio, resulta tan descaradamente manipulador, que produce vergüenza ajena
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… Ese hombre era Jorge Bergoglio, el entonces provincial jesuita y ahora papa, según contó Yorio en una carta de 1977 al asistente general de la Compañía de Jesús que obtuvo el periodista Horacio Verbitsky en una extensa investigación. Años después, cuando la democracia había regresado a Argentina, Yorio también comentó a otros sacerdotes que Bergoglio no los había “entregado”, pero sí los había “mandado al frente” (delatado) ante los militares, según relata a EL PAÍS un testigo directo de aquella confesión.

Como seguramente el lector español de EL PAIS ignora, este Horacio Verbitsky no es un simple “periodista”, sino el ex sub-jefe del Servicio de Información Montonero, responsable por lo tanto, de centenares de atentados, secuestros y homicidios, pues todas las operaciones de la organización pasaban antes por sus manos y por las de su jefe, el también “periodista” Rodolfo Walsh, que además era un agente de la Inteligencia cubana. Conviene recordar al lector que una de las manipulaciones semánticas más cínicas y recurrentes de la izquierda argentina, es la de citar a sus militantes terroristas muertos en combate y/o ejecutados, exclusivamente por su actividad profesional, omitiendo toda mención a su “doble vida”. Siguiendo esta norma (ver listado oficial de Desaparecidos), acabarán diciendo que en Bolivia no fue ejecutado el guerrillero o terrorista Che, sino el médico Ernesto Guevara.

En la misma línea de manipulación y desprecio a la inteligencia de sus lectores, el artículo, es decir, el diario EL PAIS, se atreve a conferir la condición de prueba documental a un fantasmagórico... “testigo directo”
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… El 23 de mayo de 1976 Yorio y Jalics fueron secuestrados por la dictadura. Padecieron cinco meses en la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), uno de los principales centros clandestinos de detención y tortura del régimen. Un interrogador le dijo a Yorio que sabían que no era guerrillero pero que con su trabajo en la villa unía a los pobres y eso era subversivo, según reconstruyó Verbistky. La Iglesia argentina, cuya jerarquía colaboró con la dictadura mientras una minoría ofrecía una valiente resistencia, intercedió para que los liberasen y así fue. Ambos fueron arrojados drogados en un bañado de una ciudad cercana a Buenos Aires, Cañuelas, un 24 de octubre.

Aquí la contradicción e irracionalidad queda manifiesta una vez más por la incoherencia de sostener que la jerarquía eclesiástica que intercedía ante los generales para liberar prisioneros, al mismo tiempo colaboraba con la dictadura. Este párrafo viene a demostrar cómo la mentira o mala fe de un discurso siempre acaba enredándose en sus telarañas. Aunque esto no disminuye la eficacia del “texto tutor”, pues están concebidos para lectores que por complicidad ideológica y “pensamiento único y débil”, ya están predispuestos a dar por cierto todo su contenido.

… En el libro El Jesuita, en 2010, Bergoglio contestó a las acusaciones: “Nunca creí que estuvieran involucrados en actividades subversivas como sostenían sus perseguidores, y realmente no lo estaban. Pero, por su relación con algunos curas de las villas de emergencia, quedaban demasiado expuestos a la paranoia de caza de brujas. Como permanecieron en el barrio, Yorio y Jalics fueron secuestrados durante un rastrillaje. La misma noche en que me enteré de su secuestro, comencé a moverme. Cuando dije que estuve dos veces con el dictador Jorge Videla y dos con el jefe de la Armada Emilio Massera, fue por el secuestro de ellos”.

La justicia argentina citó a Bergoglio cuando era cardenal, arzobispo de Buenos Aires y jefe de la Iglesia argentina como testigo en el segundo juicio sobre los crímenes de la ESMA, que finalizó en 2011. Pero el ahora pontífice se excusó por su investidura de ir a los tribunales y fueron los magistrados los que tuvieron que ir a tomarle declaración en el edificio de la Curia porteña.

Otro desplazamiento subliminal del significante. Aquí, “testigo” en un juicio por crímenes inevitablemente será contaminado por “crímenes” y se desplazará hacia “involucrado”.

… Bergoglio también ha sido citado como testigo en una causa en Francia por el asesinato en (sic) la dictadura argentina del sacerdote de ascendencia francesa Gabriel Longueville. Una hermana y tía de desaparecidos pidió que además se le interrogara en Argentina por sus presuntos conocimientos sobre el robo de bebés de secuestradas por la dictadura. Bergoglio, en cambio, dice que durante aquellos años protegió, escondió y ayudó a exiliarse a perseguidos por el régimen. Claro que nunca se situó entre los pocos obispos y sacerdotes que asumieron un papel de abierta lucha contra las violaciones de los derechos humanos de aquellos años.

Nueva explotación de la ambigüedad consustancial al significante “presunto”: excelente terreno para sembrar la sombra de la sospecha sobre la víctima de una cruzada difamatoria que no ha hecho más que empezar.

En cuanto a violaciones de los derechos humanos, el firmante de la nota - y obviamente, EL PAIS que al publicarla la asume- repiten esa letanía políticamente correcta y progre, sin precisar a qué tipo o clase de humanos se refiere esta bandera de la corrompida ONU y de la prevaricadora Corte Penal Internacional. Respecto al caso argentino, si a las víctimas del terrorismo marxista, o a sus asesinos legalmente aniquilados* por el contraterrorismo de Estado. Como ejemplos de terroristas convertidos ahora en abanderados de esos derechos, puede citarse a las montoneras Pilar Calveiro y Graciela Daleo; no siendo un dato menor, el hecho judicialmente acreditado de que ambas colaboraron con los marinos de la ESMA hasta el extremo de delatar a decenas de compañeros que luego fueron ejecutados, y de realizar misiones de Inteligencia contra los exiliados en varios países de América Latina y Europa. Actualmente, Calveiro da conferencias sobre la materia en la Universidad Autónoma de México, y la Daleo coordina una Cátedra Libre de Derechos Humanos en la Universidad de Buenos Aires.
* Decreto de un gobierno constitucional, y ratificado por el Congreso de la Nación.

El “texto tutor”, en resumidas cuentas, es un texto canónico (síntesis de un amplio corpus discursivo) destinado a la difusión subliminal (recepción acrítica) de premisas ideológicas o doctrinales. Por eso mismo, su estrategia manipuladora, articulada mediante maniobras o trucos muy elementales, y groseramente evidentes cuando se los analiza, es indiferente e inmune a las contradicciones o incoherencias propias de la irracionalidad. Su savia y función no es el logos, sino la fe, en su acepción laica de credulidad.



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