sábado, 3 de diciembre de 2011

Argentina: las últimas apologías oficiales del terrorismo marxista


1 de diciembre de 2011
Tras infiltrarse entre los trabajadores docentes que se manifestaban ante la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, activistas del Partido Comunista Revolucionario que durante la década del setenta fue una organización terrorista, arrojaron piedras, baldosas y bombas incendiarias a través de las ventanas, e intentaron derribar la puerta principal.

La policía Metropolitana (sin unidad de antidisturbios) intenta disolverlos con agua desde el interior

Pero el Ministerio de Seguridad a cargo de la antigua terrorista montonera Nélida Garré, ordenó a la Policía Federal que no interviniera.
Tal medida, que puede resultar insólita en el exterior, forma parte de una "doctrina" elaborada por el ex presidente Néstor Kirchner y mantenida por la actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner; militantes universitarios de la extrema izquierda falsamente peronista en su juventud (en grupos de la "Tendencia"), y posteriormente en Montoneros: JP.

"No criminalizar las protestas sociales o sindicales en los espacios públicos". Y "en caso de acciones violentas, los manifestantes serán invitados a disolverse por negociadores civiles del Estado, pero en ningún caso las fuerzas policiales deberán concurrir al lugar de los hechos, y mucho menos, disolver o reprimir a los manifestantes mediante equipos y materiales antidisturbios tales como bastones, gases lacrimógenos o disparos de cartuchos con bolas de goma". Más aún: cuando en casos extremos deban intervenir las unidades de antidisturbios, el personal de primera línea que entre en contacto físico con los violentos no portará su pistola reglamentaria. O sea, irán desarmados. El protocolo operativo indica que si fueran atacados con armas de fuego, intervendría una segunda línea de efectivos armados con fusiles de asalto. Cuando sus compañeros ya estuvieran heridos. O muertos.

Esta "doctrina de orden público respetuosa con los derechos humanos" de los subversivos y las turbas pero no de los funcionarios policiales del Estado, permite, por ejemplo, que las violentas bandas de extrema izquierda lamadas "piqueteros", puedan cortar carreteras, calles y avenidas cobrando un peaje mafioso a los conductores. En 2010 llegaron a controlar ¡durante una semana! nada menos que los accesos al microcentro de la ciudad de Buenos Aires, sede de la Casa de Gobierno, de todos los ministerios, del Banco Central, de la Catedral y de edificios de gran valor histórico como el Cabildo, que fue declarada "zona libre de presencia policial".
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10.11.2011
Daniel Scioli, gobernador peronista de la Provincia de Buenos Aires, homenajeó a Enriqueta Estela Barnes de Carloto, madre de una terrorista ejecutada en 1977 por las fuerzas del Estado en cumplimiento del Decreto de un gobierno constitucional que ordenó aniquilar la subversión en todo el territorio nacional.


La fotografía fue tomada durante un acto en el cual se anunció que la Agencia de Recaudación de Buenos Aires (ARBA) no cobrará el Impuesto Inmobiliario a los antiguos terroristas y a sus familiares, que llamó "ex detenidos o hijos de detenidos y desaparecidos durante la última dictadura militar". Añadiendo: "como reparación histórica; y para recuperar la memoria histórica".

Y por si esta desfachatez que ignora a las víctimas mortales del terrorismo, y a los 649 militares muertos durante la guerra de Malvinas que jamás recibieron reparación histórica ni financiera alguna, no estuviera clara, el amnésico gobernador se atrevió a potenciarla: "para resarcir a quienes fueron víctimas de la dictadura, y rescatar valores que se vinculan con la necesidad de memoria, verdad y justicia que tenemos Todos los argentinos".

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Por último, y sólo por citar los ejemplos más recientes de apología oficial del terrorismo bajo el régimen Kirchner que practica terrorismo histórico-cultural de Estado, debe mencionarse el homenaje que el 15 de septiembre, el comandante en jefe del Ejército Argentino rindió a terroristas del autodenominado Ejército Montonero ejecutados durante las operaciones de la guerra contrarrevolucionaria. Y para mayor vergüenza del Ejército de la Nación, insulto a la memoria de los militares asesinados por los terroristas y a la "familia militar", la surrealista ceremonia se efectuó en un Instituto de enseñanza primaria y secundaria de carácter civil, pero fundado en 1891 por el Ejército Argentino (que lo sigue gestionando actualmente), para dar asilo y educación a niños huérfanos de padres militares.






Estas apologías oficiales del terrorismo han ocurrido en los tres últimos meses. Desde 1984, año en que la República Argentina volvió a la normalidad institucional, la suma de estas apologías en forma de plazas, placas de bronce, monolitos, monumentos, calles, avenidas, rutas, puentes, colegios, bibliotecas, salas de cine y teatro, premios literarios y museos, dedicados a los terroristas de los setenta, posiblemente supere el número de 500. La mayor justificación perversa del terrorismo de izquierda, entendido como "una trágica pero legítima herramienta de acción política", es el Parque de la Memoria erigido en la Ciudad de Buenos Aires junto al Río de la Plata e inaugurado por el presidente Néstor Kirchner. En su Memorial, que considera "mártires del terrorismo de Estado" a los delincuentes subversivos alzados en armas contra el Estado y la población civil "enemiga", se rinde homenaje a los 6.000 terroristas legalmente ejecutados durante la guerra civil por ellos iniciada.

Jorge Fernández Zicavo

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